Por ahora, lo único concreto que se sabe es que el intendente Pablo Petrecca busca declarar “la emergencia económica” en el distrito, acomodando las explicaciones en que la Nación y la Provincia “ya la solicitaron” antes, en el marco de la crisis provocada por la parálisis de las actividades productivas en el país.
Pero, lo que evita detallar, es qué significará esto en la práctica para los juninenses. En primer lugar, la declaración de emergencia permite al Ejecutivo municipal gastar los fondos públicos sin rendir cuentas ni explicaciones: bajo el argumento de “hacía falta” algo, podrá derivar dineros que estaban destinados a otros fines. El movimiento puede ser continuo y los vecinos ignorarían todo lo que pasa por las arcas comunales.
A partir de explicaciones oficiales, se trata de una “herramienta” para que pueda definir a voluntad sobre los gastos que se realizan, los convenios firmados y los acuerdos realizados.
Pero además, en forma muy subrepticia, ya adelantó la secretaria de Gobierno, Agustina de Miguel, que con esta emergencia el Intendente “podrá tomar ciertas medidas en cuanto a la prestación de servicios”.
En este marco, las autoridades explican que esta iniciativa está motivada en la baja de la recaudación que ronda el 40%y de la coparticipación provincial, un 60%.
¿QUÉ INCLUIRÁ?
Lo único que pudo trascender, a través del dirigente del Sindicato de Camioneros Miguel Gauna, fue que el municipio pretende reducir prestaciones de la empresa Ashira. Esto significa: menos frecuencias en la recolección de residuos y en la limpieza de las calles.
A partir del conflicto gremial desatado, el tema quedó momentáneamente archivado. Pero sería uno de los ejes fundamentales que tiene en mente el gobierno de Petrecca, dado que Ashira representa uno de los mayores gastos mensuales a afrontar.
La duda es: ¿qué otro servicio pensará reducirles a los vecinos Petrecca? Un verdadero misterio que se revelará en las próximas jornadas. ¿Será parte de los 3 millones de pesos mensuales que se le paga a la nueva empresa encargada del relleno sanitario, por ejemplo?
Porque no hay mucho de donde reducir: la recolección de montículos realizada con el personal municipal ya dejó de observar la regularidad anterior a la pandemia; no hay obras de cordón cuneta, asfalto ni ampliación de redes de gas, cloacas o agua potable; el mantenimiento de las calles de tierra es paupérrimo; los regadores casi no se ven… ya era difícil precisar dónde va a parar la plata recaudada por la Tasa de Seguridad y la que se cobra con los combustibles, que en teoría se aplicaba a mejorar la traza urbana…
Mientras tanto, preocupado por sus números y sin observar la realidad de tantísimos vecinos, y pese al indicador claro de la baja de cobrabilidad de las tasas, en ningún momento el gobierno municipal pensó en reducir los montos que cobra por los servicios. Esos mismos que quiere achicar, pero que signfican tasas que aumentaron entre un 50 y 100% a principios de año.