Cerca de la medianoche del sábado, un taxi que volvía de dejar una pasajera, culminó de manera imprevista su marcha en Juan B. Justo y Ricardo Rojas. ¿El motivo? Quedó atrapado en un gran pozo que presenta la arteria en esa esquina, que prácticamente “absorbió” al vehículo.
El conductor del taxi requirió la colaboración de vecinos para poder sacar el vehículo del lugar. Fueron tantos los daños que sufrió, que el hombre no pudo seguir trabajando durante el fin de semana y hasta tanto reparara las roturas ocasionadas por esta “caída”.
Lo sucedido es apenas una muestra de lo que ocurre por las calles de tierra de los barrios periféricos de la ciudad. Sin recibir la más mínima tarea de mantenimiento, van juntando pozos y charcos tipo lagunas en su geografía, haciendo peligrosa la circulación y ocasionando inconvenientes mecánicos en los automóviles y motos que deben transitarlos.