Tal como se esperaba. Jeannette Jara ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile. La candidata del oficialismo, militante del Partido Comunista, obtenía un del 26,74% de los votos y superaba a sus rivales de derecha, según los datos difundidos por el Servicio Electoral, con el 90% de las mesas escrutadas, minutos después de las 10 de la noche.
Pero todavía no tiene asegurada la presidencia. Deberá disputar una segunda vuelta el 14 de diciembre contra el conservador liberal José Antonio Kast que quedó en segundo puesto con un 24,07% de los votos.
Y en el balotaje, según coinciden aquí todos los analistas y observadores, Kast tiene casi asegurada la victoria, ya que es difícil que Jara logre repuntar esa cifra de votantes que obtuvo este domingo. Además, los otros dos candidatos de la derecha que en algún momento le hicieron sombra a Kast -el ultraderechista libertario Johannes Kaiser y la líder de la derecha más tradicional Evelyn Matthei- salieron enseguida a felicitarlo y expresarle su apoyo para el duelo definitivo.
La sorpresa fue el tercer lugar: el independiente Franco Parisi, que aparecía muy relegado en los sondeos, obtuvo según los datos parciales un 19,52% de los votos, y dejó relegado al cuarto lugar a Kaiser, que obtenía un 13,92%.
A pocos votos de distancia figuraba Matthei, con el 12,06%. La ex alcaldesa de la comuna de Providencia, en Santiago, que hasta hace pocos meses aparecía como la favorita de la derecha, quedó relegada frente a los otros dos candidatos conservadores más duros.
Los otros tres candidatos que se presentaron a la presidencia no llegaron al 2%.
Fue Matthei, poco después de las 20, la primera en salir a felicitar a Kast y expresarle su apoyo para la segunda vuelta.
Poco después, Kaiser también admitió su derrota y reiteró, como ya había adelantado en campaña, que apoyará al candidato de derecha. Además, celebró que habrá diputados de su espacio en el Congreso, y deslizó que volverá a ser candidato dentro de cuatro años.
Así las cosas, está claro que la derecha -que se negó a realizar elecciones primarias y se presentó dividida en estas elecciones- mostrará unidad en estas cuatro semanas de campaña que se inician ahora.
La suerte de Jara parece echada. Será muy difícil que pueda hacer frente a su rival de derecha. Sobre todo porque aquí muchos la ven como la continuidad de un gobierno que termina con una imagen negativa superior al 60%, pese a que en la campaña se esmeró por distanciarse del actual presidente Gabriel Boric.
En una elección inédita por su masividad -fue la primera presidencial con voto obligatorio, y durante todo el día la afluencia de votantes fue permanente y con largas filas en algunos locales de votación- el presidente Boric salió a agradecer a todos los que participaron con su voto, y felicitó a Jara y a Kast por su pase a la segunda vuelta.
Cerca de las 9 de la noche, Jara subió al escenario montado frente a la iglesia de San Francisco, en la calle Londres, llegando a la Alameda Bernardo 0'Higgins, en el centro de Santiago.
La candidata, de 51 años, agradeció el apoyo de su militancia y afirmó que “el pueblo se escucha”.
“No dejen que el miedo congele sus corazones”, afirmó Jara, en una clara crítica a Kast por “esconderse detrás de vidrios blindados”. Se refería a los últimos actos de campaña en los que el candidato ultraconservador se presentó detrás de un vidrio, para protegerse de eventuales ataques.
Jara también felicitó a todos sus rivales, y destacó que “lo que ha hecho Franco Parisi no es menor”, en alusión al candidato del Partido de la Gente que terminó tercero, y cuyo apoyo podría ser fundamental para sumar votos en el balotaje.
Parisi es un economista que hizo campaña bajo el eslogan antisistema “Chile no es facho ni comunacho” y es la tercera vez que se postula a La Moneda.
Kast, a su vez, habló ante las cámaras en el comando armado en el exclusivo barrio de Las Condes, en Santiago.
""Es tiempo de un cambio real", dijo, y "reconstruir la patria". El candidato de extrema derecha, que comienza esta nueva campaña con un importante caudal de apoyo, reiteró: "Requerimos unidad para avanzar en seguridad, en vivienda, en educación y en todos los temas que se han visto muy afectados por malas políticas de este gobierno".
Pese a ser uno de los países más seguros del continente, la campaña electoral estuvo dominada por el miedo ante el aumento del crimen, lo que propulsó a la extrema derecha y su plan de deportaciones masivas y combate frontal a la delincuencia.
Los debates y actos de las últimas semanas estuvieron dominados por las propuestas de seguridad, lo que incluso obligó a Jara a relegar sus ideas sobre planes sociales para hablar sobre sus estrategias contra el crimen.
En la noche del domingo la candidata criticó a sus rivales por "exacerbar el temor". Eso no "da para gobernar un país. Se requiere tener capacidad de acuerdo, tener capacidad de diálogo", afirmó.
Kast, de 59 años, dirigió su campaña contra los 337.000 migrantes en condición irregular, en su mayoría venezolanos, a los que se vincula con el aumento preocupante de los homicidios, secuestros y crímenes con el sello de las bandas del narcotráfico internacional.
Su mensaje caló en medio de la conmoción causada por el Tren de Aragua, la temible banda de origen venezolano implicada en secuestros, extorsiones y otros delitos que ha extendido sus operaciones por Sudamérica.
Kast promete deportaciones masivas, al estilo de Donald Trump, y un "escudo fronterizo" para frenar el ingreso de extranjeros sin papeles, que incluye cercas metálicas y zanjas.
Por primera vez podría haber en Chile un gobierno de extrema derecha después del fin de la dictadura de Pinochet hace 35 años.
Más de 15,6 millones de votantes estaban convocados además para renovar la Cámara de Diputados y la mitad del Senado.
Este domingo el voto fue obligatorio por primera vez en una elección presidencial, lo que anticipaba una alta participación, tal vez cercana al 85 o al 90%, contra el 46% que acudió a las urnas en 2021, cuando ganó Boric.