Por: Semanario

El flamante Parque Central quedó hermoso. Un nuevo espacio ganado al predio ferroviario para la gente, disfrutado por jóvenes y familias, sobre todo durante las noches cálidas de verano.

Prolijo, inaugurado hace poco, con bancos y mesas para tomar mate y hasta juegos de ajedrez, muy iluminado… el espacio contrasta fuertemente cuando se sigue avanzando por Jean Jaures en dirección hacia avenida Primera Junta.

Con claridad, podemos hablar de la dicotomía de dos mundos: la placita linda que publicita el Gobierno municipal hasta el cansancio, y el abandono, la desidia y la mugre de un mundo ferroviario que fue el mayor expositor de un país prometedor y esplendoroso. Viejas épocas.

Detrás del alambrado, a pocos centímetros de la gente que camina en las tardes templadas, asoman pastos de alturas exorbitantes, mezclados con basura arrojada al pasar y mucha suciedad.

En momentos en que el hantavirus se ha transformado en una palabra de moda, una enfermedad que pone en peligro la salud de la gente y que tiene una fácil prevención, como es la limpieza y eliminación de los roedores transmisores, sólo hay recomendaciones a los “particulares” por parte del municipio.

El mismo director de Bromatología dijo, vía gacetilla municipal: “Si el pastizal donde se esconden tiene un alto de 5 a 7 centímetros, los roedores quedan a merced de los predadores, es decir, gatos y aves, por lo tanto, el roedor se siente inseguro y se retira”.

Sin embargo, “haz lo que yo digo, más no lo que yo hago”. El municipio no corta los pastos de un predio nacional como los talleres ferroviarios ni intima a la cooperativa interior ni encarga el trabajo a los trabajadores de un viejo programa que parece, si sigue existiendo, no cumple funciones.

Lo cierto es que, más allá de las razones, no hay explicaciones válidas para tener tantas hectáreas en el centro de la ciudad, rodeando una calle muy transitada y en el corazón del promocionado complejo polideportivo Beto Mesa, esté totalmente descuidado y sea un proveedor natural de ratones para todo el vecindario.

Los habitantes del sector alertan: los ratones cruzan la calle como gatos. Van y vienen por las tuberías, por los cordones, se crían fuertes y sanos en un ambiente propicio…

Es que los yuyos más importantes se encuentran en la intersección de Jean Jaures y Primera Junta. A centímetros del Beto Mesa. A la vista de cualquier transeúnte.

Sin embargo, los funcionarios municipales ya arrancaron la campaña política y buscan pastizales con un dron en lotes propiedad de la familia de una contrincante política. Y despliegan esa política barata que los caracteriza, mirando la paja en el ojo ajeno y jamás aceptando las montañas en el propio.

Con Petrecca siempre “supervisando”, muestran las “acciones” y las “intervenciones” en distintos ámbitos. Pero en concreto, cualquier vecino puede ver una ciudad sucia y abandonada. Y ni siquiera se preocupan cuando se trata de cuestiones de salud. A pesar que estrenaron un nuevo secretario para el área, Carlos Lombardi, ex director de Salud, ex concejal y ex intendente interino de Mario Meoni, ahora reencauzado en la política hacia el lado triunfador de Cambiemos.

Los yuyos tapan el predio ferroviario: no importa a quién le corresponda, pero pongan a cortarlos de inmediato. Por la salud de todos.