sábado 27 de abril de 2024

LOCALES | 15 ene 2019

OJOS QUE VEN

Colectivos: más que vender colores importa saber los costos

Desde el municipio le ponen expectativa a la llegada del transporte público con juegos sobre diseños y gustos, cuando lo que se debe comenzar a indagar es cuál será la conveniencia de tener un servicio público con un gobierno que exalta lo privado.


Mientras la intendencia, en la persona de su jefe máximo, hace una encuesta sobre con qué rayas quieren pintar los bondis, el futuro usuario se pregunta cuánto valdrá el boleto, mientras espera que le avisen dónde puede comprar la SUBE.

El intendente Pablo Petrecca arrancó el año supervisando un colectivo que no utilizará, habida cuenta de su aversión a encontrarse de cerca con las críticas ciudadanas. Pero mientras promueve encuestas vía redes sociales para que los juninenses elijan el diseño que tendrá la pintura de los colectivos, lo que se preguntan los usuarios y no usuarios es acerca de los costos.

Precisamente, aún no fue implementado el sistema SUBE que servirá como tarjeta de pago del viaje. Dicha tarjeta tiene un valor de alrededor de 75 pesos (por el físico) a los cuales habrá que agregarle luego una carga en pesos para costear los pasajes.

¿Dónde se expenderá la tarjeta, la cargarán las agencias de Lotería Nacional tal como ocurre en CABA y Gran Buenos Aires? Pero lo más importante: ¿cuánto costará el boleto? ¿quiénes quedarán exentos o con tarifa diferencial? ¿cuál será esa tarifa diferencial?

Estos interrogantes son los que salen a la luz en las charlas cotidianas y en verdad, la gran mayoría no está pensando qué raya quedará mejor a un colectivo que –esperan- no empiece a circular con las demoras que tuvo para su (aún demorada) puesta en funcionamiento.

Aquella tarifa de 20 pesos, esgrimida hace un par de meses cuando todo el equipo Cambiemos celebró la aprobación de la ordenanza en el Concejo Deliberante, pueda quedar rezagada para cuando en verdad comiencen a circular los colectivos urbanos.

CUESTIÓN DE SUBSIDIOS

Según explicaba por estos días el diario La Nación “el traspaso del subsidio del transporte de pasajeros no sólo costará $25.000 millones al gobierno de María Eugenia Vidal”, sino además  provocará una pelea política con decenas de intendentes que administran líneas municipales de colectivos, para determinar quién pagará la diferencia entre el valor del boleto que subsidia la provincia y el valor real de la tarifa este año”.

Son $2000 millones para subsidios de líneas locales de 23 municipios del interior y según lo establece el presupuesto 2019 en Junín, el aporte provincial sería de cinco millones de pesos, cuando los primeros números prometidos hablaban del doble.

Ocurre que los juninenses, a través de su administrador, deberán pagar a la empresa el 100% de sus gastos durante el primer año, corten o no boleto.

Un boleto que, de tener subas como las anticipadas para CABA y GBA, estaría rozando los 30 pesos para Junín.

¿TODOS PONEN?

Lo que debemos tener por cierto es que cuando los funcionarios municipales nos dicen que “la intendencia hará el esfuerzo” en realidad están queriendo avisar que todos nosotros debemos ir metiendo la mano al bolsillo para pagar más gastos.

El “esfuerzo” siempre es del vecino y más aún en estas circunstancias tan azarosas, económicamente hablando. Ha quedado demostrado que la actual administración no se fija en gastos ni en despilfarro, ya que su compromiso con la gente pareciera que para ellos no pasa por ahí.

Casi dos millones de pesos mensuales deberá pagarle el municipio a la empresa de transporte.

El subsidio provincial, si bien figura en el presupuesto para 2019 y es de 5 millones de pesos, realmente cae en un sinfín de especulaciones.

Vale destacar que en una de los tantos festejos por la vuelta del transporte urbano, Petrecca había señalado que tenía el compromiso del ministro nacional Guillermo Dietrich de subsidiar los colectivos juninenses. Eso ya no existe porque el gobierno de Mauricio Macri trasladó ese paquete a Vidal y si bien se decía que la provincia aportaría más de 10 millones de pesos anuales ahora en el presupuesto aparece la mitad.

Ergo, el “esfuerzo” para sostener el necesario transporte urbano pasará a manos -como siempre- de usuarios y no usuarios.

Ya advirtió el municipio que los dineros propios para ello provendrían de multas y estacionamiento medido (entre otros), por lo cual es de esperar que el Concejo vote próximamente un aumento en las multas y que los inspectores salgan con la lupa a cazar infractores, logrando con ello un doble propósito: recolectar para la “caja colectivera” y que motociclistas y automovilistas se acostumbren al bondi. Esto último, casi impensable.

Si esto no da resultados, llegará al ámbito deliberativo alguna tasa especial destinada a solventar el transporte urbano, claro que el intendente negó esta posibilidad, aunque después de tres años administrando promesas, es muy probable que la implemente.

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