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LOCALES | 3 SEP 2020
OJOS QUE VEN
Un “antídoto” contra la desinformación
Petrecca pidió a los vecinos informarse con los medios “oficiales” de Junín, provocando otro desatino reñido con el acceso a los medios de comunicación pública, en momentos en que la prensa libre se transforma en baluarte para desenmascarar los ocultamientos que trae la pandemia.
Los periodistas son el “antídoto” contra la pandemia de la desinformación, según reconoció la ONU en el Día de la Libertad de Prensa, en mayo pasado.
Pero, paradójicamente, para muchos comunicadores la crisis sanitaria también ha traído mayores restricciones de las que normalmente enfrentan, e incluso ha llevado a varios periodistas a la cárcel luego de publicar reportajes sobre el Covid-19.
El nuevo informe del Instituto Internacional de Prensa (IPI) sostiene que la pandemia no solo aceleró los problemas de los periodistas para acceder a la información, sino también la violencia contra quienes informan.
Hace unos días, el intendente de Junín, Pablo Petrecca, durante una ronda de visitas a medios de comunicación locales, sorpresivamente soltó: “Pedimos a la comunidad en general que confíe en los canales de información oficiales, en los medios de comunicación tradicionales, con trayectoria, que están trabajando muy bien en este contexto”.
Y luego añadió que “la sociedad es libre de elegir por dónde se comunica, pero es cierto también que hay medios que por su trayectoria demuestran que se puede confiar en ellos”.
Esos medios de “trayectoria” son los que hoy reciben la jugosa pauta publicitaria municipal de la que nadie sabe a ciencia cierta cuál es el monto, porque precisamente el administrador del erario cerró todos los canales de información en ese sentido.
Pero más allá de otra muestra de falta de transparencia administrativa, hizo gala de un preocupante autoritarismo al indicar a los ciudadanos cuáles son los medios por los cuales deben informarse.
El derecho de acceso a la información pública se encuentra reconocido en los arts. 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, 1, 14, 41 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional y la Ley Nacional 27.275.
Entrar en este terreno provocativo por parte del administrador comunal no es novedoso y tampoco la primera vez que lo cruza. En innumerables casos, integrantes de su espacio político, sumados a los fieles de la iglesia de su familia, han atacado y atacan de modo salvaje a través de las redes sociales a esos comunicadores que advierten acerca de los errores del gobierno municipal.
La ONU ya ha constatado más de medio millar de violaciones a la libertad de prensa relacionadas con el coronavirus y la mayoría son amenazas y ataques verbales y físicos contra los periodistas mientras cubrían las novedades sobre el Covid-19.
Que en nuestro medio eso lo haga el intendente, resulta realmente un peligroso antecedente.
David Kaye, el relator especial de la ONU para la libertad de opinión y expresión, considera que la pandemia es un “patógeno de represión” para la información, como lo sostuvo en su más reciente informe sobre la libertad de prensa.
Kaye recibió múltiples denuncias de todo el mundo contra policías que están intimidando a los trabajadores de los medios de comunicación y los están interrogando sobre sus coberturas, y contra gobiernos que aprovechan las restricciones que imponen por la pandemia para incluso expulsar a periodistas internacionales.
Es notable, además, como el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, “han utilizado la pandemia como excusa para insultar aún más a periodistas críticos, desacreditar a los medios y socavar la confianza en ellos”, según el informe del Instituto Internacional de Prensa, por lo cual estas manifestaciones de Petrecca no deben pasarse por alto, como si sólo se tratara de un exabrupto por parte de un funcionario que ante cada tropiezo en su gestión no hace más que buscar culpables para endilgarles responsabilidades sin asumir las propias.
Sin dudas, el Intendente puede sentirse molesto por parte de un periodismo que contrasta sus promesas de apertura del complejo Pioneer con la falta de trabajo en ese sentido. Un periodismo que denuncia la sospecha de que haya casos de Covid-19 positivos que no son denunciados por laboratorios o la desmentida de la cámara hotelera respecto a que se le ofrecieron plazas a Petrecca para atención de pacientes leves, lo cual el intendente terminó negando públicamente.
