La secretaria de Educación del distrito de Pilar, Marcela Campagnoli, es una dirigente que responde a Elisa Carrió que suena para ocupar un lugar en las listas de diputados nacionales de Cambiemos, a pesar de los vínculos directos que mantiene con algunas causas de corrupción que salpican a la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.
La funcionaria del gobierno de Nicolás Ducoté, es hermana del fiscal José María Campagnoli, un enemigo declarado de la gestión de la ex presidenta CFK a quien acusó de "hipócrita" y de ser "peor que el menemismo", además de ser quien inició la investigación que terminó con Lázaro Baez detenido, y que podría complicar la situación judicial de la ex mandataria.
Lo que pocos saben es que la referente provincial de la Coalición Cívica es también esposa de Guillermo Iglesias, un empresario de la construcción, que fue durante un tiempo secretario de Obras Públicas del kirchnerista Gustavo Menéndez en Merlo, para luego pasar a cumplir esa misma función en el distrito de Pilar.
Entre sus empresas tiene a Alemarsa SA, principal contratista de obra pública en distritos de la primera sección electoral en el momento en que según las denuncias de la propia Carrió, todo se decidía en el despacho del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.
En el partido de Tres de Febrero, Iglesias fue un histórico articulador de obras para el intendente Hugo Curto y según los transcendidos en la última etapa del kirchnerismo, el cuñado del fiscal Campagnoli actuó directamente como enlace entre De Vido y los intendentes del conurbano norte.
Por si esto fuera poco, Iglesias esta también vinculado al Grupo Farallón, de Eduardo Gutiérrez, propietario entre otras cosas, del chalet que habitaba el ex subsecretario de Obras Públicas del kirchnerismo, José López, cuando fue encontrado escondiendo los bolsos con 9 millones de dólares.
Farallón fue otro de los principales proveedores de obra pública en esa zona de la provincia, sobre todo en el distrito de Pilar durante la gestión de Humberto Zúccaro, aunque esa relación luego terminó en un escándalo cuando Gutiérrez perdió una importante licitación y acusó al intendente de pedirle coimas para obtener el negocio.
Pero en la etapa previa y en otros distritos, el grupo estuvo asociado directamente a la empresa de Iglesias para la ejecución de grandes trabajos financiados por el Estado.
El otro personaje importante en la causa denominada "Ruta del dinero K", con el que Iglesias mantuvo estrechos vínculos es Andrés Galera, quien fuera una especie de segundo de José López y puente necesario entre este y los intendentes, una función que habría compartido con el titular de Alemarsa.
Con todos estos vínculos, el esposo de Marcela Campagnoli logró negocios multimillonarios con el gobierno nacional y con los municipios, en muchos casos a través de una Unión Transitoria de Empresas con Farallón y otras compañías hoy cuestionadas por haber formado parte de una supuesta estructura de corrupción instalada durante la gestión K.
Lo sorprendente es que la diputada Carrió es una de las principales impulsoras de estas denuncias por corrupción, por lo que de comprobarse las acusaciones sobre el manejo discrecional de la obra pública, uno de los implicados sería ni más ni menos que el esposo de una de las referentes más importantes de la Coalición Cívica en la zona norte.
Y aún sin probar estos delitos, Campagnoli debería explicar el claro caso de nepotismo que representa el desembarco de su marido en el mismo Gabinete del que ella formaba parte, más allá de la colisión de intereses que se presenta cuando un empresario que ha sido proveedor de obra pública de un distrito pasa a ser inmediatamente después responsable del área que maneja esas contrataciones.
FUENTE: Agencia NOVA