viernes 26 de abril de 2024

LOCALES | 26 oct 2020

Editorial

La dirigencia agraria formó su partido a cambio de sus valores

El caso Etchevehere deberá esperar hasta el miércoles o jueves para definirse, salvo que los “defensores de la República” no acaten a la autoridad judicial. La Mesa de Enlace una vez más, como un bochornoso espacio y alejada de sus bases.


Por: Redacción Semanario

Y “el Campo” lo hizo de nuevo, con una dirigencia devastada en lo intelectual e ideológico, la Mesa de Enlace terminó por emitir un comunicado apoyando a Luis Etchevehere frente a la polémica de índole familiar que se tramita en Entre Ríos.

En un comunicado que tiene más olor a compromiso que a convencimiento hizo un “llamado para que la Argentina transite por el camino del respeto a la Constitución, las leyes, el orden y la paz social”.

Olvidando que fue por orden de un juez que se dieron los hechos en el campo del ex ministro de Macri y por una disputa de la herencia, los representantes de la Sociedad Rural Argentina, CRA; Coninagro y Federación Agraria, se olvidaron de la división de poderes y plantearon que se trata de una “irrupción en la propiedad privada sin claridad en sus derechos y de manera prepotente pone en crisis la seguridad jurídica, precipitando una crisis institucional, mostrando un Estado y una Justicia complaciente, que no conduce a la solución”.

Quiere decir que quienes se embanderaron en las marchas como defensores de la República, ahora pusieron por delante su reclamo dudando del poder Judicial. Vaya contrasentido.

Mostrando a la claras que la justicia existe cuando los favorece, pero no funciona cuando consideran que falla en su contra. En realidad un apotegma del que suelen aferrarse los grupos que tienen algún poder en nuestro país.

Ahora, aceptada la apelación, otro juez deberá determinar cómo sigue la novela entre “la Dolores” y “el Luis”, mientras el resto de la dirigencia sea local, nacional o provincial, sigue ensayando teorías de conspiración bien podrían servir de libreto a los espías comunistas.

En este marco de cosas, el “Campo” aquel que alguna vez pidió el apoyo del resto de la sociedad, intenta hacer fuerte a su “espacio partidario”, apéndice de Juntos por el Cambio, mientras los productores de alimentos que llegan a la mesa de los argentinos, viven al borde del quebranto, para terminar subsidiando políticamente a los de las zonas centrales que extraen granos para exportación.

Y a pesar de esta construcción política agraria que viene desde el 2008, sin lograr un punto a favor de su gente, acompasada por cuatro líderes subalternos, pierde cada vez más la participación de las bases que caen en el profundo descrédito de un grupo de autoproclamados líderes que sólo terminan defendiendo mayoritariamente  los intereses de los contratistas sojeros, mientras la pampa húmeda se hunde en desarraigo, contaminación, caída de la fertilidad y abandono de su infraestructura en general.

Y aquellos que alguna vez alentaron el “El Campo somos todos”, hoy se guardan los granos y los dólares colaborando al estallido económico, se suben a los vehículos en rechazo del gobierno elegido en forma democrática mientras en envuelven en la bandera argentina, rechazan a la Justicia que dicen defender y alientan la desestabilización y la ruptura del contrato social.

Todo ello sin un ápice de compromiso ideológico ni político, corriendo detrás del billete aunque tengan que fumigar con millones de litros de agrotóxicos a millones de sus coterráneos, sin pudor y sin miramientos para amenazar y presionar cuando ven comprometido su proceder.

Una furia que no aparece cuando queda al descubierto la eterna evasión del sector y el trabajo esclavo.

Cabe preguntarse dónde ha quedado la doctrina de la Federación Agraria Argentina apoyando  a los pequeños productores que siguen desapareciendo, al igual que la biodiversidad, los montes y las chacras.

Por dónde andarán los valores del cooperativismo que hicieron al desarrollo de tantos pueblos incluidos Junín y toda la zona.

En fin, donde ha quedado el rol que debía cumplir cada uno de los dirigentes a favor de sus productores y que hoy se lo apuestan en la timba de la política y los mercados, jugando al mejor postor a cambio de unas monedas de más, aunque con ello estén entregando, incluso, hasta la memoria de quienes los precedieron.




 

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