Carinata es un cultivo sustentable de semillas oleaginosas no modificadas genéticamente que se cosecha a nivel mundial para biocombustibles alternativos y harina para alimentación animal. El grano de Carinata contiene aproximadamente el 48% de un aceite no comestible de alta calidad, por lo que resulta una alternativa excelente para la producción de biocombustibles de segunda generación para la industria aeronáutica y de hecho ya se están llevando a cabo algunas exportaciones a Francia.
Es un cultivo certificado y sostenible que brinda al productor una alternativa más para la diversificación de cultivos en la rotación.
La industria aeronáutica es responsable del 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y desde el sector apuntan a lograr una reducción paulatina hasta llegar al 50% en 2030 y emisiones cero en 2050.
Así lo precisó Sebastián Bravo, de la empresa Nuseed, que viene analizando la viabilidad de la carinata para biocombustible.
Nuseed es una mutinacional de origen australiano con base en Canadá.
El ingeniero agrónomo Andrés Moutous, presidente de la Sociedad Rural de Junín, es el responsable de productos y licencias y su padre se desempeña como gerente general del área de Latinoamérica Sur de Nuseed.
En diálogo con SEMANAGRO, Moutous indicó respecto a carinata que “es un cultivo por ahora destinado a la zona norte de Buenos Aires y región mesopotámica tanto por sus características agroecológicas como agroclimáticas”.
No obstante aclaró que “hay otras zonas donde se siembra, como por ejemplo en Pergamino, Salto y Rojas. También más al norte, como en San Pedro donde hay varios emprendimientos. Acá en torno a Junín no hay demasiado sembrado pero tengamos en cuenta que es un cultivo nuevo para el país y toda la región por lo que se tiene que ir adaptando con nuevos materiales. Debemos pensar que es una alternativa que en nuestro país recién es el tercer año en el que está presente y creo que a medida que pase el tiempo eso irá llevando a nuevos cultivares y nuevos híbridos que puedan ser más fáciles de adaptar a otras regiones”.
Detalló al respecto el profesional que “la condición menos favorable para el cultivo respecto a la zona es lo que viene ocurriendo con el clima, referido a años secos y muy fríos”.
PROYECCIÓN
Actualmente la empresa tiene una producción de 30 mil hectáreas en Argentina y 2.000 en Uruguay y pretende elevar ese número a 60 mil y 10 mil respectivamente para el año próximo. “Queremos llegar en los próximos diez años a una superficie cultivada con carinata de 1 millón de hectáreas”, agregaron desde Nuseed que está asociada con Saipol, compañía líder en Francia en el procesamiento de semillas de colza y girasol y en Europa refinación de aceites vegetales y la producción de biodiesel.
Emilie Halle, de esa empresa, dijo que “el secuestro de carbono en agricultura es una solución clave para luchar contra el cambio climático”, a partir del almacenamiento en el suelo que permite “aumentar la fertilidad y la biodiversidad, provocando una producción de alimentos sustentable”.
En ese camino, Saipol a través del programa OleoZe promueve entre los productores la sustentabilidad. A través de una solución on line paga por buenas prácticas agrícolas, una vez que el productor carga determinados parámetros que son requeridos como niveles de labranza, densidad de siembra, aplicación de plaguicidas, entre otros.
“Con todos estos datos hacemos un cálculo, elaboramos un puntaje y se emite un bono”, detalló Halle y planteó que en Europa “los biocombustibles necesitan de prácticas de intercultivos para cerrar la brecha y capturar carbono”.
LA MIRADA DEL INTA
En el campo experimental de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA ya se realizaron ensayos que permitieron analizar variables como fechas de siembra, de herbicidas pre y posemergentes y también de fuentes y dosis de fertilización nitrogenada.
“Lo que pudimos evaluar es que, al retrasar la siembra desde finales de abril a junio, el cultivo de Carinata redujo su rendimiento en forma menos marcada que la colza”, indicó el especialista del INTA quien detalló que “la siembra debe ser superficial (menor a 3 centímetros) y la línea de siembra no debe estar muy cubierta por rastrojo para no afectar la implantación, ya que se trata de una semilla bastante pequeña”.
Para producir tallos delgados que faciliten la cosecha del cultivo, se deberán implantar alrededor de 60-100 plantas por metro cuadrado. Para ello, es necesario sembrar entre 100 y 180 semillas por metro cuadrado, debido a que la eficiencia de implantación es bastante baja.
En cuanto a los requerimientos nutricionales, Coll puntualizó que son similares a los de Colza ya que ambas son especies exigentes en fertilidad. “En los ensayos, cultivos bien manejados rindieron entre 2000 y 2600 kilos por hectárea. Incluso en un año muy seco como el que pasó el cultivo de Carinata respondió linealmente al agregado de Nitrógeno, hasta dosis de 120 kilos por hectárea”, detalló.
Como recomendación general, el investigador del INTA puso el foco en evitar lotes con residuos de herbicidas de cultivos antecesores pertenecientes al grupo de las ALS o PPO porque pueden producir fitotoxicidad.
Otro de los resultados encontrados por Coll fue que el cultivo de Carinata es muy sensible a tratamientos posemergentes con el herbicida Dicamba, aun en dosis bajas.
“La carinata demostró potencial para diversificar las secuencias de cultivos agrícolas, mejorando la rentabilidad y la sustentabilidad”, expresó Coll y resaltó: “Resta ver si en los próximos años se cristaliza la difusión del cultivo”.