El intendente Pablo Petrecca llegará este viernes por la tarde al Club “La Favela” acompañando al empresario y ex presidente de la Nación y de Boca Juniors, Mauricio Macri, con la única finalidad de buscar algún tipo de rédito electoral, como suele pasar cuando el neoliberalismo “cae” en los barrios vulnerados.
Como lo significara SEMANARIO en una nota reciente, “La Favela” es una increíble aventura solidaria que comenzó por las ganas de un grupo de amigos que se reunió para ayudar a un barrio repleto de carencias. Diez años atrás, en medio de casas humildes y caminitos angostos, se propusieron primero acercar un plato de comida a los pibes del barrio y con esa idea surgió el almuerzo para más de sesenta chicos y merienda, cada miércoles, para treinta más, en Intendente de la Sota y José Hernández, frente al Cementerio del Oeste. Este despegue solidario, hizo que se terminara conformando el club social y deportivo “La Favela” que hoy participa en las distintas categorías de la Liga Deportiva del Oeste y cuyos asociados bregan día a día de dotarlo de infraestructura.
Pero el silencio con el que venían trabajando sus verdaderos hacedores, se contaminó con la llegada interesada de la política partidaria que utilizan Petrecca y el PRO y por eso el mismo alcalde que corrió a palos a los “sin techo” que acampaban frente al municipio solicitando una vivienda digna, le ofrenda la foto populista, a quien como Presidente de la Nación borró de un sopapo todos los derechos adquiridos por los más postergados y en una fiesta de “tarifazos” a favor de sus propias empresas terminó endeudando al país ante el FMI por lo que queda del siglo.
Petrecca “pasa factura” por haber llegado al barrio con las cloacas, y al club con redes y pelotas; olvidando que fueron los propios dirigentes barriales, como “Lelo” Carballo o Hugo Cieri, los que hicieron el verdadero esfuerzo.
Macri viene en busca de una foto más para su morboso album con la pobreza como aquella de Villa Lugano en 2007, sin mancharse de polvo sus mocasines. Una jugada clásica del PRO, que vende ilusiones, convencidos de que eso es lo único que los pobres pueden y deben comprar.