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EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 411 DE SEMANARIO DE JUNÍN. CORRESPONDE A LA SEMANA DEL 25 AL 31 DE MAYO DE 2024
Tal vez con un agravante y es el de haber sumergido mucho más en la pobreza a quienes ya estaban hasta el cuello producto de anteriores fracasos.
Y en medio de la incertidumbre por políticas que no muestran señales de esperanza en el mediano plazo y la exasperación del economista que lleva a cabo el experimento, cualquier juninense podrá advertir con sólo mirar a su alrededor que hay mucho de qué preocuparse.
Para quienes ya llevan más de medio siglo de vida, ya saben que las crisis económicas han sido, lamentablemente en mayor o menor grado, una moneda corriente en la vida cotidiana de los argentinos, pero cada una de estas crisis ha mostrado ser distinta en cuanto a su concepción o como en este caso, respecto a su crueldad y agudeza.
Como si fuera poco, ni el clima es condescendiente y el frío polar llega temprano y arrecia golpeando a las familias castigadas por la falta de trabajo, los magros sueldos o las pésimas jubilaciones y pensiones.
En ese marco se plantean –justamente- dos escenarios. Uno el del trabajador o empresario pyme que confió en hombres y en proyectos; y el otro, el escenario adonde se suben aquellos hombres que prometieron mejoras y nos hunden. El nacional con un micrófono y contorsiones payasescas y el municipal con su valija plagada de ilusiones como si se tratara del mercachifle que recorre los pueblos con soluciones salvadoras que sólo lo salvan a él.
Alrededor de ambos se palpa el abandono del Estado que se supone era de todos y que los supuestos estadistas siguen exprimiendo, como si se tratara de una teta eterna.