Sectores de la política, del sindicalismo e incluso en el propio ámbito educativo, dejaron trascender el fuerte cuestionamiento hacia la gestión de Florencia Ratto, la profesora de Educación Física que en su momento ocupó el cargo que dejó la renunciada inspectora Raquel Bertella.
Si bien la gestión de las áreas de inspección no parece salir de la burocracia que rodea a la educación argentina, la gestión de Ratto estaría signada –además- por una destacada falta de eficiencia a la hora de resolver cualquier demanda que se le presente. Puntualmente la preocupación radicaría en que se ocupa de “cajonear” los pedidos de mejoras para las escuelas de Junín y la región educativa 14.
Según hicieron saber a SEMANARIO, este accionar no sería ingenuo ya que Ratto responde a su jefe político, un ex senador que la apadrina en su trayectoria y que la estaría aconsejando en la generación de estas “inacciones” que no son más que maniobras partidarias que dañan sobremanera al normal desenvolvimiento de las escuelas.
Lo que más preocupa en la comunidad educativa es que Ratto tiene en su poder la resolución de temas muy importantes, que hace meses, y en algunos casos años, no avanzan.
Entre los reclamos más recientes están las decenas de alumnos sin profesores por falta de nombramiento de cargos nuevos, lo cual más allá de la “rosca política” de la inspectora, se está vulnerando el derecho de los jóvenes a la educación de calidad.
Los casos más comunes acontecen en la educación secundaria, pero los más relevantes ocurren en Educación Especial y eso es de “extrema gravedad” según señalan, ya que "hay listas de espera de alumnos para que puedan ser atendidos en la modalidad especial porque Ratto no manda el pedido de cobertura de cargos" expresaron fuentes cercanas a la funcionaria en cuestión.
La “inspectora que no inspecciona” también tiene en su haber el “cajoneo” (desde hace meses) del desdoblamiento del CENS 453 y el nombramiento de docentes y directivos nuevos, privándolos de sus fuentes de trabajo.
Pero aún más llamativo resulta que desde hace un año tiene guardado “bajo siete llaves” el expediente de Casahuerta, la institución que mandó a cerrar María Eugenia Vidal y donde Emilse Marini puso su sello inconfundible de insensibilidad a la hora de poner palos en la rueda a la educación pública y la atención de sectores vulnerados.
El descontento se hace sentir, y fuentes cercanas al sindicalismo docente revelaron que no están dispuestos a seguir esperando "ni un día más" los desplantes de Ratto, quien no tiene empacho en mostrar su cercanía hacia “Juntos por el Cambio”, especialmente con algunos funcionarios del gobierno local, lo cual recuerda a la figura de la hoy concejal Marini y su ineptitud a la hora de trabajar para la función pública y a favor de las escuelas de la región.