¿Y si se ocupan de las inundaciones?

Mientras los chacareros hacen asambleas “pro piquete” y el presidente del comité de la sub cuenca A1 e intendente de Junín, Pablo Petrecca, corre presuroso a pedirle al ministro de Obras Públicas de la Nación que termine la autopista de la ruta 7, los generadores de divisas y el responsable del agua de la región se olvidan de un problema central que ya los tuvo con las patas en el barro hace algunos años y otros tantos en la historia: las inundaciones.

Sabedores de las miserias de la política y la dirigencia, que están pendientes de los temas urgentes olvidándose de los importantes, SEMANARIO desde estas páginas ha llamado más de una vez la atención en estos tiempos (y lo hace una vez más) acerca de la oportunidad que representa el presente para ocuparse del tema.

Precisamente, porque la falta de previsión ha hecho a lo largo de los años que todos los “iluminados” traigan ideas renovadoras cuando estamos con el agua al cuello, pero a sabiendas de que “siempre que creció, bajó”, por lo que a nadie pareciera que le caliente lo más mínimo el futuro.

Y el futuro no siempre es venturoso y en el caso de nuestro distrito y de otros de alrededores, por el contrario, es peligroso. Peligroso porque precisamente no se ha hecho nada de lo anunciado por María Eugenia Vidal y que para quienes recorren un poco la zona, es visible la inacción por más que quiera hacerse el desentendido y seguir agitando el cartelito del “Sí, se puede”.

MANOS VACÍAS

Todos recordarán los grandes titulares en los medios locales acerca de las obras del Salado que se estaban ejecutando en tal o cual lugar, pero acá, sólo vimos el alcantarillado del puente de Lincoln.

Esta semana el equipo del gobernador Axel Kicillof remarcó que la anterior gestión dejó varias obras paradas.

El nuevo ministro de Infraestructura, Agustín Simone, ya dejó señales del nuevo perfil que se llevará a cabo en el área: cortar con el sistema de las PPP (Participación Pública Privada) y la necesidad de no paralizar ninguna obra para no afectar aún más a la economía y a la calidad de vida en los municipios.

Sin embargo, a poco más de un mes de gestión, el nuevo gobierno bonaerense analiza qué hacer con algunas obras que ni siquiera avanzaron, así como otras que ya tienen todo listo para ejecutarse. Allí hay dos obras fundamentales y que hoy por hoy representan una incógnita: qué pasa con las obras del Río Salado y las del Río Luján.

A pesar de los grandes anuncios durante la gestión de Cambiemos, el panorama es elocuente: mientras que en la primera obra mencionada sólo se avanzó con menos del 5%, las del Río Luján se encuentran en la primera fase desde hace tres años.

“Para la obra del Salado, que es un préstamo del Banco Mundial, el ejecutado real es sólo del 4,6 por ciento del préstamo total”, explicó el flamante ministro. Eso equivale a 14 millones de dólares. El resto –es decir más del 90%- no se ejecutó.

Simone dijo que la Provincia pagó 10 millones de dólares en multas por no ejecutar obras en el gobierno de Vidal.

EL COMITÉ DORMIDO

En abril del año pasado, el por aquel entonces intendente de Alem, Alberto Conochiari, criticó que el comité de la sub cuenca que preside Petrecca estuviera “inactivo”, en momentos en que volvía el conflicto por la laguna La Picasa y se quería verter agua hacia esta región.

En mayo, el intendente de Junín convocó a un encuentro en el cual sus integrantes se ocuparon de criticar a la provincia de Santa Fe por el manejo del agua, pero nada se dijo de la falta de obras en nuestra zona, ya que los “soldaditos de Vidal” estaban en campaña por las elecciones.

SEMANARIO entonces remarcaba textualmente en un artículo que llevó de título “El Salado sigue siendo una amenaza para el distrito”, que “si no es el efecto Niño con sus lluvias, lo es La Picasa con sus desvíos. Si no es el Plan Maestro del Salado, lo es el faraónico proyecto de la hidrovía continental”.

Remarcando que “lo real es que con los bolsillos pobres para inversiones, el gobierno nacional sigue mandando mensajes de que todo está maravillosamente y la naturaleza con sus cambios nos pone en alerta naranja a quienes estamos cerca de cursos de agua y para peor, nuestra economía regional mucho depende de cómo se comporten. Lamentablemente el gobierno con el objetivo de querer mostrar algo que no es, tal como nos ha acostumbrado con su metodología duranbarbista, termina causando confusión, ya que ese es –al fin y al cabo-  el objetivo final”.

En dicha nota, advertíamos que “entonces hoy, quienes hasta ahora venían haciendo la plancha en cuanto a reclamar obras efectivas en torno al Salado y más aún el tramo que pasa por dentro de nuestra geografía, saltan del sillón donde dormitaban y con un dedo acusador apuntan a las autoridades de la provincia de Santa Fe, porque ‘escucharon’ que habilitarían un canal para el drenaje de ese espejo de agua, que podría traer más agua a nuestras lagunas de Junín y zona y –suponen- que eso podría causar anegamientos e inundaciones. Vale recordar al respecto que el año pasado, para esta época (mayo 2018), el senador Esteban Bullrich y el intendente Pablo Petrecca, hablaron con autoridades de hidráulica para que liberaran agua de esa laguna santafesina para satisfacer la demanda de un pesquero de la localidad de Agustina propiedad de familiares que estarían emparentados con el concejal de Cambiemos, Manuel Llovet, todo ello con la finalidad de seguir usufructuando ese destino turístico”.

A PONERSE LAS PILAS

En virtud del escenario planteado sería importante que más allá de sus reclamos puntuales, la dirigencia agropecuaria comience a ocuparse de lo que tiene que ver con un “problemón” para los productores.

Pero no sólo se trata del perjuicio a los chacareros, sino además complica a barrios enteros de Junín ubicados a la vera del río Salado que baja de la laguna de Gómez a la de El Carpincho.

El alerta también lo es para el comité de la sub cuenca A1 y particularmente para los funcionarios de Obras Públicas de Junín, de gran discurso y escasa acción.

Con sólo abrir las estadísticas se podrá apreciar la volatilidad de las precipitaciones año tras año, lejos estamos de considerar que la región podría volver a los regímenes de hace 50 años atrás con 850 milímetros anuales, los datos demuestran cuán peligrosos para la faz productiva y social pueden resultar años donde ha llovido el doble de esa cifra.

“Quien avisa no es traidor” y quien “pega primero pega dos veces”. Igual no se trata de refranes populares, se trata de ponerse a trabajar porque tanto en el ámbito público como en las entidades privadas, los representados eligen a sus representantes para que hagan lo que deben hacer y no para que se sientan poderosos.