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EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 14 AL 20 DE JUNIO DE 2025
El nuevo “chiche” del alcalde tiene un costo de 334 millones de pesos, un monto equivalente a más de una decena de cuadras de asfalto o muchas más de reasfaltado de las que están poceadas o resquebrajadas, y cuanto más de tareas sobre las calles de tierra plagadas de cráteres que nada envidian al suelo lunar.
Son casi 340 millones de pesos que podrían servir para infinidad de cosas mucho más prioritarias que una escuela de robótica, más allá de la importancia que supone ésta.
Esta medida se encuadra en la sarta de disparates que a diario nos presenta una gestión municipal que no posee una planificación, magnifica las insignificancias y maneja de manera oculta las inversiones groseras sin sentido, como lo hizo con esta licitación de la cual sólo podían enterarse los que siguen palmo a palmo el boletín oficial.
Resulta indecoroso que se lleve a cabo semejante inversión con dineros que deben destinarse a educación, cuando faltan mejoras en la infraestructura escolar y sigue paralizada una obra de refacción de cielorrasos, instalación eléctrica y pintura en la Escuela Normal, por la que se firmó el convenio en 2022 y fue frenada por el actual gobierno nacional en diciembre de 2023, quedando por terminar el 40% de lo previsto.
Se trata de 14 aulas de la centenaria escuela que necesitan atención en pintura y techos, mientras todo el establecimiento requiere de instalación eléctrica nueva, según lo pactado.
Se viene postergando una reunión con la unidad distrital y nadie brinda respuestas satisfactorias y hasta ahora se ha dado ninguna solución, mientras las paredes se llueven, hay riesgo de cortocircuitos y se están perdiendo materiales de los ya colocados.
Por eso, en medio de tantos odiadores del Estado y de la educación pública, es menester contrarrestar este tipo de acciones donde millones de pesos son manejados irresponsablemente. Y para ello se deben generar mecanismos de control puntilloso, sobre quienes apuran su dedo acusador para apuntar a los “otros” supuestos corruptos, cuando la mayoría de la clase política está en una virtual “libertad condicional”.