“¿Vas? Si vos vas, yo también, si no, no”. Este comentario, que se repite religiosamente todos los años en cada redacción, estudio de radio o televisión de la ciudad, juntó una vez más a un grupo numeroso de colegas para festejar su día. Como es costumbre, el municipio propició la reunión de prensa (¿solos no podemos?) y esta vez, la segunda desde que fue elegido Intendente, Pablo Petrecca decidió cambiar el desayuno del año pasado y agasajó a los periodistas en el salón Libra, de avenida Libertad y República, con un rico menú cargado de empanaditas fritas, fiambre, asado y postre, regado con tinto, blanco y gaseosas.
Un variopinto catálogo de colegas, casi todos conocidos, se dio cita a las 21 para recibir apretones de manos y algunas sonrisas (la gran mayoría de ocasión). Por primera vez, algunas sillas estaban inclinadas sobre las largas mesas en forma de U. “Ésas están reservadas para los funcionarios; Pablo quiso que éste año se mezclen con los periodistas, así estamos más juntos”, informaba la jefa de prensa municipal Nora Meres, cada vez que alguno se acercaba.
Vestido con un saco gris moderno y entallado, y una sonrisa dibujada, Petrecca saludó uno por uno al llegar, mismo gesto que repitió su mujer, que lucía una cabellera brillante y recién “planchada”.
Desparramados, pero unidos por afecto o compromiso, quedamos mezclados. Menos algunos elegidos. En la mesa cabecera, a la derecha, se ubicaron el Intendente –acompañado por su esposa Victoria y su hijo- y la diputada bonaerense Laura Ricchini, y del otro lado, Lisandro Lebensohn, directivo de Democracia, el jefe de gobierno Juan Fiorini (por eso de la alternancia) y Guillermo Calles, el cuestionado director del diario La Verdad. ¡Oh casualidad!, los dos medios más favorecidos por la pauta publicitaria de la gestión Cambiemos en Junín. ¿Había necesidad de hacerlo tan evidente? En el caso del diario de la curia, llama aún más la atención porque en los últimos meses ha dejado a muchos colegas (justamente los festejados el miércoles pasado) en la calle, mientras que los que siguen trabajando cobran su sueldo en cómodas cuotas.
A la hora del postre, en su recorrida por las mesas, el jefe comunal decidió sentarse en una silla vacía que estaba cerca de periodistas que trabajan en Semanario. Quien no se aguantó esa “foto” fue el colega Antonio Revello, que indagó al Intendente sobre el reparto desigual de la pauta publicitaria, que beneficia a los “grandes” y reparte migajas al resto de los medios. “Pagamos mucho en edictos”, fue la respuesta (mentirosa) de Petrecca, respondida con una sonrisa socarrona de Pucho. Y con una frase que incomodó y descolocó: “Mirá Pablo, fíjate, Juan Fiorini estuvo toda la noche agasajando a Lebensohn y a Calles que, casualmente, no son periodistas; pero jamás se acercó a saludar a ninguno de nosotros”.
Petrecca sonrió incómodo. Se levantó de la silla, se acomodó el saco y soltó la frase que le permitió salir del paso: “bueno, vamos, es hora de brindar…”
Cuentan los secretos de Palacio que al gran cuñado Fiorini no le cierran ni gustan para nada los periodistas. Salvo, claro está, los aduladores seriales. Algunos aventuran por lo bajo que en reuniones privadas, de mesa chica, el secretario de Gestión y Modernización del Gobierno comenta, siempre que puede, que su mayor felicidad sería gobernar… sin periodistas alrededor, salvo los publicadores seriales de gacetillas municipales. Quizá el gesto del pasado miércoles 7 de junio sirva para reafirmar aquella idea.
Pero sigamos el relato. A la una de la mañana, luego del agradecimiento y el discurso en defensa de la libertad de prensa bla bla bla… aprovechado por el Intendente para ‘promocionar’ el relanzamiento del servicio ferroviario a Retiro de la línea San Martín, llegó la foto grupal con las copas en mano… y con la música a todo trapo, algunos se animaron a bailar.
¿¡Bailar!? Sí, por primera vez en este tipo de eventos, Cambiemos cambió. Nunca, pero nunca, una reunión con la prensa había llegado a tal grado de… ¿intimidad? Tomaron la iniciativa algunos colegas (casi todas mujeres, locutoras o propietarias de medios). Pero tampoco se quedó atrás el presidente de la Federación Bonaerense de Básquet y conductor de Level 10, Miguel Chami, quien no se privó de abrazarse con el mismísimo Intendente antes de la foto principal, junto a la diputada Laura Ricchini que, sobriamente vestida con un conjuntito negro que le sentaba de maravilla, movió las caderas al ritmo contagioso del eterno Miguel “Conejito” Alejandro.
La joven concejal Lía Castratovich fue otra de las anfitrionas que se movió toda la noche en busca de selfies. Hasta con los mozos se retrató! El concejal José Hernández sonreía al fondo, mientras que el arquitecto Marcelo Balestrasse, subsecretario de Obras y Servicios Públicos, compartió algún que otro chiste futbolero, aunque se lo vio más preocupado por el avance de las aguas y el ritmo de las obras que por relajarse demasiado.
Quien no se inmutó ante tanto jolgorio fue Fiorini: quedó estacado a su silla casi toda la noche. Con su particular look casual, el jefe de Gobierno no se movió de su sitio preferencial. Mientras algunos funcionarios bailaban, él prefirió consultar su celular.
La noche de Cambiemos en el día del periodista dejó algunas cosas que no se dijeron, pero con lo que se mostró alcanzó para dejar mucha tela para cortar. Jorge Rial se hubiese hecho un festín. Hubo fotos y gestos de todos los colores. Hubo algunos llamativos, enmarcados por abrazos y besos.
Tal vez Pablo Petrecca quiera gustar mucho más a muchos a los que no les simpatiza tanto, mostrándose más cercano, lo más que pueda, justo en un año electoral.