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Retenciones: Un vaticinio para los obsecuentes - Semanario de Junín

NACIONALES | 6 JUL 2025

SEMANAGRO

Retenciones: Un vaticinio para los obsecuentes

Cuando todavía Milei estaba en campaña presidencial, desde Semanagro plateamos una serie de situaciones por las cuales considerábamos que era un cuento la quita de los derechos de exportación a los granos. El tiempo nos dio la razón.



SECCIÓN SEMANAGRO PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 469 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 5 AL 11 DE JULIO DE 2025

No es la primera vez que desde estas páginas advertimos que la dirigencia agropecuaria perdió la brújula hace largo rato y después del levantamiento por la (resolución) 125, no se consiguió más poder, sino que se convirtieron en los hijos de la pavota, por buscar su zona de confort en el seno del PRO, cuyo jefe máximo por aquel entonces también los terminaría traicionando.

Esta semana, el gobierno de Javier Milei dejó sin efecto la rebaja que había implementado sobre los derechos de exportación (retenciones) a los granos y las organizaciones ensayaron un acto de enojo e insatisfacción, cuando ellos mismos son los responsables de haberse comido la curva.

No es la primera vez que desde estas páginas advertimos que la dirigencia agropecuaria perdió la brújula hace largo rato

Ningún gobierno, ninguno; estaría dispuesto a eliminar este impuesto a sabiendas de las necesidades que enfrenta la economía argentina que, a pesar de los buenos augurios del presidente y su muchachada autocalificada como “fenómenos”, todavía no han podido acomodar el barco para evitar el iceberg que en mayor o menor grado siempre nos aparece por delante en algún momento.

LEJOS DE LA OBSECUENCIA

Hay periodistas políticos (o algo así) obsecuentes, periodistas agropecuarios obsecuentes y dirigentes rurales obsecuentes. Por ese motivo, el campo, el principal motor de la economía tiene su parangón con el ferrocarril, pasan los años y cada vez transita más despacio, en lugar de convertirse en un tren bala.

El sector de la producción agraria ha sido la cenicienta de la mayoría de los gobiernos, aunque el único que le dijo “poniendo estaba la gansa” fue Néstor Kirchner, a pedido de su ministro de Economía de entonces, Roberto Lavagna. El resto trataron de disfrazarle la píldora al igual que se hace con los perros cuando están con algún malestar.

Hace casi dos años, en agosto de 2023, decíamos a través de un artículo titulado “El cuento del fin de las retenciones”, que “mientras muchos chacareros se comen el amague con Javier Milei, tal como lo hicieron con Mauricio Macri que también prometió y no cumplió el “fin de las retenciones”, los recuerdos liberales traen como siempre la figura de Carlos Menem que supo galardonar su gestión con “retención cero”, pero lo cierto es que la producción de soja durante su gobierno, era 10 veces menor que la que se logró como récord hace unos años. Simplemente cabe rememorar que el gobierno de Menem aconteció entre 1988 y 1999, mientras que la soja RR, resistente a Round Up (la marca del glifosato de Monsanto), llegó al país en 1996, cuando la producción de la oleaginosa era muy escasa”.

Lo que ocurrió para el despegue fue que “la producción de soja creció más aceleradamente que la producción de maíz, trigo y girasol desde finales de los años ‘90. Este despegue de su producción durante la postconvertibilidad responde a distintos factores, entre los que se encuentra el gran incremento de los precios internacionales de los commodities, y en especial de la soja, junto con la introducción del nuevo paquete técnico y su consecuente modelo de organización de la producción tal como lo mencionábamos”.

Pero hay un olvido imperdonable de la Mesa de Enlace y es el discurso del por aquel entonces presidente de la SRA, Enrique Crotto, durante la Exposición de Palermo 2000 cuando dijo: "Una vez más denunciamos la errónea política comercial y fiscal que históricamente nutrió al sesgo anti- exportador y que a pesar de los avances obtenidos durante parte de la última década permite que todavía nos sigan esquilmando. Como lo acredita nuestro pasado, este proteccionismo interno fracasó. La triste realidad nos revela que salvo algunas honrosas excepciones, no contamos con una industria realmente competitiva”.

Reunión de Caputo con dirigentes rurales en tiempo de promesas que luego se incumplieron.

Las palabras estaban destinadas al lobby que hacían los grupos de poder para subsidiar a la industria en el país, en perjuicio de los productores de materias primas y Crotto resaltaba “estamos cansados de sufragar pseudo empresas y a personeros del lobby de la ineficiencia, que además utilizan parte de esos fondos para perpetuar sus ventajas”.

"Este es el momento oportuno para que reflexionemos sobre las prebendas residuales y sobre el gran daño económico que ellas engendran tanto a los consumidores argentinos en general cuanto al agro en particular".

En ese caso en particular, Crotto apuntaba no a la "industria en general", sino particularmente a la industria que -por la presión (o lobby) realizada- recibía beneficios, pero no generaba réditos en la misma magnitud, como por ejemplo la automotriz, lo cual había surgido de un informe realizado por Antonio “Pacheco” Berhongaray, secretario de Agricultura durante el gobierno de Fernando de la Rúa.

En aquel entonces el sector agropecuario seguía siendo ninguneado por el gobierno neoliberal, pero no se involucraba el gasto con la ayuda social, sino que se procuraban planes que favorezcan un mayor consumo de automóviles (como por ejemplo lo fue el Plan Canje) y en contrapartida se achicaban presupuestos para organismos técnico- agropecuarios (Ej.: INTA y Senasa) conllevando a una situación que culminaba con la pérdida de valor productivo del sector.

Hay un problema existencial cuando se lucha por políticas agropecuarias equitativas y es el prurito que tienen los dirigentes del sector para no parecer “peronistas”

Decíamos ayer que “estas políticas son las que hoy día propone Milei, abiertamente, cuando dice que va a subsidiar a la empresa privada y si bien promete el fin de las retenciones y una ley de semillas (que fue ideada por el equipo de Néstor Kirchner), anticipa un impuesto sobre el uso de los recursos naturales que, a modo de buscapié, nadie sabe para donde podría salir”.

La dirigencia agropecuaria ha sido por lo general muy fácil de embaucar, principalmente porque el sector de la industria logró mayores acercamientos con los mandatarios del Estado nacional. Ese tándem hizo que la mayor carga impositiva recayera sobre el campo, mientras contrariamente la industria y la minería lograban importantes prebendas.

Hay un problema existencial cuando se lucha por políticas agropecuarias equitativas y es el prurito que tienen los dirigentes del sector para no parecer “peronistas” por contrariar las ideas de los gobiernos liberales. Los chacareros de hoy, lejos están de ser oligarquías y seguramente verían con agrado algunas de las políticas que el peronismo utilizó oportunamente para defender la producción del agroganadera poniendo el horizonte en la exportación.

Sin embargo, han preferido “parecer” a “ser” y en esa transición terminaron por quedarse sin nada, sentados sobre una pila de granos y de tierras aptas, pero con una espada de Damocles en la cabeza, que siempre está a punto de caerles encima.