Hugo Tomás Tiburcio Adelmar Guerrero de Ávila Marthineitz (Lima, 11 de agosto de 1924 - Buenos Aires, 21 de agosto de 2010), fue un locutor y conductor de televisión peruano y de origen materno jamaiquino, quien realizó casi toda su exitosa y extensa carrera en la Argentina, donde fue reconocido como una de las personalidades más innovadores en el medio radial. Fue censurado en varias ocasiones por gobiernos militares y democráticos del país.
“El Negro” fue Premio Konex de Platino 1987 y Premio Konex 1981. Locutor y periodista. Llegó a la Argentina en 1955. Luego viajó a Uruguay, contratado para animar el exitoso programa “El club de los discómanos”, en Radio Carve. Cautivó a la audiencia con más de 48 años de trayectoria en radio. Fue pionero en realizar entrevistas extensas, utilizar silencios y poner al aire mensajes de los oyentes. Además, fue el creador de “Splendid show” y de “El show del minuto”, por Radio Belgrano, en 1970. Publicó su primer libro de poemas, “Señoras y señores, toda esta gente”, en 1962 y, entre otros títulos, es autor de “De hastío, los gatos y los días” (1976) y “Pasto de sueños” (1996). En televisión, se inició como conductor en 1984 en el popular ciclo “A solas”, con el que obtuvo el premio Martín Fierro. En 1986 volvió a la pantalla con “Reencuentros” por Canal 7 y con “Guerrero de noche” por Radio del Plata.
El periodista Gustavo Masutti Llach, escribió en Telam una semblanza del “Negro cabrón”, como Hugo mismo se definía:
Guerrero Martinheitz nació en la ciudad de Lima. Fue conocido en la Argentina como "El Peruano Parlanchín", hijo de una modista de la oligarquía limeña militante del APRA y de un mayordomo y mecánico de automóviles, que se separaron definitivamente apenas después de concebirlo.
A lo largo de su vida, hizo de todo. Fue desde canillita hasta lustrador de muebles, pasando por todos los oficios y profesiones radiales: pinche, adaptador de novelas para radioteatro, redactor de noticieros, operador, locutor comercial.
Dueño de una personalidad indescifrable, única y particular, a los 26 años ya se había transformado en la estrella de la radiofonía peruana, momento en que decide mudarse a Santiago para estudiar teatro experimental en la Universidad de Chile con el objeto de mejor el manejo de su voz.
Para 1953 se muda a Montevideo luego de probar suerte sin éxito en Buenos Aires y en la capital de la República Oriental se convierte en un fenómeno de Radio Carve, obteniendo en 1955 su primer contrato en la Argentina, con su programa "El club de los discómanos".
Este ciclo que debutó en el complicado horario de las 10 de la mañana, se convirtió en un éxito arrollador, revolucionó el mundo de la música y los discos, del ritmo y del armado de un programa radial.
El hombre que cambió las estructuras radiales de la Argentina, creó una nueva manera publicitaria, grabó durante años el programa desde un estudio en su casa y nunca aceptó dinero para pasar discos, inventó en 1967 "El show del minuto", que quedó en la historia de la radiofonía argentina.
De este programa se dice que fue la inspiración de la película de José Luis Garci "Solos en la madrugada" y a "El loco de la colina", del andaluz Jesús Quintero.
En este envío, que llegó a tener una duración de seis horas, Guerrero Martinheitz entrevistó a Jorge Luis Borges a lo largo de 120 minutos y aquí hizo su debut el llamado telefónico de los oyentes a la radio argentina, además de leer "Cien años de soledad" en sucesivas entregas.
Dueño de una voz que dejaba una marca indeleble en los oyentes y también de una risa contagiosa, efusiva y amable, fue el máximo exponente de la libertad creativa en un medio que no pocas veces pecó de pacato y formal.
En televisión tuvo tres temporadas de su ciclo de entrevistas "A solas", que también marcó un estilo, y luego volvió con "Reencuentro", de menor suceso.
Casado en tres ocasiones y con tres hijos -uno de cada unión-, obtuvo la ciudadanía argentina en 1975 y tuvo el valor de ir siempre en contra de la corriente de pensamiento dominante, asumiendo una actitud provocadora que, en más de una ocasión, lo dejó a él mismo fuera de la raya.
Su independencia inclaudicable, la expresión de su pensamiento y sus convicciones en todo momento y más allá de censuras, le valieron el levantamiento de sus programas y furibundas críticas, de izquierda a derecha.
Finalmente, y luego de una intensa vida, que transcurrió siempre sin concesiones y apostando por lo que le dictaba su conciencia, el Negro Martinheitz apagó su voz para siempre en la ciudad que había adoptado como propia desde hacía más de 50 años.
Bibliografía: Diario La Nación; Hombres y mujeres de radio; Agencia Telam.
VARIAS DE SUS FRASES CÉLEBRES
"Durante los 28 años que llevo de tareas radiofónicas, muchos de mis comentarios, que han sido sistemáticamente controlados por mí, sumamente controlados sin llegar a la autocensura, han caído mal a las autoridades pertinentes" (1983).
"La última oferta que tuve para hacer un programa fue con la condición de que yo buscara los anunciantes. Me he cansado de llamar por teléfono" (2000).
"Yo soy un loco de mierda que habla solo ante un micrófono. Fui y sigo siendo un mediocre que da examen todos los días" (2008).
"Creo que hay que valerse de todos los medios multitudinarios de comunicación - rechazo la palabra masiva, que encuentro ofensiva y agraviante- para ayudar a comunicarse a la gente" (1977).
"La TV se autoreprimió los primeros planos debido a un ridículo respeto hacia las arrugas de los artistas" (1982).
"En nuestro mediocre medio televisivo todos son fracasados aunque sean estrellas, todos empezaron alguna carrera que hubieran deseado terminar. Yo estoy orgulloso de no tener ni la primaria completa" (1989).
"¿Hasta cuándo vamos a seguir esquilmando la atención que nos dispensan quienes oyen radio, quienes miran televisión?" (1986)
"Creo que no soy más agresivo que el que trata de difundir su bondad" (1977).
"Hoy no tengo trabajo y llegué a dormir diez noches en la calle por el dinero que me deben" (2010).
"Yo no soy una empresa. Soy un individuo que piensa... pero ojo, no sé si existo" (2007).
"Ser independiente en la Argentina es un peligro público. No hay nada que nos moleste más que ser independientes" (1988).
"El atractivo de las ciudades es la ingratitud de la gente. No somos civilizados, somos humanos" (2007).
"El mal de América Latina son los tres militares de turno que ponen en constante peligro a los gobiernos elegidos por el pueblo y que actúan apoyados por inescrupulosos civiles" (1982).
"La clase media argentina fue una invención anticomunista" (2000).
"Sería ególatra de mi parte si yo dijera que el gobierno no me respeta, porque el gobierno no respeta a nadie y es por eso que la gente se muere de hambre en las regiones más ricas de este país". (2008).
"Recién ahora recuerdan que los indígenas son ciudadanos argentinos" (2009).