viernes 26 de abril de 2024

LOCALES | 22 feb 2018

Tránsito mortal

Padres de Paula Aguilar: “la muerte de nuestra hija era totalmente evitable”

El 15 de enero pasado, cerca de las 18 horas, Paula Aguilar (19), hija de Gustavo y Silvia, murió arrollada por un camión Scania con acoplado en calle Vicente López y Planes, entre Coronel Suárez y 12 de Octubre.


Por: LUCIANA CAMARERO

No hay pérdida más antinatural que la de un hijo. El dolor que produce es distinto a cualquier otro, según afirman quienes acompañan a esos padres. El arrebato súbito que les produce una enfermedad inesperada, un hecho de inseguridad o un accidente de tránsito los empuja a un duelo para el que nadie está preparado. Las reacciones son tan infinitas como individuales. No existe un patrón ni una receta universal para salir adelante. Pero el acompañamiento de la familia, la escucha y el espacio necesario para llorar la pérdida física son fundamentales para los padres. La asistencia profesional, cuando se necesita, ayuda con los sentimientos de culpa, odio, angustia o temor al olvido...

El 15 de enero pasado, cerca de las 18 horas, Paula Aguilar (19), hija de Gustavo y Silvia, murió arrollada por un camión Scania con acoplado en calle Vicente López y Planes, entre Coronel Suárez y 12 de Octubre.

El transporte de carga no tenía permitido circular por el casco urbano (el horario estipulado por ordenanza es de 0 a 9.30), situación que volvió a poner en discusión la negligencia en los controles de tránsito. En rigor, a un mes del trágico hecho, cientos de vecinos denuncian a diario la circulación de estos “elefantes blancos” que se movilizan por la zona céntrica, sin respetar horarios ni prohibiciones.

En un extenso diálogo con SEMANARIO, Gustavo Aguilar y Silvia Crego, padres de la joven víctima, contaron cómo era Paula, qué recuerdan del día del accidente y desmienten información publicada por otros medios locales que, afirman, “han publicado, sin haber sido capaces de consultar las fuentes, ni haber tenido interés en acercarse a nosotros”.

A pesar de las innumerables falencias encontradas en los hechos de aquel 15 de enero, que se llevó la vida de Paula, la familia solo exige justicia pero más “en la de Dios”, como aclaró su madre. “Paula no andaba a más de 30 o 40 kilómetros en la motito esa, que es un velocípedo, una bicicleta con motor eléctrico, por eso no necesitaba carnet, ni tarjeta verde, ni nada para manejarlo”, detalló.

Paula era hija única, “la luz y los ojos de la abuela”, según su papá, porque la ayudaba en los quehaceres diarios, le hacía los mandados, limpiaba su casa y la acompañaba a la iglesia todos los domingos.

Paula era una chica especial; no la motivaba la vida nocturna. Prefería, con su grupo de amigos, salir a cenar cada vez que podía, recuerda Gustavo, con voz entrecortada y lágrimas en los ojos: “ella quería ser alguien en la vida, le faltaban sólo cuatro clases para terminar su curso de masoterapia y spa. Estaba anotada en la UNNOBA e hizo el curso de ingreso para ser licenciada en genética y se anotó para también hacer la carrera de maestra jardinera”.

Perder a un ser querido es duro, en cualquier circunstancia, pero el dolor de aquellas familias destrozadas por la muerte inesperada de un hijo, es difícil de narrar. Los padres siempre imaginan que serán ellos quienes “partirán” primero, dejando a sus hijos un futuro por delante. Pero ese imaginario, de vez en cuando, se cae a pedazos y juega una mala pasada. “Para nosotros es muy difícil vivir sin Paulita, de hecho hace un mes que no puedo hacer casi nada, hay cosas que las tengo que dejar de lado porque no puedo estar en una casa de un cliente y que se me caigan las lágrimas por un recuerdo. Sumado a eso, los dos estamos con tratamiento psiquiátrico y nos está afectando todo esto porque no podemos encarar las tareas diarias como las veníamos haciendo”, expresó Gustavo.

