jueves 25 de abril de 2024

LOCALES | 21 abr 2018

Semanagro

Hay un proceso de exclusión, para eliminar al campesino

La aseveración se desprende tras la entrevista que SEMANARIO mantuvo con la antropóloga e investigadora de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), Dra. María del Carmen Valerio.


Por: OMAR MERAGLIA

María del Carmen Valerio es doctora de la Universidad de Buenos Aires en el área de Antropología Social y fue consultada por SEMANARIO con el objetivo de ahondar en las características que presenta la zona rural local y regional con relación a las cuestiones que tienen que ver con la exclusión y la probable implementación de estrategias de los gobiernos para favorecer a empresas foráneas que “disfrazan” prácticas agrícolas extractivistas tildándolas de sustentables y generando un vaciamiento generalizado del campo.

Ante ello, Valerio remarca que no es lo mismo “desarrollo rural y crecimiento económico del sector. Puede haber crecimiento sin desarrollo. En cuanto al crecimiento estamos ante variables cualitativas, en este sentido el cambio es cuantitativo, como es el aumento de la productividad”.

Docente, investigadora y extensionista de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría (FACSO) y de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), añade que “si bien el crecimiento constituye algo esencial para el desarrollo, este último se define como el aumento cualitativo y se distribuye de manera equitativa entre toda la población para mejorar el nivel y la calidad de vida sobre todo para aquellos sectores que tienen menor acceso a los bienes y servicios de calidad”. En función de ello, la socióloga considera que “específicamente el crecimiento, desde un modelo de paquetes tecnológicos y de agronegocios (agribusiness) no llega a todos los actores sociales en el ámbito rural, es decir, no tienen el capital suficiente para comprar todo lo que ofrece el mercado. Entonces estamos ante una desigualdad de condiciones para competir. Desde la perspectiva de la antropología rural hay un aspecto clave, el de territorialidad, que define la complejidad de la interacción, la diversidad y la articulación entre los sujetos sociales rurales, con acciones colectivas”.

-Si uno mira los censos realizados en las últimas décadas hay una marcada disminución de las poblaciones rurales, ¿Cuál cree que son las causas de esto?

-En este punto, estamos ante otro problema. Hay una serie de factores económicos y sociales como el levantamiento del sistema ferroviario, la tecnología que expulsa a una gran cantidad de trabajadores manuales junto a sus familias y el endeudamiento por querer tecnificar la producción.

Como consecuencia de ello se produce el despoblamiento rural o el éxodo hacia la ciudad donde pareciera que brinda todo, pero la respuesta es no, porque ofrece un corredor de la exclusión y justifica la desigualdad.

Es allí donde se rompen los lazos de solidaridad y de reciprocidad, característico del mundo rural de los peones y pequeños productores.

-En su artículo, que forma parte  del libro “Sociología del Dolor” (elaleph.com), usted se ha referido a las diferentes formas de enfermedad y muerte en el territorio rural. ¿De qué se trata puntualmente?

-Sistematizando vemos variables y factores que hacen a las diferentes formas de enfermar y morir en el ámbito rural. Por un lado la falta de trabajo, el despoblamiento y los endeudamientos llevan a extremos como es el suicidio. Por otro lado, la explotación de los recursos naturales y económicos, definidos para responder al modelo de producción dominante, problemas de la deforestación para el monocultivo a gran escala con uso de agrotóxicos. Además, del extractivismo y que dependen de la economía financiera y el uso de productos químicos que contaminan el agua y la tierra, generan un enorme impacto ambiental y en la salud.

Para lograr estas formas mercantiles de producir nos encontramos ante la apropiación de los recursos naturales, que se realizan con violencia ante los derechos humanos y de la naturaleza.

Este juego profundo trajo consecuencias de cambios climáticos como es la desertificación, inundaciones o sequías, estos aspectos también generan despoblamientos, pueblos enteros deben desplazarse hacia otros lugares lo que provoca el desarraigo, conflicto que afecta tanto a lo individual como a lo colectivo en la salud psíquica emocional como la injerencia de lo que significa la fumigación, tanto para la tierra, el agua, los productos y los actores sociales. Una situación fragmentaria, una amenaza constante, que estorba, expulsa y se los aleja hacia lugares invisibilizados.

