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Fuerte testimonio de una mujer que denunció a su hija por violencia - Semanario de Junín

LOCALES | 2 MAR 2022

CASO EN JUNíN

Fuerte testimonio de una mujer que denunció a su hija por violencia

Una mujer denunció a su hija ante la Justicia. Y expone sus vivencias, pidiendo ayuda.



“Haré lo que según mis hijos, eran “amenazas”; y en realidad era decirles lo que “voy a hacer, si me continúan hostigando”. Y pido, por favor, urgente divulgación, y que se comparta.

Siempre les dije que, como la Justicia archiva todas mis denuncias y nadie a quien alguna vez pedí ayuda, me la quiso brindar; yo estaba dispuesta a ir a los medios a contar (la otra parte de) mi calvario.

Este domingo mi hija P.G. me invitó al cumpleaños de mi nieto Tomás, pero preferí no ir, para evitar el hostigamiento que sufro por parte de mi familia. Después de varias ausencias a similares reuniones, por parte de mis hijos varones recibí entre ayer y anteayer, mensajes, una llamada y una visita personal, lamentando y preocupados, porque yo últimamente no asisto a las juntadas familiares. Les expliqué que –entre otras cosas- estoy demasiado cansada de tener, como mínimo unos diez temas de conversación prohibidos; que ese hostigamiento de vivir callada y silenciada cada vez que quiero abrir la boca ya no lo puedo soportar; que para evitar nuevas y profundas humillaciones, opté por el alejamiento. Aparentemente, habían entendido mis razones, y me dieron algunas muestras de cariño. Para hoy, mi hija me invitó a la otra parte del festejo de mi nieto; con sus amiguitos. Fui esta vez, acompañada por mi hija menor, D.G., quien esta madrugada se me va desde Ezeiza, rumbo a México, para radicarse allí. Si bien delante del taxista hoy me dijo: “No tenés que pensar que me estoy yendo a vivir, tal vez paso sólo un año, y regreso”.

Toda madre tiene el corazón roto, un día así. No obstante, como toda abuela, extraño a mis nietos, a quienes veo poco; y por eso fui. Ellos son muy buenos conmigo, y la menor, de 4 años (que los cumple mañana 2 de marzo) es súper mimosa y obediente conmigo; por supuesto Tomás también es adorable conmigo, pero ella se deshace en abrazos, caricias y ternuras, cada vez que me ve. No se me despega, y yo me derrito. Hoy, se portó igual.

Estando mi consuegra L.A. de V., en el lugar, me di cuenta de que ya no podía soportar lo que estaba viendo. Era, por cierto, la primera vez que observaba tales muestras de amor, ya que en el resto de las juntadas, siempre se las ha arreglado para llevarse los nenes con ella, lo más lejos de mí. Yo, respetuosa de la voluntad de las criaturas, jamás hice nada al respecto. Si quieren estar con ella, que disfruten de ella, también. Un día me quejé de esa situación con una pedicura que casualmente, la conocía. Si le conté ese hecho fue porque lo padecí. (Pero hoy, que “se dio vuelta la tortilla”, no hizo L., lo mismo que hacía yo, cuando todo lo que me tocaba, era mirar).

Aunque a mí casi todos me tratan como si fuera un ser de poca inteligencia (por no faltar el respeto a nadie, con otro epíteto); y dejando bien salvada la excepción de mi yerno G.V. –el único que me respeta como persona en igualdad de condiciones; y aún su padre, a pesar de ser nada menos que Ingeniero, es una persona humilde, respetuosa, y con el mismo sentido común que posee el hijo-; supongo que ella jamás se dio cuenta, de que yo me di.

Tengo una mínima percepción/intuición espiritual, que me lleva a estar convencida también, de que ella mandó a su otra nieta, a invitar a jugar a D., para sacármela a mí. Cuando vio que la jugada no le salió bien, porque mi nieta quería seguir estando conmigo a toda costa; vino L. en persona a pretender exigirle a mi nieta, que se fuera a jugar con su primita. A lo cual ella, firme en su voluntad (pronto violada por su madre, cuando se aparece a dirimir la cuestión y me la arranca de los brazos).

