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¿Qué pasó con la salud mental, la economía y la política tras siete meses de aislamiento? - Semanario de Junín

LOCALES | 30 OCT 2020

PSICOLOGíA SOCIAL

¿Qué pasó con la salud mental, la economía y la política tras siete meses de aislamiento?

Una investigación del Observatorio de Psicología Social, al que tuvo acceso SEMANARIO, reveló interesantes datos logrados a partir de una amplia encuesta en la que el interior bonaerense tiene particular participación. ¿Cómo la pasaron los chicos y cómo vivieron los padres esta nueva normalidad escolar?



El observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la UBA tiene por finalidad central relevar información en distintos sectores de la sociedad argentina (personas e instituciones), sobre un amplio abanico de temáticas y problemáticas psico-sociales de relevancia, aportando conocimiento y comprensión sobre las mismas y posibilitando la elaboración de diagnósticos y estrategias de abordaje.

Lo interesante es que al contrario de la mayoría de las encuestas, que se enfocan en las megaciudades, el trabajo tiene una correspondencia con lo que acontece en el interior bonaerense, ya que de hecho esta región geográfica participa en casi un 12% del trabajo.

Precisamente, la investigación a la que tuvo acceso SEMANARIO se relaciona con diversas actividades y sensaciones que los argentinos han tenido durante la pandemia, más precisamente cuando se habían cumplido 180 días de ella.

Las preguntas estuvieron relacionadas con Salud Mental, Economía y Gestión Política.

SALUD MENTAL

Respecto a algunos resultados y conclusiones, los investigadores, determinaron que transcurridos 180 días de cuarentena, la curva de salud mental sigue presentando indicadores negativos en niveles altos. La mayoría de ellos se han consolidado en los niveles precedentes (medición a los 100 días) e incluso algunos indicadores, como “angustia” y “pérdida del sentido de la vida”, se han incrementado. En síntesis, a pesar de la flexibilización de la ASPO y lo que trajo aparejado en términos de “nueva normalidad”, se observa que el abanico de sentimientos y emociones negativas asociadas al malestar psicológico se mantiene en una meseta significativamente alta.

En este estudio puede observarse como la incertidumbre ha perdido centralidad en la definición de los estados de ánimo y han ganado terreno la angustia, la ansiedad, la depresión y la tristeza.

Lo que definimos como “ceguera del futuro” -dice el informe- ha comenzado a bajar velos y la realidad socioeconómica comienza a despejar incertidumbres y dejar certezas, lamentablemente muy negativas para una gran mayoría de ciudadanos.

“Tenemos menos ceguera del futuro, pero más angustia y depresión”, recalcaron.

Respecto a las principales emociones-sentimientos-cogniciones negativas, se trata de: ansiedad, angustia y tristeza, las que son experimentadas en un contexto socio-emocional de hartazgo, cansancio e incertidumbre.

Se mantiene asimismo la correlación entre el conjunto de emociones negativas con clase social: la intensidad de las mismas es más alta en los estratos socioeconómicos más bajos.

Es importante destacar que se observa que los niveles de ansiedad, depresión y pérdida del sentido de la vida son más altos entre los más jóvenes.

El caso más diferenciado, para las tres variables, se presenta en el segmento de 18 a 29 años.

Por otra parte, el índice “Pesimismo-Optimismo” presenta una fuerte correlación negativa con edad y clase social: a menor edad y menor estrato social, más pesimismo.

La percepción de bienestar general también volvió a arrojar resultados preocupantes: el 64% de la gente señala “estar algo peor” (40%) o “mucho peor” (24%) que antes de la crisis Covid-19. Y el 37% manifiesta que su vida cambió negativamente y ve con desesperanza su futuro.

La preocupación por la economía personal ocupa el primer lugar, seguida por la preocupación por la salud física y la salud mental.

Lo más interesante en el análisis de las preocupaciones es su cruce con la edad y la clase social. Los más jóvenes presentan preocupación más alta por la economía personal y la salud mental, a diferencia de los adultos mayores que se sienten más preocupados por su salud física.

El cruce por clase social, muestra una correlación negativa entre las preocupaciones por la economía personal y la salud mental: a medida que se baja en la pirámide social suben ambas preocupaciones.

Respecto a la estimación de la duración de la pandemia, un alto porcentaje de la población (63%) estima que la pandemia durará entre 6 meses y un año (42%) o todo el 2021 (21%).

En cuanto al temor al contagio, una gran mayoría (67%) señala que está entre “muy asustada” (24%) y “un poco asustada” (43%) por la posibilidad de contraer el Covid-19.

A su vez, un 55% señala que pensó alguna vez que podía estar contagiado. Estos indicadores son similares respecto a la medición anterior.

RESPECTO A LA ESCUELA

La encuesta llevada a cabo por el Observatorio de Psicología Social hace hincapié en la evaluación que realizan los padres respecto a la experiencia escolar durante el ASPO, con la modalidad de cursada en forma remota y al respecto presenta cierta negatividad.

En efecto, más de la mitad de los padres (56%) califica entre “muy negativa y negativa” la experiencia educativa bajo modalidad virtual.

Por otra parte, el 30% señala que el hecho de tener a los chicos en el hogar realizando sus tareas escolares ha producido un empeoramiento de la dinámica de las relaciones familiares.