Silvia, por su parte, destacó el apoyo mutuo que tienen, además del sostén de su mamá, del abuelo paterno de

Paula, y de una pareja amiga que los acompaña, Alejandra y Adrián, quienes todos los días están en contacto para intentar despejarlos de la espinosa situación que están atravesando.

EL DÍA DEL ACCIDENTE

Un sobrino de Silvia y Gustavo, que estaba trabajando en la Comisaría el 15 de enero, escuchó por el handy una noticia que jamás imaginó saliera por el parlante de ese  aparato: una víctima fatal de un accidente de tránsito que él conocía muy bien. Inmediatamente avisó a sus tíos.

Los papás de Paula no fueron juntos al lugar del hecho. Silvia llegó primero, y Gustavo, que estaba trabajando, lo hizo minutos después. Lo insólito es que el personal de Asistencia a la Víctima que se había acercado impidió que ambos se juntasen en un abrazo después de haberse enterado de la peor noticia de sus vidas. “En ese momento lo que más quería era ver a mi mujer y no me dejaron arrimarme, me sacaron, me corrieron”, recuerda el papá de Paula.

Pese a expresarse con total tranquilidad, pero reflejando tristeza infinita, Gustavo comentó que “SEMANARIO es el primer medio que se acerca a hablar con nosotros. Hay un medio, de acá de Junín, que está hablando pavadas de mi hija, diciendo que Paula se chocó un automóvil y se cayó debajo del camión. Lo escribieron en el diario y lo volvieron a repetir en la radio que tienen. No sé si lo dicen porque no se informan o porque, sospecho, quieren generar una opinión pública que favorezca o no manche a fulano”.

En el mismo tono, Silvia expresa su descontento porque siente que los funcionarios y las autoridades locales tienen desprecio por la vida de sus vecinos. Después de la muerte de su hija siguen circulando camiones libremente, por zonas no permitidas para el tránsito pesado, dejando en evidencia la falta de gestión del tránsito en nuestra ciudad.  

“Se anunció con bombos y platillos el plan de colocación de más de cien cámaras de seguridad, que iban a ver hasta la marca de las gomas de los autos. Ahora, pasa un camión inmenso por el centro y ninguna cámara lo ve. Eso sí, si yo paso con el auto por Circunvalación a 64 kilómetros, me hacen una multa. O sea que las normas de tránsito acá están para recaudar, la Agencia Municipal de Seguridad Vial está para recaudar, no está para formar conciencia y para educar a la gente que anda en la calle”, expresó con indignación el padre de Paula.

Sobre el accionar de los Agentes de tránsito “hay mucho por cuestionar y dudar. Qué pasó ese 15 de enero, que el personal de seguridad vial no vio que un camión de gran porte circulaba por donde no debía”, se preguntó Gustavo.   

“Yo sospecho que atrás de todo esto hay cohechos, hay coimas –afirma. De que, de algún lado u otro, se arregló para que ‘nadie vea nada’. Agarrá un auto y parate en doble fila en cualquier lado, poné las balizas y bajate a un kiosco. Vas a ver que cuando volvés tenés un inspector al lado que te quiere hacer la multa. Tiempo de ver todo eso, tienen, pero hacen caso omiso en otros casos”.

Merece mención destacar que todos los funcionarios son empleados nuestros, que con el pago de las tasas les pagamos el sueldo y por ende debemos exigir la seguridad que nos corresponde, en todos sus aspectos.

Uno de ellos es que se establezcan las medidas necesarias para que ningún camión circule sobre zonas urbanizadas, por algo existe el tránsito pesado, y para evitar (entre tantas otras cosas) accidentes de tránsito. Como ciudadanos debemos ser conscientes de ello y tenemos que empezar a exigir que nuestros funcionarios actúen en pos del bienestar social, no solamente que nos acomoden las plazas para que queden bonitas: eso es tapar la mugre con la alfombra.

Se necesitan de manera urgente en Junín más políticas públicas en salud, educación y tránsito, sin olvidarnos que ante casos de accidentes y urgencias, a nuestro Intendente parece que no lo apresura sumar más ambulancias.

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL SÁBADO 17 DE FEBRERO 2018 

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