Los productores muestran su desencanto con las obras que lleva a cabo el municipio a través de la tercerización de los trabajos otorgada a la empresa EVA S.A.
Vale recordar que desde hace algunos meses, la compañía encargada del tratamiento de residuos en el basural de la ruta 65, tomó a su cargo el mantenimiento de los caminos rurales en un momento en el cual los agricultores están abocados a intensas labores tanto en lo que hace al grano fino, como a la siembra de la gruesa.
Todo ello en medio de una situación calamitosa respecto al estado de los mismos, debido a la falta de tareas a lo largo de toda la gestión de Pablo Petrecca, quien probó diversas fórmulas encabezando el área con distintos nombres, pero la posterior falta de apoyo y recursos terminó convirtiéndolo en un verdadero fiasco.
Sin zanja fue dejado el cordón en el camino.
Como si fuera poco con lo descripto se debe tener en cuenta la serie de precipitaciones que desde el mismo invierno se abatió sobre la región y que como no podía ser de otra manera continúan en la primavera, agudizando más los problemas.
Algunos productores trasladaron su inquietud a SEMANARIO en función de los primeros escarceos de la contratista.
Lo que observaron les generó profunda preocupación ya que consideran que no hay un plan de trabajo -al menos todavía no se conoció oficialmente- tampoco se convocó al espacio pluri institucional que estará controlando las labores y hasta el momento hay más preocupaciones, cuando lo que se pensaba que tras la licitación resultaría en un alivio.
Presionadas por el intendente, las entidades agropecuarias volvieron a “dormir la siesta” luego de oficializarse la concesión a EVA S.A. y tras algunos enojos que dejaron traslucir a la prensa, debido a la falta definiciones por parte del Ejecutivo municipal.
Muchos chacareros coinciden en que por acción de las lluvias del 2025, hoy están peor que antes, ya que algunos años de sequía anteriores escondieron el verdadero daño que la falta de atención produjo sobre los suelos.
Por eso indican que actualmente el problema mayor resulta respecto “adónde mandar el agua sobrante en los caminos”, cuando lo que faltan son obras de arte básicas, como las alcantarillas en los accesos a los campos y determinar fehacientemente las pendientes de las zanjas para que el líquido fluya y no termine estancado en los caminos, generando pantanos, grandes ahuellamientos, como así también sin posibilidad de que pueda ser transitado debido al estado que se encuentra, ya que los mismos vehículos agrícolas lo terminan de destruir.
Cuneta poco profunda. Rasante baja.
UN EJEMPLO CLARO
Tras el artículo publicado por SEMANARIO el pasado domingo de elecciones dando cuenta de que el inicio de los comicios se había demorado en la escuela rural del paraje La Agraria, debido al estado del camino a pesar de que se trataba tan sólo de un par de kilómetros para llegar al lugar; quedaron identificados una serie de inconvenientes que serán dificultosos de salvar, aun con la tarea que pueda llevar a cabo el nuevo “experimento petrequista”, para dotar de transitabilidad al sector agroproductivo juninense.
Se trata de un sector que, en los 10 años de gestión de Petrecca, sólo fue atendido por un tractor con una motoniveladora de arrastre pagado por el municipio que llevó adelante pasadas con el único fin de emparejar, sin efectuar las tareas técnicas necesarias para este tipo de tránsito que como dijimos, es esencial para llevar y traer a la comunidad educativa diariamente al establecimiento, además de ser un trayecto transitado con frecuencia por quienes viven en las inmediaciones o realizan labores campestres, desde La Agraria hasta la Oriental con otras diversas ramificaciones, secundarias y terciarias.
La tarea realizada en el lugar por el nuevo concesionario se llevó a cabo apenas un par de días antes de los comicios y de las precipitaciones caídas entre viernes y sábado que sumaron algo menos de 100 milímetros.
La tierra floja generó un empaste considerable, motivo por el cual autoridades de mesa que debían participar de los comicios en la escuela terminaron encajados cuando en las primeras horas de la mañana del domingo intentaban llegar al lugar.
Otro acceso sin alcantarilla y los huellones profundos tras la tarea realizada días antes de las lluvias.
De esta manera quedaron en evidencia los errores que se siguen cometiendo debido a la falta de profesionalismo traducido en la carencia de ingeniería hidráulica. En síntesis, parece no existir conocimiento acabado respecto hacia dónde y de qué forma hacer que el agua encuentre su cauce y no quede acumulada.
Las fotos que acompañan este artículo fueron tomadas precisamente el domingo 26 de octubre en el paraje La Agraria, camino hacia la escuela N° 33, alrededor de las 9.30, cuando ya habían pasado casi 24 horas de finalizadas las lluvias.
Es notorio que no hay escurrimiento y que el agua queda estancada tanto en el camino como a los costados del mismo.
Por otra parte se puede advertir que en los accesos a los predios no existen alcantarillas, un elemento vital para que se produzca el escurrimiento.
Al mismo tiempo, no parece haberse llevado a cabo la ejecución de las zanjas para escurrimiento, mientras que en algunos lugares a los costados del camino se han dejado los montículos de tierra impidiendo el normal paso del agua hacia los costados.
Desde estas páginas, en otras ediciones, se ha resaltado en distintas oportunidades la carencia de un equipo técnico municipal con especialización en hidráulica, cuando justamente el distrito de Junín está atravesado por lagunas encadenadas de singulares características y expansión.
El resultado está a la vista. Cada vez que aparecen las precipitaciones y ocurren los estragos que termina causando el agua tanto en la ruralidad como en la misma ciudad, donde no se sabe a ciencia cierta cómo funcionan los desagües y cuáles son los puntos de conflicto en los cuales se debe poner la lupa para evitar problemas mayores, como los acontecidos en 2016, cuando a los apurones el gobierno de Petrecca debió construir improvisadas trincheras de tierra y plásticos a los lados del río Salado ya que corría serio riesgo de desborde y afectación del casco urbano.