Consternado y ante el asedio de los periodistas, Thomsen expresó que "lamenta lo ocurrido", que los chicos "están arrepentidos" y que no quiere "abrir los ojos".
Sobre el hecho de ingresar a visitar a su hijo a una cárcel, indicó que "es algo que no tiene nombre" y que las emociones que atraviesa son como una "montaña rusa".
En tanto, un cronista le preguntó si se reprochaba algo de crianza de su hijo y el hombre respondió: "Todo el tiempo pienso en qué hice mal para que pase esto".
Sobre lo ocurrido la noche del crimen, señaló que Máximo "no se acuerda de algunas cosas, para él fue una pelea, no sabía que Fernando estaba muerto en ese momento" y añadió que el joven "dice que lo lamenta muchísimo y se larga a llorar".
Sobre la existencia de un pacto de silencio entre los rugbiers, hipótesis que maneja la defensa de la familia de Báez Sosa, Marcial señaló que "no sabe que es un pacto de silencio". Asimismo, confió que su hijo "aceptó la ayuda psicológica que le ofrecieron en la cárcel", que "dio la clave para desbloquear su celular" y aseveró que el joven "no es consciente" de la pena que puede llegar a tener. "Tengo miedo de no verlo más en libertad y puede ser", concluyó Thomsen. (DIB)