Calentar el hogar a partir de la basura

Prácticamente todo lo que vemos a nuestro alrededor puede ser reciclado o reutilizado (residuos electrónicos, desechos biodegradables, vidrio, papel, plásticos, ropa, etc.). Ahora bien, si casi todo puede ser reutilizado o reciclado, ¿por qué lo tiramos?

Se podría cortar de raíz esta conducta suicida. Reciclando, con los consecuentes beneficios de ahorrar energía, reducir los costos de recolección de la basura, reducir el volumen de los residuos sólidos.

La acción de reciclar permite conservar el ambiente y reducir la contaminación. Se alarga la vida útil de los sistemas de relleno sanitario. Se generan puestos de trabajo por doquier; se protegen los recursos naturales renovables y no renovables. Se ahorra materia prima en la manufactura de productos nuevos (gracias a los materiales reciclables).

En la Argentina, entre los denominados “rellenos sanitarios” -que desaprovechan el potencial de reutilización de los materiales- y los 5.000 basurales a cielo abierto que aún siguen en actividad se entierran 14 millones de toneladas de residuos por año que -según estimaciones del Ministerio de Ambiente- equivalen a 1 kilo por día y por habitante.

En ese universo de desperdicios algunos encuentran oportunidades. Lo más valioso del proceso de recuperación, es el regreso de algún material específico que sirva para generar un nuevo producto y evitar el enfardamiento y venta a grandes acopiadores, como destino final.

Hay algunas propuestas novedosas y otras que están en su fase de experimentación. Una de ellas, es el proyecto sustentable Ecoleños, que ganó el reconocimiento dentro del concurso nacional "Mentes transformadoras".

De las 1200 iniciativas presentadas, la idea que nació en Chos Malal superó a las otras 16 finalistas y se quedó con el primer premio.

Este proyecto neuquino, que se basa en hacer ladrillos para calefaccionar el hogar con productos reciclados, participó de la "Gran final nacional" junto a otros 16 proyectos de todas partes del país.

La última etapa se dividió en dos rubros: la primera, entre el 19 de octubre y el 20 de noviembre, fue la votación del público por redes sociales, y la segunda fue el resultado de la evaluación del proyecto y la valoración de un jurado.

El proyecto neuquino llegó a tener más interacciones, comentarios y me gusta que el resto de los finalistas y se quedó con el primer premio. "Si bien no fue dinero en efectivo, les dieron 1000 dólares para usar en Facebook. Además, un posgrado en organizaciones sociales y otros premios vinculados a la formación del proyecto”.

En ese momento, Lorena Colombo -quien además es Directora del centro de formación provincial de agentes sanitarios- hizo una convocatoria y se sumaron cuatro emprendedores locales que desarrollaron las bases del proyecto que hoy se conoce como Ecoleños.

"Es súper viable, pero aún no está puesto en marcha. Es más, en el caso de que funcione, se puede llegar a comercializar mejor que la leña tradicional por su bajo costo", comentó Belén, una de las líderes de esta iniciativa.

Para producir Ecoleños, primero se juntan cartones, papeles y otros elementos de reciclaje luego se los corta en trozos pequeños; después se hace una pasta, medio espesa, que pasa a la prensa y por último, se extrae el ladrillo, que se debe secar y ya está listo para calefaccionar.

Los neuquinos decidieron participar del concurso de la organización ‘Mentes Transformadoras’, que intenta "encontrar proyectos innovadores para impulsarlos". "Tiene articulado con muchos entes, entre ellos públicos y privados, el sostenimiento de la organización e invitan a proyectos a inscribirse para este concurso, para motivarlos y darle alguna ayuda económica al ganador”.

Si bien está comprobada la eficacia del producto, "falta mejorar toda la cadena producción y ponerla en funcionamiento".

Algunas objeciones están en estudio, como por ejemplo las tintas presentes en algunas cajas que podrían tener algún olor u otro efecto secundario al ser incineradas en el proceso de calefacción.

Pero más allá de estos detalles, una iniciativa como esta pudo convertir la basura en un recurso y de ese modo los residuos se convirtieron en insumos y en puestos de trabajo. Los puestos de trabajo se transformaron en inclusión, igualdad de derechos y beneficio medioambiental, un círculo virtuoso que se modifica a partir del cambio en la relación con los residuos.

Y ahí es donde todo cobra mayor sentido.