La atención pública de la salud mental en nuestro distrito es deficitaria. A la falta de profesionales que atiendan en forma individualizada a los pacientes, se le suma el cansancio y muchas veces la violencia llega desde uno y otro lado.
Para darle un término acorde al tema se trata de un escenario demencial en el que los pacientes y sus familiares se enfrentan a sus eventuales sanadores, siendo ambos víctimas de un sistema totalmente detonado.
De esta manera se terminan prendiendo fuego los manuales de la buenas prácticas y las cosas se hacen “de la forma que se puede”, cuando lo delicado de cada caso exige un seguimiento personalizado.
Entonces frente a un gobierno nacional que recorta presupuesto y prestaciones, un Estado provincial que dice no poder hacerse cargo de todo y un intendente municipal ensimismado en pancartas eleccionarias y foquitos en los suburbios; la situación no puede ser más lamentable, tanto como los resultados que quedan a la vista.
El miércoles pasado fue el Día Internacional de la Prevención del Suicidio y no debiera ser sólo ese el disparador para conocer las falencias existentes en todo sentido.
Desde el inicio de 2024, el sistema público de salud vive una presión sostenida.
En 44 hospitales de Buenos Aires se observó un aumento promedio del 12 por ciento en consultas por guardia en el primer semestre, con casos extremos que alcanzaron un 64,5 por ciento en la Región Sanitaria III a la cual pertenece Junín, según los datos oficiales brindados por el gobierno bonaerense.
Esta sobredemanda incluso se extendió al sector privado que alcanza a personas con obra social o prepaga, quienes se ven obligadas a acudir al sistema público ante el deterioro del primero.
La situación sanitaria bonaerense pone en cifras lo que llaman “el desastre”.
Entre 2023 y el primer semestre de 2025, se registró un crecimiento del 134 por ciento en consultas ambulatorias y del 77 por ciento en internaciones por salud mental. Los niños y adolescentes se encuentran en el epicentro, debido a que las internaciones menores de 18 años se duplicaron en cinco años, pasando de 3.286 en 2019 a 7.103 en 2024; solo en el primer semestre de 2025 ya se sumaron 1.829. El agravamiento social -pobreza, desempleo, falta de vivienda, violencia- se traduce directamente en más cuadros clínicos graves, con dificultades crecientes para otorgar egresos hospitalarios a falta de redes comunitarias o laborales.
Esta semana el Ministerio Público Tutelar de CABA (MPT) impulsó una campaña sobre prevención del suicidio en niñas, niños y adolescentes. En la Ciudad de Buenos Aires, se registraron 596 internaciones de niñas, niños y adolescentes por riesgo suicida. El organismo impulsa un audiovisual denominado “Hablemos de suicidio adolescente” con el objetivo de la campaña es visibilizar esta problemática y promover acciones de prevención, acompañamiento y cuidado de niñas, niños y adolescentes.
En 44 hospitales de Buenos Aires se observó un aumento promedio del 12 por ciento en consultas por guardia en el primer semestre
En los últimos 50 años, las tasas de suicidio aumentaron un 60% a nivel mundial. Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2025 el suicidio se consolidó como la tercera causa de muerte entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años. De acuerdo con datos del Ministerio de Salud de la Nación, un adolescente se suicida por día en el país y el suicidio es la segunda causa de muerte de chicas y chicos entre 10 y 19 años.
Sin embargo, la insensibilidad parece haberse apoderado de aquellos gobiernos que ponen en acento en el cuidado del erario pero luego terminan promoviendo gastos superfluos y dejan sin sustento los tres pilares básicos de toda comunidad, como lo son salud, educación y seguridad.
Ni uno de los candidatos en campaña puso el acento sobre este tema de la salud mental en niños, tal vez en la creencia que los juegos de las placitas servirán para estos menesteres, una muestra más de que los temas relevantes se esconden debajo de la alfombra porque no hay capacidad intelectual para debatirlos y menos todavía para resolverlos.
Lo cierto es que en los últimos 50 años, las tasas de suicidio aumentaron un 60% a nivel mundial y según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2025 el suicidio se consolidó como la tercera causa de muerte entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años.
De acuerdo con datos del Ministerio de Salud de la Nación, un adolescente se suicida por día en el país y el suicidio es la segunda causa de muerte de chicas y chicos entre 10 y 19 años.
