viernes 26 de abril de 2024

LOCALES | 8 may 2020

En la mira

Junín: delincuentes con barbijo

Continuar reclamando represión para tener el control, deja al desnudo que lo que siempre le ha interesado a la gestión municipal no ha sido la seguridad del vecino, sino el poder sobre él.


El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, estuvo de visita en el municipio y el Hospital Interzonal como emisario del Gobernador Axel Kiciloff, según fue manifestado por el propio intendente local, Pablo Petrecca.

En conferencia de prensa, las preguntas rondaron casi en forma unánime respecto al control policial que se debe ejercer sobre los vecinos en tiempos de pandemia, dejando de lado las cuestiones relacionadas con la seguridad propiamente dicha y que son males endémicos del distrito, tales como los robos, los arrebatos, la violencia de todo calibre, la falta de personal capacitado, la escasez de patrullas. En fin, la carencia de un proyecto claro y preciso que dé cuenta además del uso que se le da al dinero recaudado por parte de la tasa de seguridad y los ingresos provinciales.

La imagen dada por los funcionarios locales hoy y en los últimos días, pidiendo casi de rodillas presencia policial para cuidar a “los buenos”, da pistas como para considerar que estamos frente a una dirigencia temerosa que no sabe cumplir sus responsabilidades, que hace agua a la hora de administrar y que profesa la cultura del rigor, creyendo que desde un puesto de “iluminación” deben conducir a una horda de simios que requiere de la violencia para comportarse y que ello puede ser logrado únicamente a través de la represión estatal.

Una interpretación acerca de la comunidad que, para la mayoría adulta y responsable de sus actos, puede resultar una afrenta a su intelecto, aunque no faltarán quienes seguirán sugiriendo “al otro” se lo tenga sometido.

La policía bonaerense, cuestionada hasta el hartazgo y sin poder remontar esa imagen negativa que cosechó merced al personal corrupto que pasó por sus filas, no es actualmente el mejor ejemplo para controlar situaciones generadas por funcionarios infradotados en capacidad de gestión que no ponen reparos por ejemplo en dividir a una ciudad en dos, sin considerar las necesidades básicas, o que salpican de cloro los automóviles, como salpican de discriminación a los barrios más pobres, aprovechando la pandemia para sitiarlos.

Cuidar que nadie viole normas impuestas por intendentes feudales, no es más que promover por la fuerza medidas sin sentido, que no hacen más que copiar de forma burda las situaciones de otros espacios geográficos que explotan de gente y de hacinamiento.

Que la comunidad de Junín, esta suerte de “delincuentes con barbijo”, necesite ser vigilada por la policía para que no viole medidas de aislamiento y que haya que usar la fuerza para ello, resulta un contrasentido para quienes declaman “cuidar al vecino”.

Después de casi 50 días de confinamiento inédito, continuar reclamando represión para tener el control, deja al desnudo que lo que siempre le ha interesado a la gestión municipal no ha sido la seguridad del vecino, sino el poder sobre él y en tiempos de libertad, es una fórmula escandalosa.

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