viernes 26 de abril de 2024

LOCALES | 6 may 2020

Tema de tapa

Desborde en tiempos de contención

En Junín, más que antes y en medio de la pandemia, ha aflorado un maltrato policial evidente con abusos de poder y el silencio de la justicia. A la golpiza propinada a un comerciante y a un jornalero con “justificativos” poco convincentes y sin asidero, se suman otros casos de violencia que, llamativamente, parte de la sociedad avala.


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La comunidad de Junín ha dejado al descubierto más que nunca serias diferencias marcadas por cuestiones políticas y religiosas que, sumado a una dirigencia poco calificada para llevar adelante las cuestiones centrales, complican el presente y el futuro del distrito, en aquel objetivo esencial al que debieran aspirar sus habitantes: la felicidad y el bienestar.

En ese escenario, la pandemia parece haber escarbado en sus tierras más oscuras para desnudar cuestiones que algún iluso pensó que estaban desterradas en el caso de apelar la memoria respecto a las violaciones a los derechos humanos que sufrieran –incluso con su muerte, secuestro y vejaciones- vecinos con los que el trato era cotidiano.

Hoy asistimos en democracia y, teóricamente, en libertad, a una suerte de brutalidad por parte de las fuerzas de seguridad, que no tiene ningún tipo de justificación y, llamativamente quienes debieran condenarlas parecen mirar hacia otro lado.

Lo ocurrido al comerciante Marcelo Teilleri quien junto a su familia vivieron un calvario en su vivienda de Belgrano 1178, cuando en la medianoche del jueves 22 de abril irrumpió la policía en su casa, cuando el vecino de Junín estaba filmando para las redes sociales un musical doméstico, no cuenta con ningún tipo de justificación, salvo la del autoritarismo.

Se indicó que “un vecino” (que al parecer nunca existió) había hecho la denuncia por la “música fuerte”,  lo que valió para que un par de efectivos se acercaran a la vivienda, llamaran y luego de un intercambio de palabras con Teilleri lo golpearan, llegando luego unos 12 efectivos que ingresaron a la vivienda, donde se hallaban la esposa del hombre y sus tres nietos.

Su hijo estaba durmiendo y al oír los gritos se despertó y también fue castigado con brutalidad recibiendo heridas en su cabeza, las cuales debieron ser suturadas en el hospital, producto de los golpes propinados.

Los efectivos, además de herir a Teilleri y a su hijo, causaron terror en su esposa y nietos rompiendo diversos enseres de la casa y mostrando una violencia inusitada.

El resultado de esa violencia quedó debidamente probado ya que el comerciante debió ser trasladado al hospital donde se constató que uno de sus ojos estaba dañado severamente y tenía dos costillas fracturadas, al igual que su nariz.

Posteriormente, trascendió que un jefe policial le habría pedido “disculpas” al vecino, sin embargo, la situación resultó escandalosa debido a las formas violentas que se vienen manifestando desde la secretaría de Seguridad de la municipalidad que lideran Andrés Rosa y Luis Chami, con el aval del intendente Pablo Petrecca, quienes no brindaron ningún tipo de explicación, aun cuando las fuerzas de la oposición política se la solicitaran.

El fiscal Javier Ochoaizpuro, enterado de la situación, se trasladó a la casa de Teilleri (ya que la fiscalía está cerrada para las denuncias) y luego de una breve charla con el afectado se retiró, sin que se haya hecho pública ninguna medida judicial al respecto.

¿POR QUÉ SE DESBORDAN?

El miedo y la inseguridad de las personas y de las instituciones llevan muchas veces a la exageración.

Esta afirmación ha quedado demostrada en estos días de aislamiento obligatorio, en algunos intendentes de la zona que debido precisamente al miedo y la inseguridad propia han tomado medidas por encima de sus capacidades normativas e incluso de dudosa procedencia y efectividad.

Pero peor aún se han servido del aparato represivo del Estado para dar rienda suelta a su pseudo poderío relevante sólo frente al caos generalizado.

Y cuando debiera haber aflorado el buen criterio en las decisiones, sólo han sido las decisiones inconsultas.

Por eso no es casual que la ciudad haya quedado partida en dos o que el maltrato por parte del director de Seguridad Luis Chami, avalado por su superior Andrés Rosa, hayan sido la moneda corriente, disfrazada en la declamación de “cuidar al vecino”.

