El acuerdo que logró el intendente Pablo Petrecca para apoyar a Diego Santilli en las elecciones del próximo sábado y de ese modo volver a sumarse al derruido PRO, tendrá su fiesta de campaña a favor de La Libertad Avanza este martes a la mañana en nuestra ciudad para “celebrar” una nueva promesa de las múltiples que generó el jefe comunal en estos 10 años. Y no se cumplieron.
Precisamente a las 10.30 Petrecca brindará una conferencia de prensa y están invitadas, además de los medios amigos, las instituciones de Junín.
El mérito no es más que decir que logró poner en marcha nuevamente la obra del paso bajo a nivel de Rivadavia que él mismo oportunamente boicoteó por ser una propuesta concreta del exintendente Mario Meoni, por aquellos tiempos ministro de Transporte de la Nación.
Para un alcalde que tardó 10 años en finalizar la terminal de ómnibus a la que le faltaban menos de un año de tareas, resulta poco creíble pensar que el paso bajo nivel podrá concluirse en algo más de 20 meses, luego que entre gallos y medianoche y con una necesidad electoral desesperante, el presidente de la Nación Javier Milei, le sacó el pie de encima al proyecto como no lo hizo con ninguna otra obra pública.
La foto de Petrecca con Santilli y Sebastián Pareja firmando el acuerdo en Casa Rosada, lo dice todo. Le queda el terreno listo para huir de Junín y dar el apoyo manifiesto al reencuentro de Mauricio Macri con Milei.
Paradojas de gobiernos liberales que venden ilusiones mientras las mayorías están endeudadas hasta el cuello simplemente para poder comer.
Donde los jubilados y discapacitados “sobran” y la salud queda para los privilegiados. Donde pululan las fugas de billetes, los contactos narcos y la falta de transparencia hasta el escándalo, avalado todo ello por una justicia con la venda de los ojos caída.
Al fin y al cabo, y aunque se terminara mañana mismo, Petrecca no tiene altura moral ni ética para encabezar nada.
Solamente el reclamo de los comerciantes vecinos del “desierto” en que se convirtió este lugar desde hace tres años fue lo que se mantuvo en el tiempo por una necesidad imperiosa de evitar el quebranto.
Y así como una golondrina no hace verano, una grúa levantando cemento no es más que otra foto de campaña electoral en el álbum petrequista para avalar a un gobierno nacional desquiciado que mucho se parece al municipal local, a la hora del desprecio por los ciudadanos y las puestas en escena de espectáculos sobreactuados.
Celebrar la promesa de terminar un cruce de vías que nos ofrecen los incumplidores seriales, cuando ya son doce los ramales de pasajeros cancelados en los últimos meses. Entre ellos los trayectos Buenos Aires–Mendoza, Buenos Aires–San Luis, el Expreso Buenos Aires–Rosario, el tren turístico Mercedes–Tomás Jofré, Buenos Aires–Pehuajó y el tren a Pinamar. Sumando los regionales La Banda–Fernández y Rosario–Cañada de Gómez, y la cancelación definitiva del tren a Bahía Blanca, un destino emblemático del sur bonaerense.
Quedan sólo Mar del Plata, Junín y Bragado; por eso este circo no es más que otro engaño de dirigentes que lo único que buscan es el poder y el bienestar de familiares y amigos, dejando abandonados a sus representados.