sábado 27 de abril de 2024

CULTURA | 27 sep 2019

JUNIN TIENE QUIEN LE ESCRIBA

“Luna”, un cuento de Alexia Bocchini

La autora también publicó los cuentos “Juguetes Rotos”, “La Humedad en las Paredes” y “Golpes”.


La bestia de cuatro ruedas acaba de abrir sus ojos, que brillan en pleno día con la intensidad de dos lunas llenas. Su ronroneo cruel, que en nada se parece al mío, me llena de espanto. No es que sea poco común que papá la despierte, pero por alguna extraña razón, hoy siento que no son buenas noticias.

Nada es buenas noticias últimamente, al menos no para mí. Desde el incidente de ayer por la tarde, todos se comportan de la manera más inusual conmigo. Mamá no me sirve mi alimento favorito, papá no me deja sentarme con él en el sillón cuando mira por su ventana especial, esa que muestra personas en miniatura, pero no conduce a ninguna parte, y mis hermanos ya no juegan conmigo. En realidad, todos actúan como si yo fuese invisible, y no importa cuánto intente llamar su atención, ninguno parece tener una caricia o siquiera una mirada que ofrecerme.

Intrigada, observo el revuelo que invade la casa. Papá le grita a mamá para que se apure, mamá les grita a mis hermanos para avisarles que van a salir, y mis hermanos, bajando la escalera y discutiendo entre ellos, le preguntan a mamá a donde van.

―Vamos a llevar a Luna al campo del abuelo― contesta mamá.

Siento cómo se me paraliza el cuerpo por la noticia.

―¿Por qué?― pregunta mi hermana, con una nota de alarma en la voz.

―Porque se volvió mala, y es peligroso que siga viviendo con nosotros.

―Pero…

―No te preocupes ―la interrumpe mamá―. Vamos a ir a visitarla de vez en cuando, para llevarle alimento. Y cuando no podamos ir, cazará palomas. Va a estar bien.

Mi hermana parece querer protestar, pero mamá vuelve a interrumpirla.

―No pongas esa cara, vos viste lo que le hizo a tu hermano. Nos la vamos a llevar y punto.

Mi última esperanza muere cuando mi hermana agacha la cabeza en silencio. Mamá me saca de mi escondite debajo de la mesa, y no hago nada para intentar escapar. ¿De qué serviría? En su lugar, me dejo llevar hasta el interior de la rugiente bestia de cuatro ruedas.

Veo por última vez los rostros de mis hermanos: el de ella, surcado por las lágrimas; el de él, atravesado en la mejilla izquierda por una línea larga y fina que no estaba ahí ayer. Me gustaría poder pedirle perdón, decirle que no lo hice a propósito, que fue un reflejo involuntario, que si él no me hubiese hecho girar por el aire sujetándome de la cola como es su costumbre, nada de esto habría pasado. Pero en su mirada sólo veo desagrado y deseos de verme partir.

El campo del abuelo es un lugar solitario, más aún cuando mamá y papá vuelven a subir en la bestia y se alejan por el camino, dejándome atrás. Intento perseguirlos, pero van demasiado rápido y pronto los pierdo de vista.

Decidida a volver a casa, continúo el camino en soledad. La noche cae sobre los campos, pero no es un impedimento para mis ojos. Finalmente, veo el camino de asfalto por el que llegamos, y a lo lejos, aproximándose a toda velocidad, brillan los ojos de la bestia de cuatro ruedas.

Me inundan la emoción y el alivio. ¡Son mamá y papá que vuelven por mí!

Me pongo en su camino para que me iluminen los ojos de la bestia y así puedan reconocerme más rápido. La bestia y sus ojos, que lo devoran todo a su paso. Sus ojos de luz brillante, y su rugido ensordecedor.

Perfil de autora

Alexia Bocchini nació en Junín el 14 de diciembre de 1993. Estudia profesorado de inglés en el Instituto Superior de Formación Docente Nº 129. Amante de la literatura, en su tiempo libre lee y escribe. Entre sus obras publicadas se encuentran los cuentos “Juguetes Rotos” (Nuestros Cuentos, Editorial Rama Negra, 2017), “La Humedad en las Paredes” (VII Certamen Nacional de Cuento y Poesía Aída Nelva María Bertuzzi, SADE Filial Junín, 2018), y “Golpes” (Cuatro Bodas y un Funeral, Editorial Rama Negra, 2019).

 

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