Poder establecer una comunicación responsable en relación a salud mental es fundamental ya que contribuye a la construcción de sentido, de discurso y por lo tanto a la construcción social.
La salud mental ha sido un tema tabú, cuando en realidad tiene que ver con lo que nos pasa como humanos. En este sentido la pandemia trajo un sinfín de situaciones cotidianas que debieron ser abordadas por profesionales de diversas áreas, quienes intentan cada día romper con los viejos paradigmas que ni siquiera las leyes parecen desnaturalizar.
Para la psicóloga Gimena Michelozzi no quedan dudas “de que los padecimientos se exacerbaron. En quienes tenían alguna patología previa esto se agravó, pero fue una coyuntura compleja para todos. Particularmente el personal de salud que trabajó todo el tiempo en estado de alerta, sin descanso y las situaciones con las infancias y juventudes donde lo vincular fue lo más afectado. Esto nos puso sobre la mesa todo lo que nos falta”.
Para la Coordinadora de Salud Mental y Consumo problemático de la Región Sanitaria III, “lo que antes podíamos ir manejando con los recursos que existían, ahora ya no. Cada vez más se hace necesario transformar el modelo de atención porque el que teníamos (donde se priorizaba el aislamiento, la exclusión, la fragmentación en los abordajes, etc.) ya no solo no nos sirve, sino que produce mas padecimiento hasta incluso, vulneración de derechos. Debemos empezar a transformarlo para ver cómo llegar antes y establecer espacios más amigables que no sea esta cosa de tanta distancia para que la persona acceda al sistema de salud/salud mental”.
En diálogo con SEMANARIO, la especialista señaló que “antes era un estigma sacar turno para el psiquiatra, pero en ese sentido trabajamos en eso de que: ‘No hay salud, sin salud mental’, que los procesos de salud implican una dimensión subjetiva y que la salud mental tiene que ver con lo que nos pasa como humanos, más allá de los diagnósticos particularizados, que claramente deben atenderse en el marco de la garantía de derechos”.
En nuestra ciudad, el Centro Provincial de Atención en Salud Mental (CPA), ubicado en Lavalle 929, comparte el mismo edificio con psicólogas y psiquiatra del municipio y con el DTC (dispositivo territorial comunitario) del Sedronar. Allí se nuclean los organismos nacional, provincial y comunal. Son dispositivos comunitarios, insertos en el primer nivel de atención donde se llevan adelante diferentes tipos de abordajes en salud mental y consumos. Como son asistencia y acompañamientos, basada en tratamientos individuales, interdisciplinarios y talleres, abordajes territoriales. “Además del trabajo promocional en las escuelas y en diferentes instituciones”.
-¿Cuáles son las problemáticas que abordan?
-Las problemáticas que se atienden son diversas tales como situaciones de consumo, lo cual ya se venía trabajando, pero la idea es poder hacerlo con todos los padecimientos ya que después de la pandemia las situaciones recrudecieron mucho y hay situaciones muy variadas como ansiedad, ataques de pánico y autolesiones en adolescentes. Pero lo mas importante es ofrecer espacios donde las personas se encuentren, fortalezcan sus vínculos, aparezca la escucha y el acompañamiento.
-¿Si bien aún estamos en pandemia, ésta dejó un escenario en el cual se acrecentó la demanda respecto a salud mental?
-Las demandas se acrecentaron en todo sentido. Desde las escuelas, desde los juzgados y lo que llega espontáneamente. Recién ahora estamos teniendo recursos para fortalecer nuestros equipos. Yo ingresé hace sólo dos años y en este tiempo hemos podido conformar y fortalecer un equipo teniendo diversidad de aportes en recurso humano y materiales. Pero además implementamos también una línea de formación para todo el personal de salud de la Provincia que fue imprescindible porque veníamos de la época de “Matusalén”, pensando los consumos desde la lógica abstencionista, no se atendían las infancias, etc. El ministerio de salud provincial tomó una fuerza increíble en Salud Mental y la política pública en formación y capacitación permanente ha sido prioridad, tanto para los profesionales que conforman la red de atención en salud mental y consumos con base en las comunidades como para el personal del hospital provincial, que en nuestra región es el HIGA Abraham Piñeyro. Esto es imprescindible para pensar los dispositivos de forma más abierta. Nuestras compañeras están yendo a algunos abordajes territoriales, estamos haciendo reuniones con referentes barriales, también acudimos a la “Casa de Abrigo” ante algunas necesidades puntuales que se habían planteado. Tratamos de hacer un trabajo que permita llegar antes del problema, porque si nos quedamos adentro, cuando llega el problema ya es tarde y cuesta recomponer la situación.
-¿Y desde la escuela cuáles son los pedidos que llegan?
