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La hormiga y la cigarra versión agro - Semanario de Junín

NACIONALES | 22 JUN 2025

SEMANAGRO

La hormiga y la cigarra versión agro

No fueron la inundación ni la sequía, los riesgos climáticos ya vienen incluidos en el ADN agropecuario; el problema irresuelto y de difícil reconversión se manifiesta en una relación de “explotador y explotado”.



SECCIÓN SEMANAGRO PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 467 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 21 AL 27 DE JUNIO DE 2025

Hace más de 20 años, la producción agropecuaria tuvo una oportunidad como jamás había tenido desde el “granero del mundo”.

Por aquel tiempo la “revolución verde” la puso a jugar en primera debido a las nuevas tecnologías y la bonanza en el mundo oriental que pedía más calidad de alimentación y para ello generaría más proteínas animales.

Domados en gran escala los vegetales que competían con la soja y estallado el corset del dólar convertible a nivel local, no solamente la zona núcleo se convirtió en vergel, sino que hubo que mandar a la ganadería a zonas que ni la esperaban y también en el NEA y el litoral reinó la alegría. Las hormigas se organizaron y comenzaron a aprovechar cada una de las bondades que recibían, no sin esfuerzo de su parte ya que hubo inversión en máquinas, tecnología y genética.

Al mismo tiempo, la industria y el Estado se frotaban las manitas, sin dejar de cantar celebrando la buenaventura que les depararía la ola productiva desatada.

Sin inversiones para llevar adelante una estrategia manufacturera y cobrando impuestos a las exportaciones les alcanzó para concretar una política que debió aprovechar el boom agrario acompañado de la industria de la alimentación, pero con el diario del lunes vemos la oportunidad perdida, que sí aprovecharon los países vecinos.

Lo que pueda considerarse un triunfo no es más que un fracaso disfrazado, porque mientras la Argentina estaba adelantada en materia de conocimientos para abordar las mejoras productivas, no hubo un acompañamiento de políticas industriales y se quedó sobrenadando en esa supuesta abundancia, a la que no le costó mucho emparejar a países como Uruguay, Paraguay y Brasil, que supieron aprovechar mejor la onda verde.

Y a diferencia de la fábula, donde la laboriosa hormiga le cierra la puerta en invierno a la cigarra que se la pasó cantando, en este caso la dirigencia agraria se mezcló torpemente en política y habiendo más cigarras, lo terminaron esquilmando.

Por diversos factores políticos, sociales y culturales, el agro argentino fue considerado la “cenicienta” de la economía productiva por parte tanto de la industria, como del Estado y también porque no el sector “servicios”.

Esta “hormiga” ha estado alimentando durante mucho tiempo las ventajas obtenidas por las “cigarras”, que no sólo no recibieron el portazo, sino que se le metieron en la casa y lo redujeron a la servidumbre, dándole a cambio la libertad de cambiar la camioneta cada dos años y pagarla a diez.

No fueron la inundación ni la sequía, los riesgos climáticos ya vienen incluidos en el adn agropecuario; el problema irresuelto y de difícil reconversión se manifiesta en esta relación de explotador y explotado, donde además aparece una suerte de manipulación política por la cual le hacen creer al oprimido que es parte del conjunto, cuando en verdad es el único que genera valor.

La dirigencia agropecuaria a nivel nacional ha sufrido intensas “lavadas” hasta convertirse en una prenda desteñida que ni siquiera llama la atención, salvo por el abandono

HASTA LAS MANOS

La dirigencia agropecuaria a nivel nacional ha sufrido intensas “lavadas” hasta convertirse en una prenda desteñida que ni siquiera llama la atención, salvo por el abandono. Cada una de las agrupaciones han estado incubando varios tordos, cuyos huevos fueron depositados por diferentes espacios políticos; lo cual generó precisamente esa pérdida de identidad que a estas alturas parece irrecuperable.

Desbordados todos por la ambición, dejaron pasar la gran oportunidad de principios de siglo, para armar un proyecto sustentable en materia productiva que incluyera la materia prima, pero también la manufactura y ampliación de mercados; obteniendo como paso trascendental la mejora en la cantidad y calidad de empleo y con ello una superior calidad de vida de la comunidad en general.

Sin embargo y a pesar de la necesidad de infraestructura para el desarrollo del sector rural ésta fue cada vez más olvidada lo cual dejó en pie la producción extensiva, pero condenó a la muerte a la intensiva y con ello el arraigo por parte de familias que emigraron a los centros urbanos debido a las carencias en caminos, educación, salud y seguridad. Otra vez la hormiga había sido saqueada.

El estado de cosas al día de hoy pasa por un nuevo entretenimiento como lo es este “fenómeno barrial”, que al igual que sus técnicos económicos posee poco y nada de conocimiento del sector agrario y las posibilidades de expansión, mirando solamente los ingresos de divisas a cambio de materias primas que vendemos a granel, para poder rapiñarles impuestos sin nada a cambio, más que promesas incumplidas.

Con un componente realmente insólito como lo es liberar la importación de alimentos, lo único que producimos con ciertas ventajas competitivas y con la posibilidad de brindar empleo, algo que parece ser un bien cada vez más escaso.

Resulta incoherente que esté ingresando desde el exterior carne vacuna y porcina. Justamente en el caso del último mencionado, los ingresos crecieron en forma desmedida.

En mayo, las importaciones argentinas de carne de cerdo alcanzaron las 5.309 toneladas, lo que representa un aumento interanual del 1.500%", advierte y agregan los operadores que el fenómeno no es aislado: "En los primeros cinco meses del año, las importaciones de carne porcina totalizaron 24.303 toneladas, marcando un crecimiento del 520% en comparación con el mismo período del año anterior. Este volumen supera ampliamente las importaciones totales registradas durante todo 2024, lo que evidencia que la carne extranjera está comenzando a ocupar un lugar cada vez más significativo en el mercado argentino".

Según la comparación interanual, el ingreso de carne porcina durante ese mes fue 14 veces mayor que en mayo de 2024. Una situación que genera un fuerte desequilibrio en el mercado local, ya que la producción nacional no puede competir con los precios de países como Brasil o varias naciones europeas, que se ven favorecidos por el atraso cambiario en Argentina.

"Mientras tanto nos siguen diciendo que debemos ser competitivos y que los problemas son de los que producen", denuncia Juan Uccelli, ex presidente de la asociación de criadores de cerdos en el informe.

Justamente la cría de cerdos es uno de los sectores que se llevan a cabo en granjas familiares y necesitan de importante mano de obra.

El dato resulta estremecedor al saber la caída en las exportaciones de carne porcina, se redujeron en mayo a 825 toneladas, una caída interanual del 24%.

Esto constituye solamente una muestra del estado calamitoso en que se encuentran las políticas agropecuarias, atravesadas por el parasitismo consuetudinario tanto de los industriales ventajeros como del gobierno de turno.

Un sector cuyos recursos naturales debieran haber servido para el crecimiento de los pueblos que, por el contrario, se ven cada vez más sumidos en la miseria, mientras los campos parecen un páramo desierto de gente y la biodiversidad cada vez más expuesta a los peligros de la contaminación sin cuartel.