El escritor y humorista Carlos Marcucci murió este domingo a los 89 años. Nacido en Rosario el 27 de marzo de 1932, debutó escribiendo humor en el suplemento “Gregorio”, de la revista Leoplan, en 1958. Luego participó en programas de radio (los de Cacho Fontana, Mario Sapag, Nito Artaza, entre otros) y en revistas como Pitos y flautas, La Nación y Caras.
Fue director en la década del ’70 de la revista Mengano, precursora del humor social y político que luego encarnaron otras publicaciones argentinas. Allí lo acompañaron Martín Mazzei y un equipo creativo integrado por figuras como Lorenzo Amengual, Alberto Bróccoli, Alejandro Dolina, Aquiles Fabregat, José María Jaunarena, Carlos Killian, Jorge Limura y Carlos Trillo.
Con el golpe cívico militar de 1976, la revista cerró. “No aguantábamos las amenazas de las Tres A, y tuvimos en la redacción a un tipo que nos delató como comunistas. Hicimos lo posible para que cerraran la revista (Mengano), pero al final fue sin querer. Un día, como nadie revisaba nada, se publicó un texto terriblemente pornográfico", entonces lo "llamaron de la secretaría de prensa del gobierno, el coronel Carpintero”, quien le dijo que aquel había sido el último número de la revista, relató en una entrevista en 2016.
"Sí: mis chistes están usados, pero no maltrechos" contó en una entrevista al diario Tiempo Argentino hace unos años atrás."A quien los compre le digo que todavía tienen una vida más”. Según Marcucci todo humorista debe tener la siguiente frase de cabecera, de inspiración sarmientina y que alguna vez reconvirtió en chiste: “Bárbaros, las ideas no se matan: se copian”.