Barros Schelotto afrontó la crisis de 1983, asumió como presidente y entre algunos de sus gestos de amor por al club, puso a disposición la escritura de su casa como aval, en el momento en el que la institución atravesaba problemas económicos y financieros.
Gimnasia lo despidió con un sentido comunicado. Describió a Hugo como "un trabajador incansable hasta sus últimos días en busca del club que todos queremos".
"Fue presidente de manera interina de nuestra querida institución durante 1983 y participó en diferentes cargos de Comisión Directiva, en donde siempre luchó y trabajó por el crecimiento de Gimnasia. Su legado será un ejemplo para todos los que conforman nuestra institución y las generaciones del Lobo venideras", remarcó el club.