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Condoricosas en el feudo petrequista: Uno miente y el otro engaña - Semanario de Junín

LOCALES | 30 AGO 2024

NOTA DE TAPA: PINOCHO Y CONDORITO

Condoricosas en el feudo petrequista: Uno miente y el otro engaña

El intendente Pablo Petrecca y el empresario Eduardo “Condorito” Dimarco parecen oficiar un tándem interesante a la hora de llevar adelante emprendimientos donde se relacionan organizaciones privadas con presiones o dádivas municipales. Si bien mantienen una relación de “amor-odio” en lo político, prima entre ellos el “amiguismo” con el que se benefician los privilegiados de esta gestión municipal.



NOTA DE TAPA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 425 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 24 AL 30 DE AGOSTO DE 2024

El intendente Pablo Petrecca y el empresario Eduardo “Condorito” Dimarco parecen mantener una relación de amor-odio tal como suele ocurrir en las parejas tóxicas. Sin embargo, durante la gestión petrequista, el exdeejay que se ganó el mote por el parecido físico con el protagonista de la historieta cómica chilena homónima, ha sabido encontrarle el lado flaco al dueño del PRO local y de la mano han promovido negocios en base a presiones y contubernios generados sobre distintas asociaciones y privados.

De hecho, el “triángulo amoroso” que supieron construir en base a nefastos manejos tiene en sus ángulos al Club Jorge Newbery, la Sociedad Rural de Junín y, más recientemente, al ex Cine San Carlos.

Es llamativo que, en cada caso, la municipalidad, de modo solapado, haya contribuido a que Dimarco llevara a cabo sus negociados desde una posición privilegiada y dejando afuera cualquier otra competencia.

“El Cóndor” habría manipulado a Petrecca para que el municipio donara a la institución de Pueblo Nuevo las nueve hectáreas ubicadas en calle Alberti para la construcción del “complejo polideportivo”.

El Club Jorge Newbery podría enmarcarse como uno los primeros enrolados (de hecho) en las hoy polémicas Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) que trata de promover mediante decretos el gobierno de Javier Milei. Junín suele tener varios de estos casos paradigmáticos.

A diferencia de las asociaciones civiles sin fines de lucro, las SAD operan “con fines de lucro”, buscando beneficios individuales y jugosas ganancias.

El principal cambio que dispuso el decreto en relación al deporte está relacionado con el artículo 19 bis de la Ley del Deporte (20.655). La nueva normativa permite que las entidades deportivas asuman la figura legal denominada SAD.

Las organizaciones rectoras del deporte en nuestro país - como es el caso de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA)- prohíben la afiliación y participación en los torneos de un club que sea una SAD. Dicho de otro modo, para que un club pueda ser admitido dentro de la AFA debe organizarse jurídicamente como asociación civil.

Sin embargo, Dimarco regentea -dentro de la propiedad del Club Jorge Newbery- tanto “su cine” como lo que era el local bailable Long Time, instalaciones que utiliza como depósito y oficinas particulares y constituyen su reino privado, tal como lo manifestó hace pocos días atrás cuando alguien se estacionó frente al lugar con su vehículo y se trenzó a golpes de puño, terminando detenido.

Pero además de tener a su merced la manzana comprendida por calles Italia, J. Newbery, B° de Irigoyen y España, Condorito también usufructúa, como veremos, otras instalaciones y espacios que pertenecen a los socios.

En calle Alberdi, entre Maipú e Ituizango (espacio del CJN), Dimarco estaría construyendo un nuevo emprendimiento comercial.

El presidente del Club Jorge Newbery es, desde 2016, el dirigente peronista y actual líder del PJ de Junín Lautaro Mazzutti y su particularidad es que ha logrado (algo raro como peronista) “buena sintonía” con el jefe comunal cuando se trata del club, aunque lo critica (a veces) en materia política para no perder las formas y promoviendo una suerte de juego del tipo: “policía bueno-policía malo”.

Lo cierto es que merced a diferentes presiones y para darle “chapa” a la gestión Mazzutti, “El Cóndor” (como gusta que lo llamen) habría manipulado a Petrecca para que el municipio le donara a la institución de Pueblo Nuevo las nueve hectáreas ubicadas en calle Alberti, pasando ruta 188. Un lugar que, sin dudas, promete y mucho desde el punto de vista inmobiliario.

En ese sector de la ciudad, el arquitecto Marcelo Balestrasse, hoy edil petrequista y exsecretario de Obras Públicas, y también ligado a Newbery, como también lo es al Club Náutico Junín, en “modo benefactor” tendría a su cargo la construcción de lo que sería el “complejo polideportivo” institucional del Aviador juninense y del que también intentaría prenderse el multifacético empresario, quien no ha dejado lugar sin invadir dentro de la institución social y deportiva.

