Entre los intendentes que Cambiemos tiene en la provincia de Buenos Aires viene en ascenso un creciente “fastidio” con el gobierno de Mauricio Macri. Se están sintiendo ninguneados, descuidados y, curiosidades de la política argentina, llegan a insinuar que están siendo discriminados. Creen que desde la Casa Rosada están más atentos a tener tranquilos a sus colegas del peronismo. Este “fastidio”, como define uno de los alcaldes, fue tema central de conversación durante una cumbre que la semana pasada mantuvieron cuatro intendentes oficialistas. Dos de la zona norte del Conurbano, dos del sur. Como no quieren despertar reacciones adversas del Gobierno, prefieren todavía no exponerse, pero aseguran que es algo generalizado entre todos los intendentes que Cambiemos tiene en la Provincia.

Hay dos ejes principales que explican el malestar: el recorte de la obra pública y la suba de tarifas.

El ajuste que ordenó Mauricio Macri implicará un recorte de 7.800 millones de pesos en infraestructura para la provincia.

Las obras fueron el mérito de los intendentes y están en riesgo. Hubo anuncios que no se harán, por ejemplo, para ampliar cloacas. Y promesas de campaña que quedan truncas. Los alcaldes piden gradualismo pero el recorte viene a todo o nada.

Pero en ambos casos, se lamentan por enterarse por los medios, con las decisiones ya cocinadas. “Nosotros bancamos en las crisis, somos soldados, pero que no nos ninguneen y tomen decisiones que nos afectan sin consultarnos”, resumen cerca de uno de los intendentes. Respecto a la obra pública, ya detectaron que el recorte que anunció el Gobierno, para sobrecumplir las metas de reducción del déficit fiscal, se están viendo en el territorio. “Es un recorte que no fue consensuado con nosotros, que lo decide directamente el ministerio del Interior”, se lamentan. La situación de las tarifas es la que genera más fastidio, porque son los intendentes los que tienen que estar atajando las quejas de los vecinos y buscando alternativas para morigerar la situación. Varios tuvieron que atender los casos de los clubes de barrio perjudicados. Y, además, les termina afectando también a las arcas de los municipios, como consumidores de los servicios públicos. “No tenemos interlocutor”, “no hay un ámbito de diálogo”, es la frase recurrente a la que apelan en los municipios oficialistas. Por ahora, el vínculo con María Eugenia Vidal lo siguen rescatando, ya que analizan que la falta de respuestas o el ninguneo viene de más arriba. Para algunos es enojo, para otros apenas un malestar, pero la mayoría está pidiendo que los tengan en cuenta.