Desde hace dos meses, el Gobierno de Pablo Petrecca ignora una grave situación: la falta de personal hizo que el Archivo Histórico municipal esté cerrado. Las dos empleadas que cumplían funciones en el lugar no están, y esto no motivó que el tema fuera considerado con la importancia que merece, con una urgente designación de nuevos encargados del área. Todo lo contrario: cerraron las puertas de Newbery y Quintana y dejaron a la deriva a investigadores, historiadores y público en general.
“Un lugar de oportunidades”, reza el nuevo slogan de la administración petrequista. Por el momento, no obstante, estas oportunidades no estarían incluyendo la posibilidad de ingresar en el “corazón” histórico de la ciudad. Documentos, fotos, publicaciones, periódicos… todo lo que nos habla de los antepasados de Junín se encuentra en ese lugar.
En la parte inferior del edificio de Newbery y Quintana por ahora sigue funcionando el Museo Histórico, que presenta lo “material” que simboliza todo lo que pasó en la ciudad. Pero su parte superior, desde hace dos meses está cerrada.
En el lugar prestaban funciones Alfonsina Iacullo –quien asumió en marzo como nueva Referente Regional de Planeamiento en Educación- y Patricia Zabala, con licencia hasta su jubilación. Desde que ambas dejaron sus puestos municipales, no hubo más atención: ni al público ni en cuanto al mantenimiento y cuidado necesario que requiere toda la documentación ahí almacenada.
Fueron pasando los días y la inquietud fue creciendo: sobre todo los historiadores son los que exigen ahora una solución inmediata por parte de las autoridades municipales. Es imprescindible que se nombre personal, y sobre todo, que sea idóneo para cumplir una delicada tarea para preservar la historia y la identidad de la ciudad.