El Gobierno nacional abonará una indemnización de 11.000 dólares al múltiple homicida Guillermo Antonio “Concheto” Álvarez, según lo estableció en el Decreto 577/2025, publicado este miércoles en el Boletín Oficial.
De esta forma, el Estado cumple con sentencia dispuesta por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por concepto de daños material e inmaterial.
La decisión surge tras el fallo emitido por la CIDH el 24 de marzo de 2023 en el caso Álvarez vs. Argentina, en el que ordenó al Estado nacional indemnizar al ex cabecilla de la banda de “los nenes bien”, que en 1996 mató a un empresario, una joven y un policía.
“Argentina es responsable internacionalmente por violar los derechos al debido proceso legal y a la protección judicial de una persona sometida a un proceso penal”, expresa el comunicado emitido por la CIDH en referencia a la sentencia. Según el decreto presidencial, el monto dispuesto incluye 1.000 dólares por daño material y 10.000 dólares por daño inmaterial, sumas “fijadas en equidad”, en favor del reclamante.
En noviembre de 2023, la Corte internacional declaró al país responsable de las violaciones de distintos derechos humanos en perjuicio del “Concheto” Álvarez, durante el proceso penal al que fue sometido en 1999 por el Tribunal Oral de Menores (TOM) 1 de la Capital Federal.
Un caso de película
Todo había empezado el 27 de julio de 1996, cuando Álvarez, salió con un cómplice a buscar un auto de alta gama para cometer sus delitos. Con el objetivo de hacerse pasar como cliente en restoranes lujosos para poder cometer sus atracos, se topó con un Mercedes Benz estacionado fuera de una casa en la localidad de Martínez. Y aunque el dueño no se resistió, “El Concheto” le disparó a sangre fría y huyó con el auto.
La víctima era Bernardo Loitegui (h), un empresario de 42 años, con cuatro hijos. Su padre, de igual nombre, había sido el presidente de Obras Sanitarias en 1960, secretario de Obras Públicas entre 1967 y 1969 durante el Gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanusse y titular de Ferrocarriles Argentinos en 1982. La hija de la víctima, de 12 años, marcó un mes después en una rueda de reconocimiento a Álvarez como el que efectuó los disparos contra su padre. También por una foto a uno de sus cómplices, Oscar “El Osito” Reinoso, que ya para esta altura estaba muerto.
A esto se sumó el testimonio del propio Álvarez, que al tomar un remís, algo que hacía con frecuencia, abrió un diario y mientras le mo
Sin embargo, horas después del crimen de Loitegui, en el pub Company, en el barrio porteño de Belgrano, “El Concheto” y sus secuaces (Reinoso, César Mendoza y Walter Ramón “Oaky” Ponce) irrumpieron en el lugar, armados, a los gritos y exigiendo a los presentes que entreguen los objetos de valor.
Desde una mesa, el subinspector de la Policía Federal, Fernando Aguirre, quien estaba de franco y vestido de civil, se identificó y dio la voz de alto. Instantáneamente “El Osito” Reinoso abrió fuego y el efectivo respondió. Ambos terminaron en el piso con heridas de bala. Y fue allí que “El Concheto” se acercó a Aguirre y lo remató. También por esa balacera falleció María Andrea Carballido, una estudiante que festejaba un cumpleaños, mientras que una amiga de ella recibió una herida en la columna vertebral.
Después de cometer la masacre Álvarez y sus cómplices cargaron a Reinoso en el auto y huyeron. Malherido, lo dejaron en la puerta del sanatorio San Lucas, de San Isidro. Pero no resistió y murió. Tras abandonar el vehículo, “El Concheto”, tomó un remís y fue hasta la casa de “El Osito”, ubicada en la Villa Uruguay, para dejarle parte del botín a la familia de la víctima.
Los testimonios, el reconocimiento de testigos y lo que encontraron en su habitación del lujoso chalet en el que vivía con su familia llevaron a Álvarez, ya con 20 años, a enfrentar un primer juicio por el crimen de Loitegui. En septiembre de 1998 la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de San Isidro, lo condenó a 25 años de prisión por considerarlo penalmente responsable del homicidio del empresario.
Un año más tarde, recibió otra condena a reclusión perpetua por tiempo indeterminado por los crímenes cometidos en el bar porteño. Y finalmente, en 2000 recibió una nueva condena de 18 años de prisión por el asesinato con una faca de Elbio Aranda, un compañero de pabellón al que mató en la vieja cárcel de Caseros en 1997, cuando tenía apenas 18 años. Esas tres condenas no impidieron que en 2015 recuperara la libertad. La Cámara de Casación porteña le redujo la pena, algo que luego la Corte Suprema dejó sin efecto.
Sin embargo, durante esa breve libertad de 96 días robó una mochila con 67.000 pesos a un hombre a la salida de una financiera en el centro porteño. Desde entonces está alojado en el penal de Villa Devoto, donde consiguió recibirse de abogado y llevar adelante su propia defensa. Fuente: DIB