Científicamente está comprobado que respirar un aire contaminado, estar en contacto con agrotóxicos y consumir productos manipulados, producen enfermedades como diversos tipos de cáncer, hipo e hipertiroidismo, malformaciones, pérdidas de embarazos, problemas respiratorios, de piel, entre otras. Es paradojal entonces esta interrelación entre producir para la alimentación, para un mayor ingreso de divisas y para enfermar; por ende terminar consumiendo fármacos. Corolario: enfermar y consumir medicamentos costosísimos o no tener para comprarlos.

NATURALEZA MUERTA

-Cómo se llega al contrasentido de que en un hábitat de plena naturaleza que se presupone como de mayor calidad de vida con relación a alimentación sana, aire puro, menos contaminación sonora y visual y por ende menor estrés, la vulnerabilidad de los habitantes se iguale o sea mayor que la de las poblaciones citadinas.

-El contrasentido es que el ámbito rural no está separado del urbano, son dos especificidades que tienen una dinámica compleja y contradictoria. En ambos el estrés está presente ante el encadenamiento en nombre del “crecimiento-progreso”, el cual no tiene en cuenta la diversidad y la cotidianeidad, sino que la vida de los sujetos sociales es una mercancía, por ende no hay calidad de vida.

Los sujetos rurales son tan vulnerables como los urbanos, o quizás sea mayor como bien lo planteas.

Si bien el análisis no es determinante, nos invita a debatir y reflexionar debido a las diferencias de territorio y de territorialidad si tomamos variables geográficas, donde existen lugares que -se puede decir- constituyen entornos saludables.

-¿Considera que hay exclusión? Y en ese caso, ¿la exclusión se produce de modo natural por los avances productivos o se trata de acciones premeditadas que buscan precisamente el éxodo rural?

-En el desarrollo de los cuatro interrogantes anteriores observamos un proceso de exclusión, para eliminar y fulminar. Espero haber sido clara en los cómo, para qué y para quiénes. Quizás hace un tiempo atrás se tomaba como natural que el crecimiento viniera de la mano de un modelo productivista, sin tener en cuenta el desarrollo relacional a la territorialidad.

Es premeditado porque este modelo de impacto define a lo rural como lo “atrasado” que se resiste al cambio. Lo moderno pasa por tecnificarse y creer que el ámbito rural es un sistema que debe ser tal cual las fábricas urbanas.

Entonces los estados mentales provocados por el modelo productivista a gran escala, construyen una subjetividad y un imaginario de que así debe ser y hay que “aggiornarse” para poder “ser” y “pertenecer”.

-¿Hay soluciones para esta despoblación y abandono? ¿O se trata de un proceso irreversible?

-En estos últimos tiempos observamos a través de los trabajos que hemos realizado un regreso al “campo”, entre comillas, debido a que se utiliza el término para cualquier tipo de extensión de tierras y tiene un significado simbólico fuerte, como es la vida tranquila, lo ideal y la comunidad en contraste con la ciudad.

En esta última colapsan los vínculos, las relaciones de reciprocidad y de solidaridad. Aclaro, no es lineal, porque aun siendo así también se reproducen en un entramado del tipo de relaciones que describo.  

Los datos obtenidos revelan que las personas que buscan alejarse de la ciudad buscan lugares que no tienen el impacto que anuncié en un principio, más bien pequeños poblados que han sufrido el despoblamiento y a la vez ofrecen un ambiente adecuado para dar comienzo a una vida saludable.

El mismo nos indica algo trascendente y es colocar en el plano de la lucha política colectiva el reconocimiento del otro, se trata de eliminar las desigualdades, esto reside en reconocer el espacio y los derechos.

Se trata puntualmente de abrir el candado de la tranquera que separa lo rural de lo urbano con relaciones sociales y políticas que demandan e interpelan al Estado por políticas públicas de inclusión, demostrando desde organizaciones locales, nacionales e internacionales que este modelo es demoledor.

Los tejidos de autoconfianza germinan un modelo equitativo de desarrollo para el bienestar en todos los aspectos de la vida cotidiana. Los conflictos muestran los problemas y en su singularidad es una oportunidad de realizar procesos de transformaciones de formas horizontales.

Estas acciones colectivas muestran la diversidad, la localización de los saberes. En esta trama lo colectivo permite realizar un desarrollo rural con relaciones de igualdad como son las organizaciones que trabajan en forma de red con un modelo agroecológico y biodinámico para permitir relaciones económicas, sociales y culturales de un Buen Vivir. Por eso creo que el proceso ya se está revirtiendo.

 

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