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El alfajor de la región gusta, crece y suma distinciones - Semanario de Junín

NACIONALES | 1 JUL 2025

SABOR Y TRADICIÓN

El alfajor de la región gusta, crece y suma distinciones

El fin de semana pasado tuvo lugar en Avellaneda la competencia anual de empresas y fábricas artesanales de la golosina más popular. Allí, un alfajor de General Viamonte cosechó un premio y muchos elogios.



La ciudad y la región pisan fuerte en el mundo de uno de los sabores más elegidos por los paladares argentinos. El alfajor en Junín tiene larga tradición. Seguramente a la hora de recordar nombres y gustos aparece La Malocha, la fábrica que los produce desde 1948 y en los últimos años, varios emprendedores se subieron a este boom.

Acompañando este movimiento, distintos certámenes nacionales integrados por paladares exigentes, prueban los distintos tipos y sabores y dictaminan su calidad, premiando a los mejores. Por ese reconocimiento pasaron marcas como Arrabal que cosechó varias distinciones y funciona en el parque Industrial local; Dolce Fina, elaborado por la juninense Agustina Sosa, y Muchachos, el “alfajor de los Campeones del Mundo y Bicampeón de América” un proyecto del emprendedor Guillermo Vambrie. Todos ganaron un lugar en el competitivo mundo de esta golosina, la preferida por grandes y chicos, que se consume en un recreo escolar, un café entre amigos, una sobremesa familiar o en algún viaje.

El fin de semana largo se llevó a cabo en Avellaneda, el Campeonato Argentino del Alfajor, donde dieron el presente un total de 400 marcas, y solo seis fueron reconocidas como las mejores. Gracias a un análisis previo por parte del jurado compuesto por tres expertos culinarios, mencionaron a aquellos que destacaron por sobre el resto debido a su sabor, originalidad e ingredientes.

En esta competencia, donde se presentaron diferentes marcas industriales y artesanales, la firma Chemamüll de Los Toldos se quedó con el tercer puesto.

En ese listado de los mejores alfajores argentinos, en la categoría Mejor Alfajor Industrial, el ganador fue Orense (Quilmes), y el top tres lo completaron Chocolezza, de Mendoza y Minue, un alfajor de Avellaneda.

En tanto, en la categoría Mejor Alfajor Artesanal, Mencanto, de Temperley fue el vencedor, Butterqueen, de Caballito fue distinguido con el segundo lugar mientras que Chemamüll de Los Toldos, fue reconocido con el tercer lugar.

El proyecto familiar no tiene descanso. El domingo a la noche empiezan con la masa, y al otro día comienzan con el horneado

En el caso de Chemamüll, el alfajor de Los Toldos, hace años no solo lidera las ventas en la ciudad y la región en la categoría artesanales, sino que también sabe de premios en certámenes pasados.

El año pasado recibió el segundo premio entre los alfajores artesanales en la segunda Fiesta Regional del Alfajor que se desarrolló en Areco y también un segundo lugar en el Campeonato Mundial del Alfajor que se realizó en la Sociedad Rural en la Ciudad de Buenos Aires con presencia de más de 180 marcas de alfajores provenientes de Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Paraguay y México. Allí, un panel de más de 20 catadores de Argentina, Uruguay y España, conformado por ingenieros en alimentos, reconocidos chefs, maestros pasteleros, expertos en análisis sensorial, periodistas e influencers del mundo de los alfajores, fue responsable de seleccionar y premiar al Mejor Alfajor del Mundo. Este jurado también otorgó medallas de oro, plata y bronce en 19 categorías. Y ellos distinguieron a este alfajor toldense en la categoría ‘Glaseado’ como el mejor su producto con cobertura de merengue italiano, masa cacao, nuez moscada y relleno de dulce de leche.

Chemamüll nació hace unos siete años, luego que Mario Piazza y su esposa Daniela Paz se jubilaran y apostaran a un emprendimiento gastronómico. La Fiesta Caminos y Sabores que se realiza en la Rural de Palermo ofició de disparador de sus ganas y apostaron a fabricar alfajores desde General Viamonte.