-Desde la escuela se vino trabajando con los dos ministerios provinciales de Educación y Salud, que armaron acciones conjuntas en función de una demanda de los centros de estudiantes al Gobernador (Axel Kicillof) para trabajar en estas temáticas que hacían de emergente en los establecimientos. Se armó una propuesta de talleres que se trabaja adentro de las escuelas junto con los equipos de orientación y desde salud y son los alumnos/as quienes deciden las temáticas de dichos talleres. Son los protagonistas del proyecto de trabajo y le ponen voz a lo que les vino pasando. Nosotros lo tomamos y vamos perfilando un trabajo conjunto. Eso desde el lado promocional y en breve iniciaremos el proyecto en las escuelas secundarias Normal y el ex Comercial.
Después hay demandas puntuales que tienen que ver con la complejidad con que los pibes y pibas llegan a la institución escolar. Como pasan mucho tiempo ahí se manifiestan todos los padecimientos y a veces las escuelas necesita de un acompañamiento desde salud porque claramente solos no pueden dar curso a cuestiones de alivio o bienestar de los estudiantes. Allí es cuando nos convocan. A veces terminamos haciendo entrevistas con los papás y ordenando algo de lo que tiene que ver la coyuntura familiar y eso genera un efecto de alivio en el padecimiento del adolescente. Pero otras veces se necesitan tratamiento o un acompañamiento mas cercano y lo cierto es que hacen falta más dispositivos en cada barrio o fortalecer los ya existentes.
-¿Cómo cuáles?
-La función que cumplen los CAPS, que son los centros de atención primaria de la salud es primordial. Si bien cuentan con psicólogas y demás profesionales es imprescindible pensar un trabajo de salud mental comunitaria, no solo enfocado en la asistencia, sino también en lo promopreventivo y en la continuidad de cuidados que debe hacerse en la comunidad y es por ley.
-¿Sería importante que llevaran a cabo un trabajo más profundo?
-Pasa que la atención primaria de la salud tiene que ver con la territorialidad, con lo que acontece en la comunidad. Imaginate que si en cada uno de esos lugares estaría fortalecida la atención casi no sería necesario o se evitaría que lleguen al hospital con situaciones muchas veces de gravedad, no solo por lo psicopatológico sino también por la ruptura de los lazos familiares, sociales, comunitarios. Lo importante en estos casos es llegar antes que el problema.
-¿Y cuáles son las respuestas que les pide la Justicia?
-A mí me llegan los oficios de todos los dispositivos de CPA de la región y se trata de expedientes de internaciones que se han cursado de manera involuntaria. Las internaciones pueden ser voluntarias o involuntarias, cuando ocurre esta última se produce la judicialización y el expediente queda abierto entonces nos consultan si la persona hace los tratamientos y el seguimiento después de la internación. Por otro lado nos llegan bastantes oficios de situaciones de violencia relacionadas con los consumos.
-¿Y cómo se manejan esas situaciones?
-Lo enviamos al dispositivo de atención donde en función de la demanda del juzgado se le da un turno para la persona para saber qué situación atraviesa y porque llegó a esa situación judicial y a partir de ahí vamos construyendo la mejor estrategia de acompañamiento para esa persona y vamos teniendo una comunicación con el juzgado. Nosotros somos un equipo de salud y trabajamos con la voluntariedad de la persona para hacer el tratamiento. A veces no es necesario el tratamiento y se necesitan talleres, y ahí contamos también con las propuestas del DTC de la Sedronar. No fue esta un área que históricamente estuvo fortalecida, todo lo contrario.
-¿Y cuáles serían los recursos necesarios?
-La línea de salud mental siempre estuvo bastante olvidada porque también hay una cuestión de construcción social que tiene que ver con el estigma y con la construcción más imaginaria en relación a la locura. Fue complicado a la hora de pensar en estos dispositivos de atención abiertos. Lo que nos trajo la pandemia nos puso de relevancia que la salud mental forma parte de los procesos de salud de todo humano y que a todos y todas nos pasaron cosas.
-Ante la presunción de un problema de salud mental ya sea propio o con un familiar ¿Cómo llego a ustedes?
-El HIGA Junín tiene una atención de guardia de emergencias de 8 a 20. Cuando hay alguna situación familiar o con algún vecino se evalúa en la guardia de Salud Mental lo que viene pasando Entonces si es una urgencia se traslada a la persona al hospital para determinar los pasos a seguir. Allí evalúa un equipo interdisciplinario y se arma la estrategia terapéutica a seguir.
Si no es urgente o no hay riesgo, son otros los tiempos y se pueden sacar turnos en consultorios externos o ir a Lavalle 929. Los jueves a partir de las 8.30, sin necesidad de sacar turno, se ofrece un espacio donde se escucha a los familiares, amigos o parejas. Acompañarlos, contenerlos y orientarlos. Muchas veces los familiares con la escucha situada, ya se alivian. Y tiene que ver con poder contar con información clara y precisa.
En el caso de una persona que se siente angustiada y cree que necesita ayuda, se puede acercar a los consultorios externos y solicita un turno que le será dado no en forma inmediata debido a toda esta coyuntura de demanda, pero será atendida en unos días.