Por: Javier Leguizamón

Ella está ahí otra vez, paradita, calma, sonriente como la vez anterior. Como si los podios fueran algo natural. Con su 1,74m sonríe como cualquier adolescente que mira el celu, curioseando. Acaba de ganar el cruce chico en un final apasionante, compitiendo con varones que la duplicaron en edad y triplicaron en experiencia pero para ella, todo eso parece lo más normal del mundo. 

Algunos se ilusionan con esta flaquita que ´pegó el estirón’ y que no ceja en su pasión. Lucía Ferreri comenzó a nadar por elección a los cuatro años luego de perderle el miedo al agua, en el club Junín. Un día, ya con 12,  se cansó de la pileta y buscó nuevos desafíos y en la laguna, viendo entrenar a un grupo de nadadores,  encontró  su nuevo rumbo. Se acercó al profesor a preguntar tímidamente si ella también podía hacer lo mismo. “¿Puedo entrenar con ustedes?”.  En Predadores de Junín, los  más experimentados la adoptaron inmediatamente como la hermanita menor. Pero avisaron, “la chiquita nos pasa el trapo en cualquier momento”.

Y la chiquita no tardó en progresar.

Lucha viene de vencer en el ‘Cruce Chico’ de 1.200metros en la laguna de Gómez con un registro de 17’24” en un tremendo sprint final con dos caballeros que la doblaban en edad y experiencia; antes lo había hecho en la Maratón Acuática organizada por la Agrupación Atlética Los Flamencos en la prueba de 3.000mts.  Y el año pasado ‘se había dado el gusto’ de vencer -con sólo 13 años en su categoría- en el Cruce Grande, el tradicional certamen de 5.000mts de aguas abiertas del balneario municipal de Junín.  

Ninguno de sus logros es casualidad. En escasos dos años, a sus condiciones naturales le sumó convicción,  ganas y  esfuerzo. Fue vital la contención, la amistad y la seriedad del grupo orientado por Diego Cuadrado que le marca el ritmo de la rutina y corrige cada defecto.

Este año se atrevió a pegar el salto al Campeonato Argentino de Aguas Abiertas, donde pese a perder el gorro, la orientación y ser su primera incursión en un certamen de estas características, no se amilanó y con mucho carácter, debutó con un sexto lugar entre figuras, nombres y apellidos con muchas horas en el agua en la segunda fecha, en Concepción del Uruguay.

Ferreri es  una promesa para la natación de Junín. Una realidad, con mucha proyección que Cuadrado, su profesor y amigo lleva con mano firme, acompañando cada progreso.

 

Lucía entrena en doble turno, entre 5.000 y 10.000mts en el agua. Complementa su rutina con gimnasio y aspira a bajar la marca de la hora en los 5.000mts. La tercera fecha del Argentino de Aguas Abiertas en Mendoza es su próximo objetivo aunque su sueño mayor es participar en un Juego Olímpico.

Esa  adolescente casi tímida, de escasas palabras y que lentamente se va acomodando a los flashes y las preguntas de la prensa se transforma cuando ingresa al agua. Ahí dibuja los mejores trazos y dice sus mejores frases.

El profesor Sacco, todo un referente en la materia, avisó hace tiempo. Le comentó a Cuadrado que nos acostumbremos a que “Lucía ya no es de Predadores; es una nadadora de Junín, representa a la ciudad, es la chica de la ciudad”.

Lucha está cumpliendo su sueño. Lo apuntala  con una dura rutina de entrenamiento en el canal del Salado, nado contracorriente, laguna, pileta en el sindicato Empleados de Comercio, gimnasio; todo con mucho entusiasmo, propio de una atleta que disfruta lo que hace.

Tiene por delante –como entrenamiento y puesta a punto- dos cruces más en Junín: el mediano, de 2.500 y ‘el grande’, de 5.000mts. antes de meter los pies en el agua de Mendoza, el 24 de febrero en la tercera fecha del Campeonato Argentino,  una competencia que otorga puntaje para el Sudamericano a los tres primeros lugares.

Sus marcas ya despertaron la atención. Recibió llamados de Buenos Aires, donde la esperan para prepararse  a los certámenes nacionales, todo un síntoma que su potencialidad tiene mucho para dar.

Lucía Ferreri Contreras es una auténtica predadora: entra al agua y se come a los rivales.