De hecho, ahora estaría construyendo un nuevo emprendimiento dentro de otro espacio institucional que contaría con lavadero, cafetería y hamburguesería en lo que es el ex predio ferroviario donde se halla la cancha de fútbol de Newbery. Dimarco estaría llevando a cabo la obra que ocupa una franja de Alberdi y las vías, hoy lugar de circulación obligado debido al cierre de Rivadavia por el paso bajo nivel. Tal vez por ello motorizó (siempre desde las sombras) protestas por la llegada del fast food Mostaza a Junín, lo cual, contrariamente, cuenta con el apego incondicional del alcalde de Junín.

Las presiones de Dimarco para que Petrecca le donara el terreno al Newbery habrían apagado las críticas de otros dirigentes del club que miraban con malos ojos la forma en que éste avanzaba sobre la entidad, ocupando un lugar clave a la hora en las decisiones pasando, en algunos casos, por encima de la comisión directiva.

Por lo tanto, no sería extraño que el Club Jorge Newbery de Junín sea en el futuro uno de los primeros en adherir a las sociedades anónimas que propone el gobierno, lo cual de hecho ya viene aconteciendo en la organización de nuestra ciudad.

Con la complacencia de Petrecca, el “empresario pájaro” se hizo cargo hace poco tiempo del uso exclusivo de la cúpula de la Sociedad Rural de Junín.

AMORES RURALES

Eduardo Dimarco ha tenido casi tantos negocios como denuncias por precarización laboral efectuadas (o no) por quienes han trabajado en sus emprendimientos, donde la mayoría de los contratados terminan renunciando debido a particulares situaciones de desprecio y violencia ejercidas por quien logró dinero, pero no prestigio en la ciudad.

Su avidez por estar a “la pesca” de aquello que aparezca para hacer plata, es tan potente como su personalidad insegura que lo lleva a querer destruir todo lo que crezca a su alrededor y le haga siquiera un poco de competencia.

En ese sentido, ha contado con la complacencia de Pablo Petrecca, quien como jefe comunal ha sabido, con diferentes argucias, allanarle caminos en una suerte de simbiosis.

En ese sentido, el empresario se hizo cargo hace poco tiempo del uso exclusivo de la cúpula de la Sociedad Rural de Junín que forma parte del predio de la entidad ubicado en camino al balneario y Ruta Nacional 7, y para lograr su cometido también habría tenido de ladero al intendente.

La entidad ruralista local ha perdido el esplendor societario y gremial de otrora, como así también el trabajo dirigencial. En ese lapso, la emblemática infraestructura, que fue la cuna que cobijó a los más grandes artistas nacionales e internacionales para ser aclamados por Junín y la zona, se fue deteriorando.

Dimarco regentea -dentro de la propiedad del CJN- tanto “su cine” como lo que era el mítico boliche Long Time, instalaciones que utiliza como depósito y oficinas particulares.

Según los relatos, cuando los dirigentes de la SRJ pensaron en poner en marcha la maquinaria de los espectáculos para dar empuje a sus magras finanzas, desde el municipio los alertaron respecto a que debían realizar una costosa inversión para lograr que el lugar fuera habilitado para cualquier tipo de espectáculo, debido a que presentaba “serias falencias” estructurales.

Habría sido alguien del ejecutivo quien, al poco tiempo, les acercó la idea de hacer un convenio con Dimarco, para que, a cambio de mejorar la estructura, dispusiera de la cúpula para la organización de eventuales espectáculos o eventos privados.

Lo que ocurrió luego es conocido y a los pocos meses el tradicional lugar estaba nuevamente “en condiciones” para su explotación en manos de Condorito, quien sobrevuela los negocios con el apoyo municipal. Pero faltaba ‘una pata’ más que proveyera el ejecutivo petrequista al negocio del exdeejay.

Fue entonces que de repente el municipio dejó de alquilar para cualquier tipo de espectáculo público el amplio y confortable salón del complejo polideportivo municipal General San Martín, y de este modo Dimarco no tuvo competencia para la cúpula ruralista que se encuentra -¡oh casualidad!- justo enfrente.

A pies juntillas se cumplió con el pedido empresarial y ya no hay presentaciones en el predio municipal y ante cada solicitud de alquiler la respuesta es negativa, aunque no falta la consabida sugerencia: “Consultá si hay fecha para hacerlo en la cúpula”.

En los últimas semanas, se lanzó a otra tarea “épica”: apelando a la cuestión emocional, se puso al frente de la campaña para “recuperar” el San Carlos, también con argucias aportadas por el estado municipal.

QUIERO MÁS

La ambición de Dimarco parece desmedida, aunque podría determinarse que su necesidad de mostrarse se relaciona con que quiere obtener un reconocimiento social que se le viene negando, al igual que el poder político.

En esa espectacularidad que quiere mostrar y al tiempo de esconder sus fracasos comerciales, se lanzó a otra tarea que considera “épica” y por la cual busca apoyo comunitario apelando a la cuestión emocional, para concretar –en realidad- un capital político que le es esquivo.

