La Argentina tiene una economía socializada, con ciudadanos que viven y se comportan como capitalistas. El intervencionismo es corriente y se toma como normal, tanto sea populismo de izquierda como en el de derecha. Siempre la culpa es del otro. País de opositores. Amigo enemigo. Imposición de pensamiento único. Partidos políticos que se parecen más a movimientos.
Principios que se acomodan a las circunstancias y a los vientos electorales. Lo temporal es ilusionismo puro. Sin embargo, la sociedad requiere un grado de institucionalidad qué facilite la credibilidad. Las necesidades presentes son parte del cambio cultural. Para progresar, se requiere respetar la Constitución y las leyes que la conforman, entender que la república se basa en la división de poderes y que el poder o su ejercicio absoluto corrompe y es limitante de todo progreso.
Hipocresía según la RAE es el “Fingimiento de cualidades o sentimientos consentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”. Por lo tanto, se podría decir que “un hipócrita es una persona falsa que finge ser otra persona”. Lamentablemente, hoy no se sabe a quién se representa. Los partidos políticos no existen como tales. Las listas se muestran con nombre de fantasía. ¿Dónde están las plataformas políticas? que siempre significan conductas previstas.
La democracia es entender sin estar de acuerdo, escuchar sin insultar y convencer sin imponer. Hoy las fuerzas políticas viven preocupadas sobre sus porcentajes de votos posibles en las elecciones. Deberían entender que el 100% de los argentinos deseamos las mismas cosas:
Un Estado de Derecho, educación, salud, vivir en paz, que los delincuentes vayan presos, invertir con confianza en el futuro. (Matías Aníbal Rossi. LN de los lectores 19/10/2025)
Después de un viernes que todo parecía caerse y el oscurecer nublar el amanecer, el lunes 21 de septiembre el PE estableció por decreto eliminación a cero los derechos de exportación a los granos para una venta declarada de 7000 millones de dólares o hasta el 31 de octubre, lo que se dé primero.
Después se extendió también a las carnes. En pocos días -tan sólo tres- se registraron declaraciones por ese monto con liquidaciones en 72 horas. ¿Quién se benefició?
¿Acopiadores y exportadores que ya tenían comprado la mercadería antes de la quita de retenciones?
¿Productores que vendieron su producción sin DEX?
¿Vendedores futuros que venderán con ese descuento si las firmas exportadoras no tienen los volúmenes comprados?
¿El Estado que tuvo ingreso por esos millones de dólares que representaron como promedio una deducción del 20% equivalente a unos 1400 millones de dólares? Para algunos analistas el costo que pagó el Estado ha sido a una tasa elevada, ya que igualmente esas ventas se deberían haberse concretado en gran parte durante el mes de octubre. Finalmente, las estimaciones para ese mes de las liquidaciones del agro no superaron los 500 millones de la divisa norteamericana.
Ante la inestabilidad del mercado cambiario el gobierno algo tenía que hacer: ¿Sirvió? ¿Alcanzó?
Como consecuencia varias entidades del agro se manifestaron que esta medida benefició a los acopiadores y exportadores.
Algunos productores, actuando con prudencia no llegaron a vender sin DEX. Las medidas temporarias a veces tienen un efecto contrario al deseado. El gobierno compró una parte de esa liquidación para controlar los vaivenes de la divisa norteamericana.
Una medida atemporal no cambia las expectativas de producción, pero pueden desalentar inversiones en vista a lo poco clara de las reglas de juego y su permanencia.
Como ayuda al país, también se conoció el swap por 20 mil millones de dólares, que el tesoro de los EE. UU. acordó para poder cumplir con los vencimientos de la deuda. Nueva deuda para pagar vieja deuda, con aumento de intereses futuros. También su intervención en la venta de divisas cambiando dólares por pesos. A esto se suma nuevas promesas de ingresos de capitales para desarrollo y crecimiento de la economía. ¿Dónde invierten los argentinos en el exterior?
En la campaña electoral 2023 el actual gobierno había propuesto: terminar con la inflación, cerrar el Banco Central, dolarización de la economía, valor único y libre de la divisa, eliminar el déficit fiscal, ingreso de inversiones en áreas claves multiplicadoras de la economía, crecimiento de la actividad productiva, desregulaciones y achique del Estado.
El balance permite reconocer que sólo se cumplieron parcialmente. La herencia recibida es tan grande que establecer prioridades significa dejar de lado otras que también se manifiestan como imprescindibles (salud, seguridad, educación, infraestructura, trabajo, jubilaciones, etc.).
La institucionalidad se puede conformar con compromisos institucionales permanentes. En ese sentido, el DNU 70/23, la Ley Bases, el Pacto de Mayo, las desregulaciones, el cierre y reacomodamiento de organismos públicos, las auditorias antes de decisiones, las reformas impositiva, laboral, financiera y previsional, son ejemplos mínimos de las discusiones a los que deberá someterse la sociedad para dejar en el pasado la anomia que estanca.
En la Argentina, el voto populista no responde a la memoria histórica, sino a una ingeniería emocional que convierte la dependencia en lealtad…El Estado, en su versión populista, no arbitra: protege. Promete subsidios, empleo público y relato. La lógica es brutal: si el Estado me da, lo defiendo, aunque robe.
Así, la corrupción se naturaliza, el clientelismo reemplaza a la justicia y la narrativa suplanta la realidad.
En provincias con pobreza estructural, el voto no se compra: se alquila, indefinidamente.
La política dejó de ser una disputa de ideas para convertirse en guerra de identidades. La pregunta no es por qué se vota populismo, sino por qué se lo sigue eligiendo sabiendo sus consecuencias.
Mientras Europa, destruida hasta los cimientos por la Segunda Guerra Mundial, reconstruyó con menos, la Argentina profundiza su decadencia con más. El populismo no planifica ni invierte simula y distribuye. Cuando el recurso se agota, queda el vacío institucional, la economía estancada y el resentimiento social. El populismo nunca termina bien. (Jorge López Airaghi, LN de los lectores 19/10/2025)
La política para el sector agropecuario ha sido y sigue siendo de un intervencionismo mayúsculo. La imprevisión y la falta de obras crean una infraestructura que no habilita para el desarrollo. Las exposiciones rurales deberían hacerse en esos lugares. Mostrar la realidad no es una fantasía.
El problema político es que en el campo existe baja densidad de población. Cuando se afecta una ciudad o lugar urbano sale toda la solidaridad a expresarse como un complejo de culpa. El número hace al voto. El voto a la burocracia y beneficios consecuentes priman sobre cualquier decisión racional
La hipocresía en el pensamiento de Alberdi se refiere a la contradicción entre el liberalismo declarado y la práctica de no respetar el disenso, algo que criticó en el liberalismo argentino de su época. Alberdi consideraba que muchos liberales de su tiempo usaban la libertad como una herramienta para gobernar a otros y que, en lugar de buscar la equidad y el progreso, priorizaban el mantenimiento de su poder, incluso llegando a reprimir la disidencia. También criticó un "socialismo hipócrita" que, según él, atentaba contra la propiedad privada, una idea que defendía en su obra "Sistema Económico y Rentístico".
Los argentinos nos merecemos un sueño de una Argentina mejor. Con desarrollo y mayor inclusión. Con igualdad de oportunidad y mejor educación. Con vocación de servicio y honestidad.
Menos relato y más propuestas. Basta de rifar nuestro futuro y el de nuestros hijos. Todos partícipes y basta de ser espectadores.