En 1999, en tiempos que el gobernador bonaerense era Felipe Sola, se anunció una obra que prometía mitigar en gran parte el drama de las inundaciones en la cuenca del Salado. La enorme planicie bonaerense, con recurrentes anegamientos tendría con esta obra, un mejoramiento sustancial, que, según prometieron los funcionarios entonces, iba a impactar en millones de hectáreas productivas que se iban a recuperar, dejando atrás décadas de reclamos y pesares.
El proyecto prometió ensanchar el cauce y profundidad en los 700 kilómetros de longitud del Salado, reducir el impacto de inundaciones y reconvertir y recuperar 8 millones y medio de hectáreas productivas.
La obra atravesó varios gobiernos bonaerenses. El de Daniel Scioli llevó adelante el tramo 2 y parte del tramo 3. Ya bajo la gestión de María Eugenia Vidal se terminó el tramo 3 y se inició el tramo 4 -el más extenso- que actualmente está en un 51%.
Las últimas lluvias abundantes que favorecieron el llenado de las lagunas de Gómez y El Carpincho en Junín son las mismas que podrían complicar la situación en la cuenca del Salado
El Plan debió estar finalizado 15 años después del anuncio, es decir en 2014, pero hasta ahora, 11 años después de la fecha que debía estar listo y a 26 años del primer anuncio, solo se completó la mitad, de acuerdo a un estudio que difundió la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), titulado “El Salado, el alto costo de la inacción”.
Según la entidad ruralista, el retraso de algo más de 10 años en la finalización de las obras de la iniciativa más ambiciosa para mitigar las inundaciones, pero también las sequías que periódicamente afectan al interior productivo de la Provincia, ya provocó pérdidas por unos 40.000 millones de dólares.
CARBAP señala que, actualizado a valores actuales, el Plan Maestro tiene un costo de unos 4 mil millones de dólares. Y contrasta esa cifra con el aporte que, en materia de retenciones, hizo el sector agropecuario durante los 10 años que lleva la demora en la finalización de obras: unos 35.000 millones de dólares.
“La paradoja es evidente: la región ha financiado reiteradamente las obras que se le siguen negando”, indica CARBAP en su trabajo.
El diseño original del Plan estuvo a cargo de la consultora Halcrow & Partners y contaba con financiamiento del Banco Mundial, estaba pensado para regular los excesos -y carencias- hídricos de la Cuenta del Salado, que comprende unos 17 millones de hectáreas de alto potencial productivo: concentra el 75% del stock vacuno bonaerense, produce más del 70% de los granos de la provincia y genera más del 20% de la leche del país.
De acuerdo al trabajo, el costo de la demora se divide en 5.000 millones de dólares en pérdidas productivas evitables y el resto en recursos no invertidos.
El informe indica que “desde la puesta en marcha del plan, se han registrado numerosos eventos de inundación en la cuenca. Algunos han afectado la totalidad del territorio —como el de 2017— y otros han sido de carácter más localizado”.
El trabajo de la entidad ruralista hace foco en la dificultad de este año –“especialmente crítico-, con “tres eventos climáticos severos” que dejaron como saldo “más de 2 millones de hectáreas” que aún están anegadas. Pero a la vez marca que en las zonas donde las obras avanzaron más, la situación tiene a normalizarse más rápidamente y de esa manera el impacto es más suave.
El impacto de la paralización de un solo tramo, como el IV. 2, va más allá del mismo, pues retarda y afecta también el desarrollo de todo un conjunto de obras largamente esperadas
El ruralismo viene reclamando por la finalización de las obras. La ultimas de esas protestas se dio el mes pasado, cuando el consejo Honorario Asesor del Río Salado de Carbap exhortó al Gobierno de Javier Milei “a reactivar de manera inmediata” el dragado de ese río en su Tramo IV.