Nos referimos al lanzamiento de la campaña para “recuperar” el Cine San Carlos, que también lo hizo con argucias aportadas por el estado municipal.

En principio, el Ejecutivo petrequista, a través de la propaganda que suele encaramar con los “medios tradicionales”, emprendió una campaña contra los dueños de la malograda edificación de calle Arias, acusándolos de desidia en el mantenimiento del lugar, el cual causaba aparentes “molestias a los vecinos”. En realidad, una situación nada novedosa, que se viene viviendo desde hace más de 10 años y de la cual también es responsable la burocracia del estado municipal.

La negativa por dejar sin efecto la normativa que declara “patrimonio histórico” al lugar ha sido foco de constante conflicto entre quienes pretenden que el tiempo se detenga y los que entienden que hay que adaptarse a que en la vida hay evolución permanente y por cierto cosas que sólo van quedando en la memoria y que de poco vale tener derruidos edificios que otrora fueran “símbolo” de la ciudad y hoy son eso, ruinas, que sólo afean a una ciudad de por sí poco atendida por los servicios municipales.

Lo llamativo es que a los pocos días de que funcionarios municipales retomaran por enésima vez el conflicto añoso, apareció “la familia Dimarco” para salvar la situación como si fuera el “séptimo de caballería” que bajó desde las películas que otrora lo tuvieran de protagonista en la icónica sala. Sin embargo, esta semana un grupo de inspectores de la UOCRA visitó la edificación para ver en qué condiciones estaban los trabajadores: hallaron falencias y labraron un acta por las irregularidades en las condiciones de trabajo y contratación.

De este modo, “Condorito”, quien venía sobrevolando el área, en poco tiempo obtuvo para sí, merced a las presiones municipales, los dos emblemáticos lugares de espectáculos de Junín: La Cúpula y el San Carlos. Pero también logró un premio adicional: que Petrecca le concediera la doble mano de avenida Arias (recientemente implementada) como si fuera la calle Corrientes, a la espera –por qué no- que la haga peatonal como la porteña Lavalle.

Sólo quedaría pendiente que a futuro la municipalidad le entregue en comodato el Teatro de la Ranchería al ambicioso empresario para completar el cartón y poder cantar bingo.

Más allá de las fotos que logró Dimarco junto a Milei y su hermana Karina, no pudo levantar la barrera de la “Fuerzas del Cielo”.

POLÍTICAMENTE INCORRECTO

En lo que todavía no pudieron acordar Petrecca y Dimarco ha sido en política, aunque también hubo algunos escarceos en la materia. En principio, lograron un “pacto de no agresión” por parte de los medios que maneja Dimarco, quien contó con apoyo de Petrecca en otros tiempos para hacerse de la mayoría de las frecuencias radiales de las FM de Junín que sabe manejar a su antojo.

Ocurre que ambos son de ir por todo sin entregar nada y en política la construcción no se hace necesariamente con plata. Sin embargo, Dimarco creyó que esa era la posibilidad de escalar a partir de la aparición de La Libertad Avanza, aunque en este caso Javier Souto, quien luego se convertiría en líder de la agrupación, le bloqueó la entrada.

Mientras Petrecca veía al libertario y a la vez empleado municipal como un peligro para sus aspiraciones reeleccionistas y además Luis Chami lo llevaba a una interna, el líder del PRO se unió al Cóndor para “minar” a Souto con “carpetazos” y terminar así con sus intenciones políticas.

Sin embargo, los planes no salieron como estaba previsto y más allá de las fotos que logró Dimarco junto a Javier Milei y su hermana Karina, luego de colaborar con la organización de algunas presentaciones de los libertarios en CABA durante la campaña del año pasado, no pudo levantar la barrera de la “Fuerzas del Cielo”.

Incluso habría sido el dueño del cine quien entusiasmó a Petrecca para aportarle los fiscales a LLA durante el balotaje, a cambio de algunos puestos para su gente a nivel nacional entre los cuales también se incluiría a la esposa del intendente, algo que luego no se concretó aunque todavía en Junín quedan pendientes varios nombramientos nacionales en distintas delegaciones.

De hecho, el empresario intentó poner a su propio hijo al frente de la juventud de LLA, pero no logró posicionarlo.

A medida que se fueron descubriendo cada una de las estrategias de Dimarco por escalar posiciones político partidarias por el sólo hecho de ostentar poder y con ello obtener privilegios a la hora de negociar otros emprendimientos, le fueron soltando la mano “desde arriba”. Esta maniobra lo mantendría hoy alejado de la política, pero agazapado (como siempre) ante la oportunidad que pueda “pescar”, contando con el apoyo de quien a veces aparece como su amigo y otras como su enemigo. Porque así acontecen las relaciones cuando los desespera el poder y más aún cuando en el cóctel se suma el dinero.