Una vacuna contra las burradas

EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 489 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 22 AL 28 DE NOVIEMBRE DE 2025

Como si no alcanzara con las cuestiones económicas de todos los días, manejadas por informadores comedidos y de pocas luces —avalando programas macro de dudosa eficiencia, al mismo tiempo que esconden los datos que indican el quiebre profundo de la clase media (o ya en un cuarto)—, debemos soportar estúpidos argumentos de dirigentes políticos que difunden a través de los medios de comunicación una información maliciosa e ignorante.

Advertimos desde hace tiempo una avanzada de personajes antivacunas que inundan las redes sociales, avalados por los algoritmos, llevando a una confusión inaudita; al mismo tiempo, los gobiernos —sean locales o no— parecen desligarse de la situación, tal como vienen haciendo en materia de salud.

Seguramente se recordarán los hechos generados por la gestión de Pablo Petrecca y sus funcionarios del PRO durante la pandemia, a punto tal que el por entonces senador Juan Carlos (cuñado) Fiorini, a pocos días de empezar la vacunación que salvó millares de vidas, sostuvo que esta era “un fracaso”, mientras los funcionarios de gobierno, en lugar de promover la inmunidad, intentaban obtener un rédito político.

Esta semana, desde el mismo espacio político, la diputada nacional María Inés Quiroz, integrante del bloque PRO, volvió a instalar en la agenda parlamentaria un debate que retrotrae décadas de evidencia científica: la discusión sobre la vacunación, y con especial énfasis en la inmunización contra el Covid-19.

La legisladora se manifestó en contra de lo que define como “vacunación obligatoria y compulsiva”, al tiempo que convocó a un evento en el Congreso para debatir “qué contienen realmente” las dosis aplicadas durante la pandemia.

Este tipo de desinformación termina contaminando de la peor manera a grupos sociales que confían en los datos y pone en riesgo su vida y la de sus entornos cercanos, sin que haya una gestión de gobierno que frene semejantes aberraciones a través de campañas que instruyan puntillosamente sobre el tema.

En consonancia con esto, especialistas advierten que están creciendo de manera sostenida los contagios de enfermedades de transmisión sexual en todo el país.

Paula Grinstein, médica uróloga porteña, sostuvo en declaraciones radiales: “Estamos viendo muchas ETS. Mucha sífilis, enfermedad de la que había pocos casos y cada vez hay más. También casos de gonorrea y virus como el papiloma humano”. Consideró que esto se debe justamente a “la falta de educación. Mucha gente no sabe o hay descreimiento con el uso de preservativos”. Añadió que muchos pacientes creen que con la vasectomía o las pastillas anticonceptivas se previenen las ETS, algo que es rotundamente falso.

Las ETS son un problema de salud pública global que afecta a millones de personas, especialmente a los jóvenes, quienes a menudo subestiman los riesgos asociados con estas enfermedades.

Entonces, mientras algunos concejales temen que en la escuela se pueda decir que Perón y Evita eran buenos, o que el kirchnerismo no sé qué y que Karina no se llevó el tres por ciento, nos atraviesan temas de real importancia que, manejados con la ignorancia supina de representantes del pueblo y desinformadores seriales que nos abusan del modo más salvaje, están dañando considerablemente el futuro de las próximas generaciones.