A unos 45 kilómetros de Concepción del Bermejo, se registró el robo de entre 30 y 35 toneladas de soja pertenecientes a la empresa Norte Semillas SRL. La denuncia fue realizada por Sebastián Emanuel Demitrovich, quien reportó que el cereal había sido sustraído de su almacén en un ataque audaz y bien planificado.
Este tipo de delitos no solo afecta a los propietarios de las tierras, sino que también impacta en toda la cadena productiva, desde la siembra hasta la venta final.
Operativo y aprehensiones
Tras una rápida y eficaz intervención policial del Departamento de Seguridad Rural de General Pinedo que asumió el liderazgo de la investigación, con el apoyo de la División Investigaciones Complejas Interior Charata y la comisaría local y gracias a un trabajo de inteligencia, las fuerzas policiales lograron identificar a varios de los involucrados en el robo.
Entre ellos se encontraban tres changarines: Osvaldo Germán Pogonza, Jorge Fabián Villarreal y Alejandro Daniel Juárez, este último encargado de conducir una camioneta Chevrolet S-10, que también fue secuestrada durante el operativo.
La desarticulación de esta banda de ladrones pronto reveló la existencia de supuestos autores intelectuales del delito, lo que amplía el alcance de la investigación. Los hermanos Sergio y Eduardo Leiva, residentes en Pampa del Infierno, fueron identificados como los encargados de negociar la venta de la soja robada con compradores de Buenos Aires.
Operativo con secuestro de vehículos y varios detenidos.
Los compradores y su conexión
En un giro inesperado, las investigaciones llevaron hasta dos hombres de Junín, Buenos Aires: Javier Horacio Meche Dze y Guillermo Walter Cocaro. A pesar de estar lejos del lugar del robo, ambos estaban alojados en un hotel de Pampa del Infierno cuando fueron aprehendidos.
Este aspecto del caso muestra cómo la red delictiva se extiende más allá de la región, involucrando a personas que buscan capitalizarse a expensas de los trabajadores rurales. Además, la policía confiscó un vehículo adicional, un Chevrolet Corsa II, que estaba en manos de Víctor Raúl Paz, proveniente de Perico, Jujuy.
Su entrega voluntaria de un frasco con soja refuerza la idea de que la colaboración y la información adecuada son clave para la resolución de este tipo de crímenes.
La causa sigue bajo investigación judicial, con la intervención de la Fiscalía de turno, que examina nuevas pruebas y testimonios para esclarecer el grado de responsabilidad de cada uno de los involucrados. Este caso es un recordatorio de la importancia de la cooperación entre los agricultores y las autoridades para prevenir futuros delitos y proteger una de las industrias más vitales del país.