El sector autopartista argentino atraviesa un deterioro acelerado: las importaciones provenientes de China y Brasil avanzan sin freno, mientras la demanda de las terminales cae y arrastra a todo el entramado de proveedores nacionales. En un contexto de apertura comercial, sustitución por piezas externas y desplome del contenido local, la industria marca un déficit récord y pierde capacidad de producción.
El autopartismo registró un déficit de u$s 7400 millones entre enero y septiembre de 2025, un salto del 9,8% interanual y del 18% respecto del trimestre previo. Las importaciones crecieron 8,7% y las exportaciones apenas avanzaron 1,1%, según datos de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC).
Fabricantes de repuestos para reposición -el segmento más expuesto a las compras asiáticas- son los primeros en sentir el impacto: China arrasa en precio y volumen, mientras que los proveedores vinculados a las terminales colocan cada vez menos piezas en los vehículos “fabricados” en Argentina, cada vez más ensamblados con partes importadas.
Hasta septiembre, las importaciones del sector alcanzaron u$s 8386 millones y las exportaciones se ubicaron en u$s 982 millones, profundizando el desequilibrio estructural.
Fábricas que bajan la persiana
“En el mercado de reposición, el autopartismo nacional está siendo arrasado por China. Además, la llegada masiva de modelos ensamblados bajo el sistema CKD deja cada vez menos espacio para proveedores locales”, señaló un especialista del sector automotriz.
El deterioro se refleja en cierres de plantas. En las últimas semanas, la multinacional sueca SKF, radicada en Tortuguitas desde 1917, cerró su línea de producción de rodamientos y despidió a 150 personas. La estadounidense Dana también anunció el final de la producción de transmisiones y suspensiones en San Luis, donde 50 empleos quedarán en la calle. El sector emplea a 50.000 trabajadores directos.
Un Gobierno sin política industrial
“No existe una agenda estatal procompetitiva. Sólo medidas que facilitan las importaciones con la expectativa de bajar precios, pero cuyo efecto directo es la caída del contenido local en la industria automotriz”, explicó a este medio un economista especializado en manufactura.
Brasil, históricamente más competitivo por escala, amplificó esa ventaja frente a una Argentina más abierta y sin incentivos productivos. Entre enero y septiembre, el comercio bilateral de autopartes dejó para el país un déficit de casi u$s 2000 millones, un 9% más que en 2024.
A ello se suma que Brasil concentra las inversiones de automotrices chinas orientadas a la electromovilidad. Argentina no sólo quedó fuera de ese proceso: también importa vehículos eléctricos sin pagar el arancel externo del 35%, con un costo fiscal estimado en u$s 4000 millones en cinco años.
“El problema no es que se importen autos, sino que no se exporten. La competitividad está trabada: el Gobierno cobra retenciones a las exportaciones automotrices y se las quitó al crudo; es inexplicable”, alertó un consultor.
Reposición desbordada y producción dependiente
Las autopartes importadas para vehículos producidos localmente representan el 65% del total de compras externas del sector. El mercado de reposición muestra, además, incrementos extraordinarios: las importaciones crecen entre 50% y 130% en rubros como baterías, neumáticos y amortiguadores.
Los segmentos más deficitarios, según AFAC, son transmisiones, piezas eléctricas y motores.
Los sistemistas son los que podrían generar un encadenamiento productivo. Van generando eslabones de productos nacionales. Sin embargo, compran importados y no hay integración nacional en ninguna etapa.
China manda: autos desarmados para ensamblar
El avance del sistema CKD -vehículos 100% desarmados que se importan y ensamblan en el país- limita el contenido nacional de forma estructural.
Entre los nuevos modelos se destacan la Volkswagen Amarok, ensamblada en General Pacheco; y las Fiat Titano y RAM Dakota, cuyos kits llegan desde China y se arman en Córdoba con niveles de integración que el sector califica como “lánguidos”.
Renault dejó de fabricar la Nissan Frontier en Córdoba, lo que impactó de lleno en proveedores locales. La marca francesa planea producir la pick-up Niagara, pero con la gran mayoría de las piezas provenientes de Brasil.
El acuerdo ACE 14 entre Argentina y Brasil establece el cálculo de contenido local basado en materiales, componentes y mano de obra. Actualmente, la integración promedio se ubica por debajo del 30%.
El deterioro del tejido productivo quedó expuesto con el anuncio de la empresa Metropol, que adquirió 150 micros a GNC en China. La firma argumentó que la operación implicó un ahorro del 30% en la inversión total, incluso pagando el arancel del Mercosur, y que los plazos de entrega eran sustancialmente menores. También destacó que los repuestos para mantenimiento cuestan “20 veces menos” que los ofrecidos en el mercado local.