Por ese motivo, queda más que claro que lo “tradicional” sea que Petrecca falte a la verdad y no que los medios de comunicación críticos a su gestión generen algún tipo de falsa noticia.
CRISIS ECONOMICA
Pero los riesgos para la libertad de prensa no son únicamente prohibir la cobertura de los temas o censurar a parte del periodismo.
La crisis económica que disparó la pandemia es otro de los factores que ponen en riesgo a los medios, pues el dinero que reciben por publicidad puede disminuir y la recesión puede obligar a cerrar los medios más pequeños e independientes, según advirtió el Instituto Internacional de Prensa.
En ese marco, el intendente ha logrado ocultar los números de “inversión publicitaria” y al mismo tiempo se encarga de convertirse en una “propaladora humana” de las “buenas nuevas” que expresan sus medios amigos a cambio del dinero que les llega de la recaudación vecinal y que parece nadie poder (o querer) controlar.
Las nuevas violaciones contra los periodistas en tiempos de pandemia son tantas que Reporteros Sin Fronteras cree que el periodismo entra en una “década decisiva”, pues la emergencia sanitaria amplificó las cinco crisis que ya enfrentaba la libertad de prensa ante la agresividad de modelos autoritarios, la falta de garantías, la polarización, la desconfianza y el empobrecimiento del periodismo de calidad.
“DESINFODEMIA”
A medida que el nuevo coronavirus ha alcanzado a casi todos los países del planeta, una circulación masiva de información falsa se ha extendido tan rápido como el propio virus.
Estas mentiras han ayudado a allanar el camino de la infección y han contribuido a sembrar el caos en las sociedades que están respondiendo a la pandemia.
En nuestra ciudad los primeros tiempos tras el decreto del aislamiento transcurrieron plenos de represión y temor, infundidos por las autoridades locales cuando los resultados de los contagios nulos imponían la necesidad de empezar a trabajar en un ordenamiento para canalizar los casos si así acontecía, e informar de modo preciso con una buena campaña de difusión local.
¿Acaso no hubiera sido mejor invertir para que nuestros trabajadores de la cultura diseñaran estrategias publicitarias para llegar a los vecinos y que eso además se promocionara a través de todos los medios de difusión locales y no sólo con los “de siempre? La historia se preguntará si hacía falta gastar en cloro y barricadas de tierra, que causaron muerte y heridos, pudiendo armar spots pagos con artistas locales actuando por las redes sociales difundiendo medidas preventivas para los juninenses.
Esta falta de difusión por parte de la comuna, que prefirió el rigor a la comunicación y ahora con los casos desbordados prefirió la incomunicación y la flexibilidad, ha sido criticado duramente en otros casos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha identificado esta “desinfodemia” como una verdadera “segunda enfermedad” que acompaña a la pandemia del COVID-19, que es “una sobre abundancia de información, algunas veces precisa, otras no, que dificulta que las personas encuentren fuentes fidedignas y orientación confiable cuando la necesitan”.
Por ese motivo, el periodismo es clave para proporcionar información fidedigna en medio de esta amplia “infodemia”, para combatir los mitos y rumores, que precisamente en gran cantidad han estado aconteciendo en Junín, sin que fueran descartados por los funcionarios municipales que ante la adversidad eligen esconderse o brindar notas a sus medios afines oficiales, diciendo lo que quieren decir y no dando respuestas a las dudas que hay en la comunidad.
Sin la acción del periodismo, el contenido falso puede expandirse de manera desenfrenada. Las falsedades que circulan pueden clasificarse en información falsa (producida y compartida con motivación maliciosa) e información errónea, cuando éstas mentiras son difundidas sin malas intenciones.
Sin embargo, en el contexto del COVID-19, los efectos de estas dos modalidades pueden ser de igual manera mortales.
El volumen y la velocidad con la que circula la información falsa dentro de la “infodemia”, indica la existencia de una “desinfodemia” tóxica de información falsa e información errónea.
Mientras que la información fortalece, la desinfodemia desempodera al poner en peligro vidas y conducir a la confusión y la discordia.