Como nunca, la palabra ‘artesanal’ le cabe a este proyecto. Porque ni Mario ni Daniela sabían algo de alfajores. Y aprendieron a hacer la masa, a hornear y a cocinarlos en un horno común de su vivienda. Esa producción totalmente casera fue de 15 y solo para los amigos, que oficiaron de testers y la devolución los animó. “Estaban buenísimos” según la opinión de quienes degustaron esos alfajores del debut, que no tenían nombre, pero sí ilusiones.

El siguiente paso fue recibir el visto bueno de Bromatología para cumplir con los requisitos sanitarios que la fabricación exigía y como todo, una oportunidad les abrió una puerta para pensar en dar otro salto. En un encuentro de Producción en la municipalidad, llevaron dos docenas de alfajorcitos para compartir ese desayuno y entre los asistentes estaba el Director del banco Provincia quien quedó encantado con el producto.

Después, llegó la Feria Internacional de Turismo, la Fiesta del Queso en Los Toldos, y la Rural en Junín y en todos los casos, los productos volaron del stand. Tiernos, con buena humedad y productos de primera calidad, los Chemamüll empezaron a ganar terreno comercial, sin dejar de pertenecer a la categoría artesanal.

Producen unas 40 a 50 docenas que venden en CABA, La Plata y a Junín llegan por pedido

Según el alfajorero Mario Piazza “Hace siete años que estamos con este proyecto en el que trabajamos mi señora y yo con la colaboración de un hijo que es chef. Por eso digo que toda la producción es artesanal, nuestra y nos dedicamos casi exclusivamente a la fabricación de alfajores de este estilo, con merengue italiano”.

Entre sus variedades, fabrican de Chocolate relleno de dulce de leche; Chocolate relleno de mousse de Baileys, Chocolate relleno de fruta, Chocolate con masa de vainilla y relleno de dulce de leche, Chocolate blanco con masa de chocolate y relleno de dulce de leche y Chocolate blanco con masa de vainilla y relleno de dulce de leche.

Chemamüll fabrica entre 40 a 50 docenas de alfajores por semana que entregan principalmente por pedidos y también en sus bocas de expendio.

Para quienes no pasó desapercibido cada galardón, fue para los clientes fieles de las marcas, quienes honraron con orgullo esta fiesta de sabores. “Merecido”; “Son exquisitos”; “Por más éxitos y delicias” y “Son de excelencia”, fueron algunos elogios al respecto.

Cada alfajor y no solo los ganadores, confirmaron la pasión, la dedicación y la penetración en el paladar argentino que tiene esta popular galletita rellena que hoy cuenta con una variedad inimaginable.

Chemamüll es un microemprendimiento familiar, donde participan padres, madres e hijos, algunos profesionales de la gastronomía y que se dedican full time a realizar el mejor alfajor. El proyecto toldense no tiene descanso.

Mario y Daniela el domingo a la noche empiezan con la masa, y después de unas 12 horas de descanso (no tienen máquinas industriales) al otro día comienzan con el horneado. Son unas 40 a 50 docenas que recién a la tarde reciben el dulce de leche. Hacen de chocolate, vainilla, con cobertura de merengue italiano que tarda unas 48 horas en secarse y, además, entre los delicatesen, elaboran conitos, barras de cereal y Tutelu (vocablo mapuche) que es muy parecido a un bizcochuelo con dulce de leche, ron y cobertura de chocolate. Mario y Daniela convirtieron el quincho familiar en la fábrica, instalaron ahora un horno pizzero para cuatro fuentes, dos chocolateras, una batidora grande, la casa donde viven en salón de ventas, pero no perdieron de vista el espíritu del arranque. También cortan el papel aluminio y pegan los stickers y hacen el envoltorio que sale rumbo al paladar.

Hoy venden en CABA, en La Plata y a Junín traen por pedidos. Sus hijos manejan las redes, que sirven para potenciar las ventas de un festival de sabor y calidad, que toda la región tiene a la vuelta de su casa y puede disfrutar.