CRISIS PROFUNDA
Un informe reciente de la fundación Soberanía Sanitaria da cuenta de lo que pasa en nuestro país, observando un aumento significativo de padecimientos en la población general, evidenciado por el incremento de síntomas de ansiedad, angustia, depresión, el mayor consumo de sustancias psicoactivas —tanto legales como ilegales—, los intentos de suicidio, los suicidios consumados y las descompensaciones de cuadros psicóticos. Las dificultades en el acceso y la continuidad de los tratamientos contribuyen a agravar la situación, incrementando tanto la demanda como la complejidad de los casos que llegan al sistema público de salud. Este sistema enfrenta una sobrecarga adicional debido a las demoras y barreras económicas del sector privado. En este contexto, se ha registrado un crecimiento sostenido en la cantidad de internaciones por motivos de salud mental, especialmente entre personas jóvenes.
Entre los elementos para comprender lo que ocurre se destaca el aumento de la demanda superior al 12% a partir de las dificultades que enfrenta la población con cobertura en salud a través de obras sociales y medicina prepaga. A esto se suman las demoras significativas —que en algunos casos alcanzan varios meses— en la asignación de turnos, así como las múltiples barreras que dificultan el acceso a internaciones por motivos de salud mental, especialmente en los casos relacionados con consumos problemáticos.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, las internaciones por motivos de salud mental en hospitales generales pasaron de 28.451 en 2019 a 45.785 en 2024.
Y en particular, en el caso de niños, niñas y adolescentes han pasado del 9% del total de internaciones en 2023 al 13% en 2024.
Según el informe “Salud en agonía”, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), durante 2024, alrededor de 200.000 personas se vieron obligadas a renunciar a su cobertura de medicina prepaga debido al fuerte incremento en el valor de las cuotas.
Según el informe del Colegio de Farmacéuticos que analiza las dispensas de PAMI, los medicamentos de Salud Mental disminuyeron el 11%
Por su parte, la reducción en la cobertura del 100% de medicamentos por parte del PAMI, incluyendo psicofármacos esenciales, ha generado una barrera de acceso para sus afiliados. Simultáneamente, el aumento desmedido del precio de los medicamentos, junto con la caída del salario real de la población trabajadora, ha derivado en una disminución significativa en la venta de medicamentos, lo que implica, en términos concretos, la interrupción de tratamientos por parte de quienes los necesitan.
Según el informe del Colegio de Farmacéuticos que analiza las dispensas de PAMI, los medicamentos de Salud Mental disminuyeron el 11%.
Los medicamentos de salud mental, también conocidos como psicofármacos, son fármacos cuyo objetivo es aliviar síntomas, mejorar la calidad de vida y permitir que la persona pueda desarrollar sus actividades cotidianas con mayor bienestar.
En conclusión, la crisis de salud mental presenta una gravedad creciente que requiere respuestas urgentes y estructurales y como tal debe instalarse también en la agenda de temas del gobierno local por parte de la dirigencia política y social.
Las decisiones recientes del gobierno nacional, junto con la falta de inversión sostenida y la precarización de las condiciones de vida, han profundizado esta problemática, generando retrocesos en términos de derechos y en la calidad del acceso a la atención en salud mental. Las personas en situación de vulnerabilidad social y económica se ven particularmente afectadas, al enfrentar mayores barreras para acceder a recursos y tratamientos adecuados y se debe establecer una red de contención para paliar la insensibilidad de los gobiernos defensores del gasto público, lo cual olvidan a la hora de hacer derroches en su propio beneficio.
EMPASTILLADOS
Un Informe de la SEDRONAR señala que en la población entre 16 y 75 años de ámbitos urbanos aumentó el consumo de psicofármacos. Entre sus principales hallazgos resalta que:
a) Ha aumentado el uso de tranquilizantes (benzodiacepinas, principalmente clonazepam y alprazolam).
b) El 60 % del consumo correspondió a clonazepam y el 30 % a alprazolam.
c) El 71,1 % de los/las consumidores/as informaron seguir las dosis y duración recomendadas; mientras que un 16 % usó menos dosis y un 6,5 % utilizó más tiempo del indicado.
d) Quienes más consumen estas drogas son mujeres y lo hacen para aliviar padecimientos (a diferencia de lo que se auto reporta en el uso de otras drogas vinculado a la búsqueda de placer como causa).