En Pergamino, el cobro del plus médico se volvió una práctica tan extendida como silenciada. Profesionales de distintas especialidades -algunos con vínculos con la política local o incluso como funcionarios- imponen montos adicionales a los pacientes afiliados al IOMA y al PAMI, en abierta violación a las normas vigentes.
Según consignó el portal Primera Plana, el abuso no se limita a los honorarios, el algunos casos, los pacientes denuncian que deben pagar 'sumas mensuales' para la simple confección de recetas o la renovación de tratamientos crónicos.
Una suerte de 'suscripción médica' que desvirtúa el sistema de salud y profundiza la desigualdad, porque los que no pueden pagar, quedan fuera de la atención.
La pasividad instituciona resulta escandalosa. Ni las delegaciones locales de las obras sociales ni las autoridades se atreven a intervenir, tal vez porque muchos de los que hoy lucran con el plus formaron parte del mismo Estado que debería controlarlos.
Un circuito cerrado de poder y silencio.
Mientras tanto, los jubilados y los trabajadores estatales son los más perjudicados y son quienes cargan con las consecuencias de este sistema que no solo desnuda un problema ético o económico, sino un golpe directo al derecho a la salud. Y en Pergamino, esta situación se vive a diario, con la complicidad de quienes deberían impedirlo.