Las áreas de gobierno de la municipalidad de Junín son una contradicción en sí mismas, por ejemplo, el área de Control Ciudadano, parece algo de otro planeta en un distrito donde nadie controla nada, salvo claro está que sea para joder a los vecinos que tienen que ir a trabajar o a los que deben caminar por las calles con obstáculos por la mugre o los pastizales.
Otras de las áreas, es “Seguridad Vial”, cuando en realidad caminar, o circular por las calles de Junín es poner en riesgo la propia vida, efectivamente por el descontrol que se vive en forma cotidiana.
Pero lo que no faltan, son los privilegios para la casta de funcionarios que reciben premios por su tarea por parte de organismos reconocidos y que seguramente también fueron engañados por los “espejitos de colores” que venden Petrecca y sus muchachos.
Sirva este prólogo para dar un ejemplo claro de todo lo dicho y que está frente a los ojos de quienes transitan por pleno centro de Junín.
Justamente en Benito de Miguel está prohibido el estacionamiento de ambas manos entre Rivadavia y Belgrano, en una de las entradas al palacio municipal y la Iglesia Matriz San Ignacio.
Los carteles están a la vista y quien ose dejar allí su vehículo será multado y/o remolcado por la grúa de los eficientes inspectores de tránsito.
Pero, como el ejemplo no cunde entre la casta de funcionarios, la cuadra está llena de los automóviles de estos privilegiados que, en lugar de administrar eficientemente el distrito, utilizan su cargo para hacer lo que se les canta con sus vehículos que además tienen todos los gastos pagos (combustible, seguros, arreglos, services, etc.) a cargo de los juninenses.
Y mientras corren presurosos al escenario a recibir el premio y sacarse la foto por tarea vial, luego son los primeros infractores. Y mientras el ejemplo es inexistente, también lo es el respeto hacia estos “servidores de sus propios intereses” que si no fuera porque están a nuestro cargo y somos responsables de sus andanzas, debiera darnos vergüenza ajena.