Se supo que Teilleri, a través de sus cuestionamientos públicos en las redes sociales, ha sido crítico del espacio político que supo llevar a la intendencia a Petrecca y del mismo jefe comunal, situación que jamás podría ameritar semejante brutalidad ejercida contra él, aunque no se trata de la primera que ejecuta esta gestión, que usa a la policía provincial para este tipo de tareas represivas, que los funcionarios tratan de esconder aprovechándose de la situación de la pandemia para generar miedo en la población, cuando debieran ser tiempos de diálogo y contención.

En las escuelas policiales la capacitación de los policías se concentra en la obediencia y en la disciplina, manteniendo además vigentes algunos principios de la doctrina militar de seguridad nacional, por la cual la preparación física, psicológica y técnica sigue conteniendo rasgos preocupantes que parecieran tender a  combatir al enemigo interno sin piedad alguna sobre él. Las prácticas violentas son sistemáticamente utilizadas en las instrucciones policiales.

Por lo que no se puede pretender que los policías hagan uso racional de la fuerza cuando estos han sido entrenados a través del uso irracional de la misma y menos todavía cuando los funcionarios civiles los están incitando a la violencia y, peor aún, cuando esa violencia no es controlada siquiera por el Poder Judicial.

El reconocido psicoanalista y filósofo Erich Fromm, quien falleció en 1980, en su obra “Miedo a la Libertad” expresa que “no existe en la historia humana una época tan proclive al temor, la angustia y la renuncia a la libertad como la moderna. La batería de miedos en la cual se encuentra envuelta la sociedad post-industrial con respecto al ‘terrorismo’, ‘al calentamiento global’, a la ‘mutación genética de nuevos virus’ o a ‘los desastres naturales’ se presenta como un terreno fértil a la indagación y a la auto-reflexión”.

En ese escenario, resulta preocupante que el gobierno municipal continúe su escalada de violencia contra sus propios vecinos y más aún que una parte de la comunidad lo consienta, cuando se trata de situaciones injustificables, que deben terminar de una vez por todas, como si se tratara de tiempos en los que se hace evidente aquel “Dejar hacer, dejar pasar” (laissez faire, laissez passer), frase atribuida a los teóricos fisiócratas franceses del siglo XVIII.

CASOS RECURRENTES

Marcelo Teilleri ya había recibido amenazas el año pasado por sus críticas a la gestión de Cambiemos y Pablo Petrecca, pero no esperaba semejante paliza por parte de la policía ingresando a su propia casa.

Este episodio se suma a la golpiza que le propinaron al jornalero Mauricio Rosas, de 33 años, a fines del pasado marzo, que había sido encarcelado por “incitar a saqueos” algo que nunca pudieron probar desde la Secretaría de Seguridad a cargo de Rosa y Chami, aunque los dos se hicieron presentes para la foto en el momento del ingreso del jardinero esposado a dependencias policiales.

En una maniobra de “cyberpatrullaje”, realizada por el área comunal, que ni aun en cuarentena puede parar los robos, puede observarse que el hombre estaba preocupado por su situación personal y familiar, al tener imposibilitado el ejercicio de sus tareas. Por esto, hasta consultó respetuosamente al intendente Petrecca en su Facebook, quien le informó que el corte de pasto no estaba incluido en las actividades permitidas y por ese motivo luego lo criticara públicamente, por lo que terminó encarcelado.

Vale recordar que el año pasado cuatro referentes del Partido Obrero fueron detenidos por más de 14 horas por hacer una pintada en una pared con motivo de las elecciones, tras una fuerte intervención de Chami y la toma de declaraciones por parte de Ochoaizpuro que luego terminó liberándolos.

Otro hecho de “espectaculares ribetes”, tuvo el despliegue y abuso realizado con las topadoras hace apenas más de un mes en el barrio cercano a la alcantarilla de la calle Chile, donde si bien Chami había indicado que se vendían drogas, luego no pudo sostener evidencias que permitieran justificar los destrozos y la alteración de la paz social que se causaron con las amenazas de tirar abajo las viviendas humildes de gente en situación de vulnerabilidad.

Del mismo modo vale recordar que hace unos días falleció un joven por chocar su moto contra un terraplén de tierra que se hizo de apuro, sin señalizar, para dividir intempestivamente la ciudad sin otra explicación que el capricho del funcionario, que ha aprovechado cada situación de anomia para abusar de poder.

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