viernes 26 de abril de 2024

DEPORTES | 19 nov 2019

ANIVERSARIO verde

Sarmiento 1977: aquel maravilloso campeón dirigido por Héctor Silva

El del 77 fue uno de los equipos más completos, fantásticos, armoniosos, increíbles y mejor dotado que tuvo Sarmiento en toda su historia, incluyendo a los del 63 y 80.


Por: Ismael A. Canaparo

El 19 de noviembre de 1977, en el estadio Eva Perón, Sarmiento derrotaba 4 a 1 a Berazategui, lograba su primer título profesional y ascendía a la Primera B, de la mano de Héctor Silva. Antes, el uruguayo había logrado otro ascenso, el conquistado en 1974, también en la “C”. Además, fue entrenador en la gran campaña de 1975, en Primera “B”, permaneciendo en el cargo durante 32 fechas. Finalmente, dirigió al elenco en los últimos tramos del certamen de 1985, sucediendo a Oscar Malbernat y Federico Pizarro.

Pero la obra maestra de Héctor Silva, claro está, resultó aquel formidable equipo del 77. De entrada nomás, el grupo inició un romance con la gente, que iba a prolongarse hasta el final de la campaña. Sucedió de una manera impensada, ya que Sarmiento venía de caer nuevamente en la “C”, luego de un año atroz y olvidable (1976), después de muchas temporadas de lucha y sacrificios para regresar a Primera “B”.

Lo cierto es que la antorcha de la alegría se encendió a medida que “Francho” Benito y el uruguayo Silva fueron armando el plantel, poco a poco, con más ingratitudes que alegrías. A tal grado llegó el entusiasmo de los aficionados, que en los entrenamientos previos al campeonato eran seguidos, diariamente, por centenares de personas, que se acomodaban en las tribunas para mirar los trabajos físicos y tácticos, en general de un “aburrimiento” total para los no-protagonistas. Y cuando el equipo hacía fútbol, parecía que la cancha cobijaba un partido oficial. En rigor, fue un misterio que no volvió a repetirse.

El del 77 fue uno de los equipos más completos, fantásticos, armoniosos, increíbles y mejor dotado que tuvo Sarmiento en toda su historia, incluyendo a los del 63 y 80, igualmente importantes. Claro que las comparaciones son odiosas, muy discutibles y el que arriesga un juicio de valor, se expone a opiniones diferentes. La elección se basa apenas en el análisis de la “química futbolística” del elenco que dirigió Héctor Silva y no teniendo en cuenta las repercusiones de otro suceso mayúsculo, muchísimo más trascendente, puesto que en tal caso, ¿quién dudaría en señalar con el dedo a la formación de Juan Carlos Montes, ganadora del ascenso a Primera en 1980, como el equipo de todos los tiempos?

Sin manejar la confrontación de categorías y adversarios, imposibles de medir, es indudable que ese fue un equipo inmaculado, mortífero, dotado de jugadores con una estética especial: Omar Atondo, Miguel Angel Alvarez, Jorge Benítez, Luciano Polo, Oscar Melillo, Rodolfo Pezzatti, Aldo González y otros también gravitantes, a su manera. La abundante dialéctica del fútbol como comercio del espectáculo que generan tantas páginas y tantos programas televisivos de dudosa seriedad, se ha olvidado de mostrar este singular ejemplo de belleza y autenticidad. Claro, ¿vendería? Los estímulos y las vibraciones del corazón no se compran. El del 77 resultó el ideal de cualquier hincha del tablón, cada vez más resignado a los pelotazos, a las fricciones, a los jugadores igualadores para abajo: tenía talento, tenía sorpresa, tenía gol, tenía picardía, tenía sueños, tenía sabiduría y tenía... ¡al “Patón” Atondo!

 

 

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