En 2022 funcionarios juninenses se reunieron para analizar el impacto ambiental de los trabajos pendientes. “Esta es una de las obras más solicitadas por los productores agropecuarios y por la comunidad toda, que la provincia viene desarrollando desde hace ya varios años en las etapas previas desde la desembocadura y es la culminación de la obra del plan maestro”, dijo el arquitecto Balestrasse, por entonces a cargo de Obras Públicas de Junín, en el encuentro con funcionarios de Hidráulica bonaerense. “Esta etapa que está a punto de comenzar abarca desde la laguna ‘El Carpincho’ hasta Alberti, pasando por Chacabuco, parte de Bragado y Alberti”, añadió en la previa de una noticia que despertó entusiasmo en la región.
Según CARBAP, la ausencia de obras ya provocó pérdidas en la región de unos 40.000 millones de dólares
A los pocos meses, en 2023, el Gobierno Nacional firmó el contrato para dicha etapa de la ampliación de la capacidad de la Cuenca del Río Salado. El secretario de Obras Públicas de la Nación, Carlos Rodríguez, firmó el contrato de obra con las empresas encargadas de llevar adelante la etapa 2 del Tramo IV de la obra de ampliación de la capacidad de la Cuenca del Río Salado, por una inversión de $26.737 millones. Las empresas adjudicatarias de las obras fueron Centro de Construcciones S.A; Pentamar S.A.; la empresa José J. Chediack S.A.I.C.A.; Ecodyma Empresa Constructora S.A.; Dragados y Obras Portuarias S.A; y Sabavisa S.A.
Pero de aquella ilusión a estos días, nada cambió. Por eso, recrudecieron los enojos. En mayo pasado, Alberto Larrañaga, integrante de la Sociedad Rural de 25 de Mayo y además presidente del Consejo Honorario del Salado y también Coordinador de la Comisión de Aguas de CARBAP contó que el tramo que une la laguna El Carpincho con Bragado aún está sin licitar y si bien hay un principio de acuerdo entre la provincia y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) la demora en avances concretos provoca preocupación. “Vemos que vienen muy demoradas las obras en el tramo que va de Junín hasta Bragado, que no son tan costosas, pero aún está sin concretar” dijo.
Ese viejo reclamo se potenció después de las lluvias que provocaron inundaciones de principios de mayo de este año, que complicaron a unas 28 ciudades de la provincia, especialmente a algunas ubicadas en el noreste del territorio provincial, como Zárate y Campana.
En ese momento, CARBAP emitió un comunicado en el que “la paralización de la mencionada etapa, que de hecho ya era evidente hacia fines del año último, fue formalizada a mediados de marzo pasado, mediante la modalidad administrativa de neutralización, por un plazo de 60 días”.
La traza del Río Salado se desarrolla de oeste a este en el centro norte de Buenos Aires, impactando en el área de mayor producción agropecuaria de la provincia
“El impacto de la paralización de un solo tramo, como el IV. 2, va más allá del mismo, pues retarda y afecta también el desarrollo de todo un conjunto de obras largamente esperadas por comunidades del interior que, de manera recurrente, sufren los azotes de las inundaciones que el Plan Maestro Integral apunta a prevenir o mitigar”, añadieron desde la entidad.
Sin embargo, la obra del dragado, si bien es importante, pierde relevancia sin las obras secundarias previstas en el Plan Maestro, ese dragado es de relativa utilidad. Y el trabajo pendiente sobre las otras cuencas es imprescindible para mitigar los excesos hídricos en la cuenca. El punto es que para estos trabajos se creó el Fondo Hídrico Nacional, que, si bien ha recaudado dinero, dejó paralizadas las obras en la etapa 2 del tramo 4 del Plan Maestro, tras una licitación caída al comienzo del gobierno de Axel Kicillof, y ahora tiene las obras paralizadas porque el Gobierno nacional no les paga a las empresas contratistas.
Y en este punto, lamentablemente los tironeos políticos entre el gobierno nacional y el provincial por el traspaso de la obra pública dejó en el medio ese tramo de la obra del Salado, que había sido declarada prioritaria en los papeles, pero quedó en medio de disputas en la realidad.
En medio de este tironeo político quedaron los fondos, los contratos y una serie de obras paralizadas, perjudicando a millones de hectáreas y de habitantes, que en 1999 recibieron con ilusión una noticia y ahora ven con desazón, una obra que prometía estar lista en pocos años pero que cada día está más lejos.