Como esto ya era demasiado para el día, decidí irme del lugar, sin despedirme de nadie de mi familia, con la única excepción de mi yerno, con quien quise ser muy clara con los motivos de mi imposibilidad de seguir permaneciendo en tal condición. Y destacando que yo jamás a su mamá le imprimí semejante bajeza de acto; cosa que todos saben perfectamente.

Una vez en la calle, quise llamar a mi esposo, que no estaba en Junín en ese momento; y me di cuenta de que había dejado el celular adentro de la quinta. Tuve que regresar inmediatamente, y así fue que encontré a la exgerenta bancaria llorando desconsoladamente. Para mí, era un teatro para hacerse la víctima, porque nadie sabe todas las que me viene haciendo en forma astuta. A pesar de eso, y como pese a mis muchos defectos, soy cristiana, y debo perdonarla, para Año Nuevo le escribí un mensaje por facebook (en el que aún le decía que en este año iba a haber guerra entre Rusia y Ucrania, no por ser bruja ni profeta, sino porque me intereso en Geopolítica). Yo le decía que, si bien el año no iba a ser bueno para el mundo, yo esperaba que lo fuera, para nuestras familias. Ella lo vio, pero no tuvo la amabilidad de responderlo.

No recuerdo exactamente qué dije al verla, pero es seguro, que algo dije. Posiblemente: “¡encima llora, esta vieja; con todas las que me hizo!”; o “llamame un taxi, y pagámelo”, o algo semejante. Mi hija entonces me tiró de los pelos, me pellizcó la espalda, me dio un empujón y por poco no me tira al suelo (pero ya de calle, hasta donde me empujó). Como si esto fuera poco, todo el tiempo decía: “En estos días yo te mato, te voy a matar uno de estos días”, pero como mañana es el cumpleaños de mi nieta y a ella le gusta mucho conservar la compostura, difícilmente sea mañana la fecha del asesinato.

 Lo que sí, que ésta no es la primera vez que ella me amenaza de muerte, sino que ya tiene la costumbre. En una ocasión por prohibirle enviarle mensajes a mi yerno, comenzó a enviarme mensajes a mi celular con AMENAZAS DE MUERTE. Quien hasta acá leyó, tal vez supuso que el contenido de mis mensajes a mi yerno fuera alguna especie de propuesta indecente, ¡pero no! ¡Te equivocaste! Yo a mi yerno le había enviado nada menos que una prédica de mi amigo (hijo de una amiga); y ella enfureció, igual que si hubiera estado endemoniada.

La denuncia ingresó en una Fiscalía que la archivó, sin haberme siquiera jamás citado. El 10 de enero de 2020 yo presenté una ampliación redactada por mí, en trece hojas doble faz, con letra chica, relatando el suplicio que como víctima de mi familia yo vengo padeciendo… no sé ni desde cuándo.

Me casé en 1987, y la violencia de género siguió; pues ésta, que era extrema, había comenzado en el noviazgo. Por esos años, yo solía ser desfigurada con frecuencia. Tuve cuatro hijos seguidos que, cuando crecieron, me propinaron el golpe de la ingratitud y el menosprecio. Tenía por sus adolescencias yo, una amiga, E., a quien con tanto dolor le confesé las humillaciones que mis hijos mayores me causaban; y ella siempre me respondía: “¿Y qué querés?, ¡es lo que mamaron!”. Después, estuve separada por más de diez años; y volvimos a convivir, recién en 2021. Él está “bien” ahora. Y cuando estuvo muy enfermo, lo cuidé, como hago y haría con todos. Tal vez quien no sepa que ellos creen que soy “muy mala” y hasta “psicópata” me han llamado, no lo podrá dimensionar.