La configuración evaluativa de este ítem se completa con la percepción que tienen los padres respecto al estado de ánimo que presentan sus hijos como consecuencia de la escolaridad virtual. Diez de las once palabras más evocadas para describir el estado emocional de sus hijos connotan un significado claramente negativo: cansados, ansiosos, aburridos, tristes, angustiados, preocupados, desanimados, hartos y deprimidos.

Frente a la lista de opciones propuestas en pregunta cerrada, las tres más elegidas fueron: desorientación, frustración y confusión. En conclusión, los resultados tanto de la pregunta abierta como de la guiada, son consistentes y permiten inferir que la evaluación general que realizan los padres sobre esta experiencia educativa generó más insatisfacción que aprobación.

SOBRE LOS INGRESOS

Respecto al ámbito laboral, los dos principales temores que aparecieron fueron, que se reduzcan los ingresos (31%) y que haya escaso trabajo en la profesión u oficio que tenían antes de la pandemia (29%). El tercer temor está referido a perder el actual empleo (22%).

En las respuestas espontáneas se destacan tres preocupaciones: 1) no conseguir trabajo; 2) que la inflación destruya el poder adquisitivo de los salarios; 3) la falta de empleo para los jóvenes.

Todo esto, como ya hemos afirmado en estudios anteriores, además de constituir una dramática pérdida en lo económico, también conlleva una profunda y dolorosa pérdida de la identidad laboral y, por ende, un impacto muy negativo sobre el sistema de personalidad.

En cuanto a lo que denominamos “estrés de recursos económicos”; es decir, cuánto tiempo puede sostener una persona o una familia su economía hasta llegar al agotamiento, los resultados recogidos en el presente estudio siguen siendo preocupantes y constituyen una señal de alerta para quienes están gestionando la dimensión económica de la crisis.

El cruce del “estrés de recursos económicos” con clase social, refleja la gran brecha en la estratificación social de la Argentina. El 71% de los segmentos más vulnerables de la población (estratos muy bajos y bajos), señalan que sus recursos económicos se agotarán en uno o dos meses. En contraste, 70% de las personas de clase media alta y clase alta, señalan que podrán sostenerse 4 meses o más.

¿CÓMO ENFRENTAR LA CRISIS?

La principal estrategia elegida para afrontar la actual crisis económica es la reducción de gastos (la señalan casi 8 de cada 10).

En orden decreciente, le siguen: la utilización de ahorros, la venta de bienes muebles y la venta de bienes patrimoniales (auto, moto, etc.). Solo una pequeña proporción (6%) recurriría a la solicitud de créditos bancarios o de entidades financieras.

Los principales rubros sobre los que se implementarían las estrategias de ahorro y reducción de gastos son el ocio, salidas y esparcimiento (72%), vestimenta y calzados (66%), gimnasio (52%) y mantenimiento y refacciones del hogar (51%). Por el contrario, puede observarse que la mayoría no está dispuesta a recortar gastos en cuestiones relacionadas con salud, medicamentos, educación para los hijos, artículos de limpieza y alimentos.

Respecto a las expectativas de recuperación económica, cuando se trata de la recuperación de la economía del país, las expectativas son en extremo pesimistas. El 82% considera que la remontada de la crisis llevará mucho tiempo: el 16% cree que llevará 2 años y el 66% estima que demandará más de 2 años.

Cuando se trata de la economía personal/familiar las estimaciones son algo más optimistas, el 41% cree que necesitarán 2 o más años para recuperarse, mientras que el 24% estima que se recuperará en un año. En síntesis, las expectativas de recuperación económica parecen anclarse más positivamente en la salida individual que en la colectiva.

¿PRIORIZAR LA SALUD O LA ECONOMÍA?

Desde el mismo inicio de la gestión de la crisis del Covid-19 se viene planteando el dilema de si se debe priorizar lo sanitario o lo económico, discusión que estuvo y está presente en todos los países que han sufrido la pandemia y sigue muy vigente en Argentina.

Cuando se le consultó a la gente sobre lo que ¿Debería haber hecho el Gobierno Nacional?  respecto a dichas priorizaciones y “lo que perciben que el Gobierno Nacional hizo o está haciendo”, aparece una marcada brecha entre ambas consideraciones.

Un 73% considera que la mejor estrategia es lograr un equilibrio entre lo sanitario y lo económico. Sólo un 16% considera que lo mejor sería priorizar lo sanitario y un 11% priorizar lo económico.

Pero cuando deben responder sobre lo que perciben que el Gobierno Nacional ha hecho, un 72% percibe que el gobierno ha priorizado lo sanitario por sobre lo económico.

Por lo que los investigadores consideraron que es muy probable que esta amplia brecha sea generadora de pérdida de confianza en las medidas que toma el gobierno en materia de gestión de la crisis.

Al pedirle una sugerencia sobre cómo seguir gestionando la crisis sanitaria, un 45% señala que se deberían terminar todas las restricciones a la circulación de personas y abrir todas las actividades productivas y comerciales, con el objetivo de poder volver a trabajar.

Finalmente y sobre la gestión de la crisis que está llevando adelante Alberto Fernández tiene a fines del mes de septiembre tenía un 37% de aprobación, habiendo bajado un 30% desde el 3 de julio y 51 puntos porcentuales si se la compara con la del 21 de abril.

En consonancia con esta baja, también caía significativamente la imagen positiva del Presidente. Y Rodríguez Larreta conseguía mejores niveles de aprobación, según la opinión de los encuestados.

Por último, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Alex Kicillof, logra un 33% de aprobación, registrando una caída de 9 puntos porcentuales en relación a la medición de julio.