PP festejó su partida tirando la muni por la ventana

Mientras el cartel de neón con el número diez y las letras PP titilaban y la música suave invitaba al relax, algunos recordaban los años compartidos y no faltaron los chistes de ocasión. Como si se tratara de la fiesta de egresados del jefe que llegó al sillón de calle Rivadavia hace diez años atrás de la mano de Mauricio, el otrora adolescente ya crecido en estas lides, festejó con su equipo, su salida.

Tal vez por pedido del diez o por pudores compartidos, el ágape se mantuvo bajo cuatro llaves y en el más estricto silencio. Después de todo, la historia no está como para tirar manteca al techo y festejar en medio del berrinche de la inmensa mayoría de juninenses que no llegan a fin de mes y otros miles que esperan el municipio les cumpla sus promesas de seguridad, tranquilidad, higiene y varios etcéteras más, no daba para exponerlo como alguno lo deseó.

En el coqueto salón, la pantalla mostraba su 'abnegada lucha y esfuerzo familiar' y a la hora del discurso, el electo senador desgranó todo lo que entregó para que los juninenses vivan mejor. Bueno, ante la duda de los hechos, quedaron sus dichos, él lo cree y por eso lo dijo. Repasó sus años vividos y no olvidó el agradecimiento a su equipo, por las labores aportadas.

Seguro por eso el encuentro fue para los íntimos, que fueron unos cuantos. Desde el cuñado-sucesor del licenciado jefe comunal hasta su equipo de prensa que no lo abandonó ni a sol ni a sombra, pasando por otros beneficiados; todos sonrieron por el tiempo compartido.

Tuvieron sus motivos, les fue bien de la mano del diez. Y mejor quedar bien, porque PP ya dijo que por ahí, si todo sigue según sus planes, de acá a unos años, podría volver al sitio que acaba de dejar. Después de todo, licencia no es lo mismo que renuncia y mejor tener el bolsito a medio armar.

Al final, todos elevaron sus copas y posaron con los diplomas que certificaron su paso por la escuelita municipal amarilla durante estos diez años.

Mientras adentro apuraban los últimos tragos,  algunos desconfiados que escuchaban la música desde la vereda, cruzaron sus dudas, compartida por otros más alejados al encuentro: ¿Habrán hecho una vaquita para compartir la comilona o los gastos fueron pagados por los que quedaron afuera?