Mafalda es una nena terrible, simpática y atrevida, que vive en la Argentina de mediados de los 60 y principios de los 70. Es nacida de una típica familia porteña de clase media. Esta niña, como todas, tiene una familia y unos amigos que forman su pandilla. Va a la escuela y, en verano, cuando le salen las cuentas a su papá, va de vacaciones. Pero Mafalda no es una niña como otra cualquiera.
Humilde y comprometida con las etnias, le preocupa el mundo y no entiende como los adultos pueden llevarlo tan mal. Es famosa en el mundo entero por la gracia de sus preguntas, la inocencia de su mundo y la altura de sus ideales. Luchadora social incansable, emite manifiestos políticos desde su sillita con una inocente falta de inocencia. Puede decirse que es una revolucionaria más allá del lápiz y el papel. A través de Mafalda y su entorno, su autor, Quino reflexiona sobre la situación del mundo y las personas que en él vivimos.
Conserva su boca amplia, el pelo generoso a los costados, ceñido por un moño, el vestido corto y los zapatitos Guillermina. Lo mejor es que conserva todavía la agudeza intelectual que la convirtió en la voz de la conciencia social de una época que pintaba para la paz y que acabó en la violencia.
Ahora, a más de 60 años de su aparición, el entrañable personaje creado por el dibujante mendocino Joaquín Salvador Lavado se publicará por primera vez en Estados Unidos con una colección de cinco volúmenes publicada por Elsewhere Editions.
El primer tomo se lanzó este martes, y buscará introducir al público norteamericano a esta niña que fue un éxito en América Latina, Europa y Asia desde su debut en 1964.
Esta creación inolvidable del genial Quino apareció por primera vez en 1964 e hizo de las suyas junto a sus amiguitos, hasta 1973, año en que se despiden para siempre de sus lectores
Si bien Mafalda surgió en el marco de la Guerra Fría, sus cuestionamientos a la autoridad, sus observaciones políticas y su ácida mirada sobre el mundo adulto no pasan de moda y siguen conformándola como un personaje de lo más atractivo para grandes y chicos.
Frank Wynne, el traductor de la colección, celebró la llegada de la creación de Quino en un momento de polarización política en Estados Unidos. "Mafalda ilumina las incoherencias y ridiculeces del mundo adulto con su curiosidad obstinada", subrayó.
"Cuando el público estadounidense conozca a Mafalda, encontrará a una chica que se parece a Nancy, el icónico personaje de Ernie Bushmiller, pero cuyas travesuras son completamente suyas. Mafalda se lanza al espacio exterior en una mochila propulsora con gas y está abierta a todo tipo de experiencias.
Aunque es poco probable que ayude a demócratas y republicanos a congeniar, su curiosidad inocente pero obstinada podría mostrar a los supuestos adultos presentes cómo ayudar a las futuras generaciones", definió el crítico Benjamin Russell, del New York Times.
Creada originalmente para una campaña publicitaria que nunca se concretó, Mafalda apareció por primera vez en el semanario argentino Primera Plana en 1964. La tira, que se publicó hasta 1973, combina sátira política con un humor accesible para todas las edades, siguiendo las aventuras de una niña de seis años que odia la sopa, cuestiona el mundo adulto y se rodea de amigos que encarnan las tensiones sociales de su época.
Mafalda fue capaz de ponerle una venda al globo terráqueo para calmar sus heridas, de dejar escritas frases de hace más de medio siglo que parecen escritas ayer por la tarde: “¿Por dónde hay que empujar a este país para llevarlo adelante?”, capaz de una lógica simple que desarmaba al más pintado: cuando la criticaron porque admiraba a Los Beatles sin saber muy bien qué querían decir sus canciones, Mafalda contestó: “Hasta ahora nadie sabe qué quiere decir guau y todo el mundo quiere a los perros”.
Muchas de estas reflexiones, ahora desembarcan con toda su fuerza en el país gobernado por Trump.