Si contara todo lo que mis hijos mayores me han denigrado, no podría hoy terminar; necesitaría otra vez, otras 13 hojas de oficio. Al borde de la desesperación, y ya separada, cuando mi hijo mayor tendía calculo que 18 años, lo eché de casa con la esperanza de que recapacite, pida o no perdón, pero cambie y regrese. ¡Qué va! Tardó más de diez años en volver. Un día me llamó por error, y me fui enloquecida de la ilusión, porque me dijo que iba a tirar unos fuegos artificiales, en cierto lugar. Le llevé el regalo que tuve guardado durante muchas Navidades. ¡Pero no! Había querido llamar a su papá, y teníamos un número muy parecido… el dolor que me causó, es desgarrador… miles de mensajes sin leer jamás, que por casualidad, después de muchos años yo me enteré, que estaban todos, toditos, sin abrir, en su correo electrónico. Él desgajó mi alma.

Para colmo de males, ahora le ha entrado seguir a un gurú, y ha querido obligarme, a escucharlo. A ver, yo escucho Juan Carlos Harrigan, Virginia Brito, Dioni de la Rosa, David Wilkerson, entre otros. ¿Les obligo, a ellos, que los escuchen? ¡Pobre de mí, si lo intentara! ¡Pero hace unos días, sí! Les mandé un mensaje y les dije que iba a obligarlos a que escuchen: “Así se honra a una madre”, de Itiel Arroyo; ¡no quiero imaginar cuánto se habrán reído de mí, al leer la pretendida orden!

Un día, tratando en 2020 de aclarar un triste episodio, que surgió a raíz de que una tarde él me bajó en medio de la ruta (mi esposo pasó y vio el lugar, a mitad de camino de la quinta de P.); y después mentía, me decía que yo “veo cosas”, “tengo delirios místicos”, “no soy agradecida como dice el F. que hay que ser, y entonces debería decir: “soy un desastre, incapaz de madrugar, pero tengo un hijo empresario y exitoso, que me está llevando a la quinta de la otra hija empresaria y exitosa, qué agradecida estoy!” (A la energía eólica, porque ellos, los agradecimientos se los hacen a una energía impersonal). En aclarar esa disputa (ya que yo en esa ocasión sí me saqué y le escribí: “te odia, tu mamá”; sí, me da vergüenza y ya sé que es horrible, pero acá ni siquiera soy capaz de resumirte ¡todo! lo que me hacen). En esa disputa estábamos, cuando una de sus novias (ya que las vive cambiando), se me rió en la cara, y se la insulté, como jamás lo hago… pero todo eso tan horrible estaba allí, en mi corazón. Yo ni sospechaba que podía estar, pero de allí salió. Y por esos insultos fue que yo terminé denunciada en Tribunales por él y su hermana lo acompañó, no aparentemente esa novia, si bien es abogada de familia. Pero una calumnia atroz con que él me calumnió en esa vil denuncia, fue inventarse que yo dije que él, supuestamente, y ¡delante de ella!, me da vergüenza hasta escribirlo, ¿Cómo voy a decir que él sería un violador, si ni mi esposo ni mis hijos, por más “….” que sean, ¡violadores no son!

Bueno, otra vez en el calvario de mi vida, la “Justicia” y sus malditos pasillos, donde dije que jamás regresaré. Sin poder casi caminar, por estar padeciendo el espantoso dolor de un espolón calcáneo que me tengo que operar urgentemente, Así, a pie, a la rastra como pude, gracias a la buena plantita de mi hija, tuve que volverme hoy caminando desde mi casa a la Comisaría de la Mujer.

Sólo radiqué la denuncia a los efectos de poder ir a los medios como iré; ya he enviado el contenido de la presente a una buena cantidad de sitios, y me han puesto como condición, para recibirme o permitirme publicar, que antes, muestre la denuncia legal. Y así lo hice, porque ésta de hoy será la última humillación.

Quiero por favor, acceso, quien me pueda contactar, con quien sea, ONG o lo que sea, para ir a los medios o adonde haya que ir, padres o madres víctimas de violencia psicológica de sus hijos, lucharé contra esto por el resto de mi vida.

Pues nadie, nunca jamás, de las personas que me vieron, oyeron o a quienes rogué su ayuda, me la brindaron, ni por equivocación. Por favor, hoy pido ayuda a los desconocidos”.