Hace 109 años, Sarmiento jugó su primer partido

En el rescate de los mejores momentos históricos del Club Atlético Sarmiento, no puede faltar el recuerdo del primer partido que jugó la entidad, en el mismo año de su fundación. Un detalle fundamental, que no puede dejar de mencionarse, en virtud de la trascendencia que ello implica. El historial merece eso. Recordar el puntapié inicial. Un comienzo que no pararía…

¡Ese primer partido! Cuántas nostalgias y vivencias traerán aparejado el recuerdo amarillento de aquellos cracks, cuyos nombres –todavía hoy- viven ligados estrechamente a la trayectoria honrosa y significativa del club que más campeonato ha ganado en nuestro medio, desde la fundación de la Liga Deportiva del Oeste, en 1916. Mientras las brumas del ayer va desdibujando figuras en el escenario del recuerdo, veamos dónde, cómo y quiénes fueron los protagonistas del primer encuentro que disputó Sarmiento en su dilatada acción futbolística.

En Rojas

Antes de que concluyera el mes de su nacimiento, Sarmiento fue invitado a jugar un cotejo amistoso en la ciudad de Rojas. Los testimonios recogidos mencionan que el viaje de poco más de 50 kilómetros se realizó en una “galera” con llantas de gomas, propiedad de Nicolás Gioia. Es interesante subrayar que Gioia fue un vecino juninense muy estimado, de gran trayectoria comunitaria, metido en la estima general de la gente. Valores que poco después se transformarían en verdaderos puntales de la divisa, tomaron parte de aquel inicial enfrentamiento en la vida futbolística de Sarmiento: Pincetti, Behety, Máldez, Martínez, Martignoni y De Benedetto, entre otros.

Simón Behety, una de las figuras del encuentro.

La formación

Como el detalle pertenece al cofre de los recuerdos más venerados, es oportuno destacar la formación de Sarmiento en aquella tarde memorable: Garcés; Vicente Martignoni y Wellington; Dávila Luque, Juan Martínez y Pedro De Benedetto; Dionisio Máldez, Domingo Gerosa, Juan Behety, Simón Behety y Sebastián Pincetti. El partido, de intenso y reñido trámite, quedó en poder del conjunto rojense, que se impuso por 5 a 4.

 

Jugosa anécdota

Existe una anécdota de esa tarde, que recién se dio a conocer periodísticamente en 1946, a través de amigos de Sebastián Pincetti. Hasta entonces, permanecía oculta entre los amigos del crack, que solían compartir prolongadas charlas de fútbol en una peña de amigos, con tertulias hasta altas horas de la madrugada, donde el asado era la excusa adecuada y el invitado de lujo.

Los compañeros confesaron esto: “Pincetti guarda un recuerdo personal y risueño, no del partido, sino de algo que ocurrió a su término. El presidente del club de Rojas, admirador de su juego, le hizo constante compañía hasta el momento de emprender el regreso y no tuvo mejor modo de homenajearlo que haciéndole tomar… ¡sidra! Pero resulta que Pincetti no tenía sed, sino hambre, ya que en Junín había almorzado temprano y livianito, al igual que los demás integrantes del equipo. Mientras ellos se regalaban con gruesos y apetecibles sándwiches y sendas tazas de café con leche, Pincetti los miraba desde una mesa vecina, entre ansioso y esperanzado, mientras el presidente del club rojense le daba charla y… ¡sidra!”.